Jesús Anaya Rosique
La filósofa francesa Barbara Cassin se interroga sobre las implicaciones del fenómeno Google, “imperio de la información y del comercio en escala planetaria”. Examina las prácticas con las que ha afianzado su poderío y la moral que representa cuando se pretende “universal y democrático”. A partir de la ya mítica historia de la invención de Google hacia 1995-96 por Sergey Brin y Larry Page, dos jóvenes estudiantes de doctorado en Stanford, su estruendosa entrada en la Bolsa en 2004 y los servicios que ofrece actualmente, Cassin analiza una cuestión decisiva: “en qué es democrático Google, y de qué democracia se trata”.
Uno de los big fours, con Microsoft, Yahoo! y AOL (todos de EU y que “cada vez más ofrecen lo mismo”), Google se ubica como el “mejor” motor de búsqueda por Internet, basado en un algoritmo secreto llamado PageRank, propiedad de la universidad de Stanford y bajo licencia exclusiva de Google hasta 2011. Pero no se debe confundir Google con Internet (“la maravilla de la comunicación realizada”). Cassin recorre el prodigioso desarrollo de la red mundial y sus principales avatares: Wikipedia, la World Wide Web, Internet Archive…
Un nombre (Google) que se hizo verbo: “to google”, sinónimo exitoso de “búsqueda en Internet”. Nuestra autora bucea en el origen del término, ”ortografía modificada de googol, o 10¹ºº… aparece en Finnegan’s Wake, de James Joyce”, define qué es un motor de búsqueda y la anatomía de Google, al igual que sus funciones: ”almacenar la mayor cantidad posible de datos y de la mejor manera indexarlos, analizar las preguntas y responderlas”. Su misión: “organizar toda la información del mundo y hacer el bien… ¡Google, el fin del caos… la segunda misión de Estados Unidos”. Es “una saga del capitalismo” y Cassin describe su evolución, la lucha a muerte contra Microsoft, su valor bursátil y cómo se vuelve rentable su misión: “A diferencia de Yahoo!, Google no mezcla búsqueda y publicidad… gana un centavo por clic… comercia con palabras clave (Google AdWords y desde 2003, AdSense)”.
Aunque en nuestra época “vivir eficazmente es vivir con una información adecuada” y estamos en la “sociedad del conocimiento”, éste supone su difusión y por eso “se le puede confundir con la información”. En cuanto a la “privacidad”, la autora dice que a partir de la “renuncia de garantías” que impone Google, “cada uno de nosotros, computadora mediante, es una base de datos siempre consultable de la que a priori es posible hacer cualquier uso”. Y está la presión de los gobiernos: Bush y el “Patriot Act”, el mercado chino: “Google hipócrita, Yahoo! cómplice de la represión contra los disidentes… el objetivo universal ya no es creíble: no se tiene acceso a las mismas informaciones desde Nueva York que desde Pekín”.
Cassin señala que libros y lenguas son dos ámbitos culturalmente refractarios a Google: lo prueba la historia de Google Book Search, que se inicia en 2005 para digitalizar en los diez años venideros 15 millones de títulos provenientes de las principales bibliotecas occidentales… Surgen las resistencias de bibliotecarios, editores y autores; y la competencia… Está el “molesto” problema de los derechos… la política de los hechos consumados, el fair use y el copyleft, aunque Cassin reconoce la necesidad de “reinventar otro tipo de reglamentación del copyright… ya es difícil justificar los derechos de propiedad establecidos al comienzo del capitalismo industrial”. Enumera las ventajas e inconvenientes de crear una biblioteca digital controlada por Google y las opciones, entre otras una estrategia “europea”, aunque favorece la “altermundialización como desglobalización”. Otro tema relevante es la invasión catastrófica del globish (“global english”), los infortunios de las demás lenguas y del multilingüismo, la precariedad de la traducción automática… Cassin concluye que “Google se presenta como un campeón de la democracia cultural, pero sin cultura ni democracia”.
anaya.jess@gmail.com
*Barbara Cassin, Googléame. La segunda misión de los Estados Unidos, FCE Argentina, Buenos Aires 2008 (tr. del francés, Albin Michel, París 2007), $111, 160 pp. ISBN 978-950-557-751-4
La filósofa francesa Barbara Cassin se interroga sobre las implicaciones del fenómeno Google, “imperio de la información y del comercio en escala planetaria”. Examina las prácticas con las que ha afianzado su poderío y la moral que representa cuando se pretende “universal y democrático”. A partir de la ya mítica historia de la invención de Google hacia 1995-96 por Sergey Brin y Larry Page, dos jóvenes estudiantes de doctorado en Stanford, su estruendosa entrada en la Bolsa en 2004 y los servicios que ofrece actualmente, Cassin analiza una cuestión decisiva: “en qué es democrático Google, y de qué democracia se trata”.
Uno de los big fours, con Microsoft, Yahoo! y AOL (todos de EU y que “cada vez más ofrecen lo mismo”), Google se ubica como el “mejor” motor de búsqueda por Internet, basado en un algoritmo secreto llamado PageRank, propiedad de la universidad de Stanford y bajo licencia exclusiva de Google hasta 2011. Pero no se debe confundir Google con Internet (“la maravilla de la comunicación realizada”). Cassin recorre el prodigioso desarrollo de la red mundial y sus principales avatares: Wikipedia, la World Wide Web, Internet Archive…
Un nombre (Google) que se hizo verbo: “to google”, sinónimo exitoso de “búsqueda en Internet”. Nuestra autora bucea en el origen del término, ”ortografía modificada de googol, o 10¹ºº… aparece en Finnegan’s Wake, de James Joyce”, define qué es un motor de búsqueda y la anatomía de Google, al igual que sus funciones: ”almacenar la mayor cantidad posible de datos y de la mejor manera indexarlos, analizar las preguntas y responderlas”. Su misión: “organizar toda la información del mundo y hacer el bien… ¡Google, el fin del caos… la segunda misión de Estados Unidos”. Es “una saga del capitalismo” y Cassin describe su evolución, la lucha a muerte contra Microsoft, su valor bursátil y cómo se vuelve rentable su misión: “A diferencia de Yahoo!, Google no mezcla búsqueda y publicidad… gana un centavo por clic… comercia con palabras clave (Google AdWords y desde 2003, AdSense)”.
Aunque en nuestra época “vivir eficazmente es vivir con una información adecuada” y estamos en la “sociedad del conocimiento”, éste supone su difusión y por eso “se le puede confundir con la información”. En cuanto a la “privacidad”, la autora dice que a partir de la “renuncia de garantías” que impone Google, “cada uno de nosotros, computadora mediante, es una base de datos siempre consultable de la que a priori es posible hacer cualquier uso”. Y está la presión de los gobiernos: Bush y el “Patriot Act”, el mercado chino: “Google hipócrita, Yahoo! cómplice de la represión contra los disidentes… el objetivo universal ya no es creíble: no se tiene acceso a las mismas informaciones desde Nueva York que desde Pekín”.
Cassin señala que libros y lenguas son dos ámbitos culturalmente refractarios a Google: lo prueba la historia de Google Book Search, que se inicia en 2005 para digitalizar en los diez años venideros 15 millones de títulos provenientes de las principales bibliotecas occidentales… Surgen las resistencias de bibliotecarios, editores y autores; y la competencia… Está el “molesto” problema de los derechos… la política de los hechos consumados, el fair use y el copyleft, aunque Cassin reconoce la necesidad de “reinventar otro tipo de reglamentación del copyright… ya es difícil justificar los derechos de propiedad establecidos al comienzo del capitalismo industrial”. Enumera las ventajas e inconvenientes de crear una biblioteca digital controlada por Google y las opciones, entre otras una estrategia “europea”, aunque favorece la “altermundialización como desglobalización”. Otro tema relevante es la invasión catastrófica del globish (“global english”), los infortunios de las demás lenguas y del multilingüismo, la precariedad de la traducción automática… Cassin concluye que “Google se presenta como un campeón de la democracia cultural, pero sin cultura ni democracia”.
anaya.jess@gmail.com
*Barbara Cassin, Googléame. La segunda misión de los Estados Unidos, FCE Argentina, Buenos Aires 2008 (tr. del francés, Albin Michel, París 2007), $111, 160 pp. ISBN 978-950-557-751-4
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