Waldo Munizaga
waldomunizaga@hotmail.com
Los actuales carniceros de la historia han comprendido que para que sus crímenes puedan considerarse religiosamente “absueltos” no sólo basta con asesinar a sus víctimas de la forma más despiadada y cobarde, sino que ahora también se les torna menester, con el mismo descaro, masacrar todo posible alegato o huella que se haya originado tras su violenta carnicería. Obligado se les presenta hoy el pillaje de tener que robarles a las víctimas incluso su misma condición de víctimas.
Tan amplia ha sido la experiencia que han acumulado en materia de tormentos y salvajismo que últimamente sus propios compinches de “travesuras”, el Departamento de Estado Norteamericano, tuvo que sugerirles cuidar un poco más las formalidades en su descarado exterminio. Tan grande se ha tornado su odio que su cinismo comienza ha rayar en la idiotez.
Últimamente el Sionismo Internacional, después de un supuesto y muy sospechoso “atentado”, según ellos de un comando de más de veinticinco personas, a una Sinagoga en la ciudad de Caracas; se ha dado a la tarea de aparatosamente buscar solidaridad del pueblo venezolano en contra del gobierno de Hugo Chávez por, según ellos, alimentar sentimientos antisemitas.
De haber existido alguno el único posible “delito” que ha podido incurrir el gobierno venezolano durante la masacre al pueblo palestino, es el haber sido oportuna y contundentemente consecuente con su naturaleza antiimperialista y enemigo frontal del Terrorismo de Estado con el que algunos gobiernos arrasan recurrentemente a pueblos enteros y totalmente desarmados, amén de imponer la supremacía de sus intereses. Éste y no otro ha sido el verdadero y único “delito” que ha “amenazado” y “ofendido” al Sionismo Internacional. El no haber permito que por medio de un silencio cómplice les hayan manchado las manos de sangre inocente.
Conducta transparente y decididamente humanitaria que muchos, más por cobardía que por diplomacia, prefirieron desconocer. De tal calibre serían las imposiciones que se impartieron que ni siquiera la rapiña de la farándula osaron montarse en una tarima y organizar un Concierto Por La Paz (Sanz, Montaner, Bosé, Juanes).
Quién sino exclusivamente el Sionismo puede hoy resucitar en el mundo el sentimiento antisemita con su inocultable naturaleza asesina. Su investigada forma como ha sembrado el horror durante décadas convincentemente les ha valido a ya no ser las grandes víctimas de la historia sino como los nuevos salvajes de la misma.
Su cinismo sólo es comparable al de quienes diariamente se creen con moral para hablar de libertad y democracia embargando e invadiendo pueblos desarmados en nombre de la Paz.
Por último, ampliamente es sabido que no ha sido la primera y no será la última vez que los poderosos simulen atentados en su contra para justificar posteriores invasiones o represalias. Desde el auto-hundimiento del MAINE que posibilitó el consenso en los EEUU para la declaración de guerra a España (1898) y futura anexión de Cuba, pasando por el “descuido” en el inminente bombardeo japonés a Pearl Harbor (1941), hasta el ahora ni tan inesperado, ni mucho menos claro, atentado del 11 de Septiembre (2001), ha sido la más recurrente forma como han “esculpido” el actual mapa político internacional. Cinismo y estrategia que podría estarse fraguando tras el misterioso “atentado” a la Sinagoga de Caracas.
waldomunizaga@hotmail.com
Los actuales carniceros de la historia han comprendido que para que sus crímenes puedan considerarse religiosamente “absueltos” no sólo basta con asesinar a sus víctimas de la forma más despiadada y cobarde, sino que ahora también se les torna menester, con el mismo descaro, masacrar todo posible alegato o huella que se haya originado tras su violenta carnicería. Obligado se les presenta hoy el pillaje de tener que robarles a las víctimas incluso su misma condición de víctimas.
Tan amplia ha sido la experiencia que han acumulado en materia de tormentos y salvajismo que últimamente sus propios compinches de “travesuras”, el Departamento de Estado Norteamericano, tuvo que sugerirles cuidar un poco más las formalidades en su descarado exterminio. Tan grande se ha tornado su odio que su cinismo comienza ha rayar en la idiotez.
Últimamente el Sionismo Internacional, después de un supuesto y muy sospechoso “atentado”, según ellos de un comando de más de veinticinco personas, a una Sinagoga en la ciudad de Caracas; se ha dado a la tarea de aparatosamente buscar solidaridad del pueblo venezolano en contra del gobierno de Hugo Chávez por, según ellos, alimentar sentimientos antisemitas.
De haber existido alguno el único posible “delito” que ha podido incurrir el gobierno venezolano durante la masacre al pueblo palestino, es el haber sido oportuna y contundentemente consecuente con su naturaleza antiimperialista y enemigo frontal del Terrorismo de Estado con el que algunos gobiernos arrasan recurrentemente a pueblos enteros y totalmente desarmados, amén de imponer la supremacía de sus intereses. Éste y no otro ha sido el verdadero y único “delito” que ha “amenazado” y “ofendido” al Sionismo Internacional. El no haber permito que por medio de un silencio cómplice les hayan manchado las manos de sangre inocente.
Conducta transparente y decididamente humanitaria que muchos, más por cobardía que por diplomacia, prefirieron desconocer. De tal calibre serían las imposiciones que se impartieron que ni siquiera la rapiña de la farándula osaron montarse en una tarima y organizar un Concierto Por La Paz (Sanz, Montaner, Bosé, Juanes).
Quién sino exclusivamente el Sionismo puede hoy resucitar en el mundo el sentimiento antisemita con su inocultable naturaleza asesina. Su investigada forma como ha sembrado el horror durante décadas convincentemente les ha valido a ya no ser las grandes víctimas de la historia sino como los nuevos salvajes de la misma.
Su cinismo sólo es comparable al de quienes diariamente se creen con moral para hablar de libertad y democracia embargando e invadiendo pueblos desarmados en nombre de la Paz.
Por último, ampliamente es sabido que no ha sido la primera y no será la última vez que los poderosos simulen atentados en su contra para justificar posteriores invasiones o represalias. Desde el auto-hundimiento del MAINE que posibilitó el consenso en los EEUU para la declaración de guerra a España (1898) y futura anexión de Cuba, pasando por el “descuido” en el inminente bombardeo japonés a Pearl Harbor (1941), hasta el ahora ni tan inesperado, ni mucho menos claro, atentado del 11 de Septiembre (2001), ha sido la más recurrente forma como han “esculpido” el actual mapa político internacional. Cinismo y estrategia que podría estarse fraguando tras el misterioso “atentado” a la Sinagoga de Caracas.
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