El FMI: ¿seremos importadores petroleros?

Antonio Gershenson

El Fondo Monetario Internacional (FMI) dijo que dada la "declinación de exportaciones petroleras", en nuestro país sería "el sector público (Pemex) un importador petrolero neto tan pronto como en 2013". Esto lo escribió el FMI en su reporte de país número 09/53, fechado el 13 de febrero pasado, como parte de las consultas del artículo cuarto sobre 2008.

Hace tiempo abandonó al conjunto de exportadores petroleros netos la nación más reciente en hacerlo: Indonesia. A raíz de esto, ese país salió de la OPEP. Y quienes comentaron "¿quién sigue?", coincidieron en México. El tiempo que estimaban para que esto sucediera variaba entre cinco y diez años. Es explicable que el rango haya sido tan abierto, porque en esto no sólo cuentan cuánto se exporta y cuánto se importa en cantidad, sino el precio de cada componente, y éstos varían de diversas formas y son más difíciles de prever a lo largo de varios años. Además, depende de una serie de políticas que se sigan.

El FMI omitió un componente importante sobre el momento en que México deje de ser exportador petrolero neto: las importaciones. Sólo menciona la declinación de las exportaciones. Para mostrar que las importaciones son un componente muy importante, van unos ejemplos. Entre 2004 (año de nuestra máxima producción petrolera) y 2008 (del cual Pemex ya publicó cifras para todo el año) las importaciones de gasolinas aumentaron de 95 mil barriles diarios a 336 mil: un incremento de 254 por ciento. Aunque de diesel se importa menos, el porcentaje de aumento fue mayor en este mismo periodo: de 3 mil barriles diarios a 67 mil, más de 22 veces, o sea más de 2200 por ciento. Y por supuesto que con este aumento explosivo en las importaciones, sumado a las exportaciones declinantes, llegará más pronto el momento en que México sea importador petrolero neto.

Además, podemos empezar a cuantificar el dato que sí menciona el FMI, las exportaciones, que son de petróleo crudo. Éstas pasaron en el mismo periodo 2004-2008 de un millón 870 mil barriles diarios a un millón 403 mil. La reducción fue de 25 por ciento. Para tener una idea más precisa de los años que siguen, vamos a ver cómo se ha reducido la producción del mismo crudo.

La reducción empieza despacito: 0.4 por ciento en 2005 (en todos los casos, frente al año inmediato anterior) y una baja de 1.5 por ciento en 2006. En 2007 ya la reducción es de 5.3 por ciento, y en 2008, de 9.2 por ciento. Durante este periodo la principal declinación es en el yacimiento supergigante Cantarell y su baja se compensa parcialmente por el yacimiento vecino Ku-Maloob-Zaap (KMZ), en crecimiento, pero cuya producción es de poco más de un tercio que la máxima de Cantarell, y su crudo es más pesado que el Maya. Pemex ha anunciado que el KMZ llega al máximo de producción en 2010 y luego empieza a declinar, así que en años siguientes el total tenderá a bajar más rápido que la tendencia actual.

Ni el FMI ni nosotros tomamos en cuenta la nueva refinería. Entre que no se ve que le pongan muchas ganas, que no quieran empezar ya las obras y se quieran esperar, por lo pronto, hasta fin de este año o principios del próximo, y que incluso la previsión del informe de Pemex sobre la nueva refinería tome como referencia la entrada en operación en 2015, es obvio que si el año de referencia del FMI es 2013, pues de esa nueva refinería, ni hablar.

No nos metemos a tratar de predecir años para el momento de la importación neta de la que habla el FMI. Pero los hechos mencionados apuntan a que ese escenario está enfrente. Podría cambiar sólo si hubiera un cambio en el país, como lo muestra el hecho que en Brasil estén programadas para entrar en operación refinerías en 2011, 2012, 2013 y 2014, en el plan de cinco años recién aprobado.

Puede y debe haber otros cambios, encaminados a contrarrestar el aumento salvaje en el consumo de gasolina, por ejemplo. No sólo tenemos un aumento en el número de vehículos, sino una proliferación de camionetas y otros tragagasolina. Entre las alternativas para consumir menos hay varias de la que en diferentes momentos hemos hablado.

El uso del etanol (alcohol), en primer lugar como aditivo, sustituye una parte de la gasolina. No se debe sacar del maíz, para no afectar la alimentación. Se están desarrollando técnicas para obtener etanol de plantas que no requieren del tipo de suelo en el que se pueden producir alimentos; por ejemplo, zonas montañosas o semidesérticas. Mientras, se puede extraer el etanol de la caña de azúcar, como ya se ha hecho, pero adaptando el proceso a las necesidades de la mezcla con gasolina.

El uso de automóviles con motores híbridos reduce el consumo de gasolina hasta la mitad. Las flotillas de gobiernos y organismos públicos deben ser convertidas a éstas y otras alternativas. Se debe volver a construir el sistema ferroviario y aprovecharlo para mover la carga en vez del transporte por carretera. Se debe aumentar el uso del transporte público en las ciudades. Con medidas como éstas, contenemos la expansión salvaje en el consumo de gasolina que ya vimos que existe.

Si se mantienen las políticas vigentes de permitir que siga el aumento creciente de las importaciones de hidrocarburos, puede resultar hasta optimista la previsión del FMI de 2013.

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