Serenata de amor en Davos

Carlos Fernández-Vega

- Serenata de amor en Davos

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- El “opositor”, años después


Timbiriche de corazón, a su patética obra musical en Davos (Another brick –¿brake?– in the wall y Riders in the storm) Felipe Calderón añadió una serenata de amor para ratificar su afinidad con Ernesto Zedillo y su modus operandi: no sólo lo “reivindicó” hasta la ignominia, sino que, paroxístico, propuso un Fobaproa mundial “para salvar la crisis”.

Por lo visto, del “cielo de la oposición” al “infierno del gobierno” (o “suelo, como dice Presidencia que dijo el michoacano) sólo hay un foro Económico Mundial de por medio, en el que Agustín Carstens, a la diestra de Calderón, repetía el estribillo: en el “rescate” bancario “se hizo lo mejor que se pudo”.

Del doctor “catarrito” se entiende: nunca ha negado su amor y pasión por el Fobaproa (“soy totalmente Banco de México”), y como director de Investigación Económica (1994-1998) de esa institución colaboró para tal fin con los dos gobernadores (Miguel Mancera Aguayo y Guillermo Ortiz, primero como secretario de Hacienda de Zedillo) que dieron cuerpo al “rescate” bancario y su 20 por ciento del PIB. En ese equipo también participaba Francisco Gil Díaz, como vicegobernador, a la postre, según sus palabras “enterrador” oficial del Fobaproa.

¿Pero Felipillo, el “opositor”? En aquel caliente mayo de 2006, en plena batalla electoral, el michoacano se retorcía por la denuncia pejista sobre su abierta cuan decisiva participación en la “legalización” del Fobaproa (1998). Una y otra vez lo negó en la rebatinga mediática de aquellos tiempos, para casi tres años después no sólo aceptarlo, sino presumirlo y promoverlo como “solución mundial” a la crisis.

“Ahora te comprendo mucho mejor”, dijo Calderón a Zedillo en Davos. Pero, ¿qué decía el michoacano cuando vivía en “el cielo de la oposición”? Ejercitemos la memoria: el 9 de diciembre de 1998 Felipe, entonces presidente nacional del PAN, juró que su partido “no votará a favor de la propuesta oficial sobre el Fobaproa (...) si Guillermo Ortiz Martínez no renuncia al cargo de gobernador del Banco de México; es su bronca”. Ese día la directiva panista sostuvo dos reuniones –en una de ellas se apersonaron Vicente Fox y Diego Fernández de Cevallos– con los dirigentes de sus fracciones parlamentarias, en las que determinaron “no aprobar ni un centavo para el servicio de la deuda del Fobaproa”. Incluso, Carlos Medina Plascencia –a la sazón líder de la bancada en San Lázaro– decía que “Ortiz Martínez no es un chivo expiatorio para darle una salida al Fobaproa; más bien es un chivo en cristalería”.

Un día después, por la mañana, Felipillo reiteraba que su partido “no dará marcha atrás en su exigencia de que renuncie el gobernador del Banco de México y no votará en la Cámara de Diputados el Fobaproa”, y reprendía a los banqueros por su apoyo a Guillermo Ortiz. Aseguraba, también, que “el problema bancario y financiero es producto de la ineptitud gubernamental (...) que ahora implica causar un daño irreversible para muchas generaciones; se desecha por improcedente la iniciativa y pretensión del Ejecutivo (Zedillo) de convertir a deuda pública los pasivos del Fobaproa. ¡No al Fobaproa!...”

Por la noche de ese mismo 10 de diciembre de 1998 se conoció que el PAN “cedió en su demanda de que renuncie el gobernador del Banco de México, y llegó a un acuerdo con el Ejecutivo (Zedillo) en torno al Fobaproa, lo que (...) fue negado tajantemente por el PAN. Sin embargo, los priístas apuestan a que Medina Plascencia maneje bien la situación al interior de su bancada, y el dictamen que crea el IPAB se apruebe el 12 de diciembre. Parte del acuerdo PAN-gobierno era no difundir la concertacesión, pero un gobierno presionado y un PRI desesperado se encargaron de filtrar el convenio, negociado en el Club de Banqueros”. Además, el PRI y el Ejecutivo (Zedillo) aceptarían algunas de las propuestas panistas, entre ellas las reformas para que el capital extranjero participara a 100 por ciento en los tres grandes bancos del país (Banamex, Bancomer y Serfin). El presidente de la Asociación de Banqueros de México, Carlos Gómez y Gómez anunció: “tenemos Fobaproa este fin de semana”.

Y lo tuvieron el domingo 13 de diciembre de 1998. Ese día el secretario general adjunto del Comité Ejecutivo Nacional del PAN, Germán Martínez (hoy presidente del blanquiazul por dedazo calderonista) presumía: “ha quedado cerrada la herida, pues se terminó el debate del Fobaproa... ya no podrán seguir lucrando con el Fobaproa... los panistas seguiremos cerrando las heridas de los problemas nacionales”.

El mismo día Felipe Calderón justificó la aprobación del Fobaproa-IPAB por parte del PAN: “si no se hubiera aprobado la iniciativa el sistema financiero mexicano hubiera quebrado, el peso mexicano hubiera dejado de tener el apoyo del Banco de México, y se hubieran registrado efectos mucho más graves que su costo fiscal actual de 320 mil millones de pesos; el panismo pretende reducir hasta la mitad el saldo” (al 31 de diciembre de 2008, dicho costo superó los 745 mil millones de pesos, o 133 por ciento de aumento entre una y otra fecha, sin considerar el pago de intereses y la amortización de pagarés, los cuales, con el voto panista, se entregaron a cuatro grandes bancos).

La crónica de aquel día señala: “Calderón destacó que es inminente la salida de Guillermo Ortiz como gobernador del Banco de México (ratificado en 2005 por el entonces presidente Fox), y de Eduardo Fernández de la presidencia de la CNBV (sólo dejó esa posición al cierre del sexenio zedillista). La conferencia de prensa de Calderón fue apresurada, pues al dirigente nacional del PAN le urgía presenciar la final del partido de futbol entre Necaxa y Chivas... Cinco de los seis gobernadores panistas en el país, Vicente Fox, Fernando Canales Clariond, Ignacio Loyola, Alejandro González Alcocer y Felipe González –no asistió Alberto Cárdenas Jiménez– se presentaron en la sede nacional del blanquiazul para apoyar al Comité Ejecutivo, a los diputados y senadores en torno a las decisiones que adopten relacionadas con el problema bancario y financiero en el país”.

Junto con el dirigente nacional panista (Calderón), los diputados blanquiazules anunciaron su decisión en torno al Fobaproa: “se fincarán responsabilidades políticas y penales a funcionarios, empresarios y banqueros que hayan incurrido en desviación u operación ilegal en el manejo del fondo bancario; no encubriremos a nadie, no cejaremos en nuestra exigencia” (reunión panista –legisladores y dirigencia– en Puerto Vallarta, 17 y 18 de agosto de 1998, en la que participó el Felipillo como líder nacional). Resultado: encubrieron a todos.

Las rebanadas del pastel

Casi una década atrás (13 de diciembre de 1998), Felipe Calderón se comprometió a dar “una explicación pública a los mexicanos del por qué el PAN aprobó la iniciativa (sí al Fobaproa). La haré a fin de evitar consecuencias de tipo electoral y político para mi partido”. Pues bien, lento pero seguro: recién la dio en Davos.

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