El camino de la Paz en Colombia no tendrá Piedad

Waldo Munizaga

waldomunizaga@hotmail.com


Bien podría parecer que la Paz en Colombia ha perdido frente a la Violencia de los Santos una de sus mejores intérpretes y representantes: la Piedad.

A pesar de la momentánea y muy pasajera alegría que nos produjo ese prometedor acto de presenciar como unos algo incrédulos colombianos volvían a la vida en los brazos de sus familiares y amigos, Colombia y su porvenir recibió un nuevo y más fuerte golpe.

Seguro la envidia y el temor del merecido centimetraje que lograba el camino de Piedad Córdoba en los corazones y en las esperanzas de los colombianos, ha sido la causa fundamental para que algunos buscaran y encontraran la manera de sacarla de su ilusión, ver una Colombia reconciliada y más equitativa.

Ahora aquellos ojos que con tanta alegría rejuvenecían esperanzas a partir de las lágrimas y la posibilidad cierta de poder ver el retorno de los que aun faltan y que en la soledad de la selva colombiana sin más remedio que rezar para que no los olviden, a partir de este aciago momento no podrán contar con alguien que al precio de su propia seguridad seriamente amenazaba al poder y arrogancia de unos inamovibles mucho más culpables que las propias armas que durante décadas han derramado la sangre de Colombia.

Cuán terrible habrá sido la bajeza y la cobardía empleada para diezmar la voluntad de alguien que en momentos se le vio incluso más fuerte y decidida que la propia guerra. Los testimonios logrados por los que recientemente alcanzaron la libertad y la vida gracias a los esfuerzos de esta mujer, son reveladores. Crónicas irrefutables del permanente pretender por parte del gobierno granadino sabotear militarmente salidas pacíficas a la liberación de los retenidos.

Más allá de la guerrilla y del gobierno granadino es en el pueblo colombiano donde se halla inequívocamente el verdadero poder para dar término este prolongado conflicto. Gracias al descomunal y certero poder mediático de los que realmente promueven y se enriquecen de este conflicto, el pueblo colombiano ha sido adormecido en su desangrar.

A pesar de que el gobierno y cierto importante grupúsculo sector del pueblo colombiano se encuentre apostando que el final del conflicto se haya próximo con la derrota de la guerrilla, nuevas y fatales víctimas continuaran alimentando la voracidad de las por sí populadas estadísticas de su estupidez.

Mientras se siga manteniendo y recrudeciendo el estado de injusticias que ha imperado en ese país durante todo este tiempo, y que indiscutiblemente ha sido el principal desencadenador del conflicto, la guerrilla tendrá pueblo y el pueblo tendrá guerrilla como darle frente y defenderse de la hostilidad permanente del gobierno.

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