Crecimiento negativo no es crecimiento

Celso C. Hernández Rojas.

El gobierno ilegitimo de Felipe Calderón ha formulado, como una parte de la solución de la crisis, la implementación de la llamada reforma laboral, que en términos económicos no es otra cosa que la reducción de los costos laborales, es decir que el valor de la fuerza de trabajo se reduzca para que ello impacte en el precio de las mercancías.

Esta singular forma de ver el problema de la crisis, deriva de una visión sesgada de la realidad, a fin de cuentas esta ha sido la visión empresarial desde finales de los años ochenta, cuando en el cambio de modelo de acumulación, lo que se señalaba era que la competitividad se lograría si se ofertaba fuerza de trabajo barata y por ende las mercancías tendrían bajos precios.

Ahora lo que hemos visto es que estructuralmente la crisis deviene porque hay una excesiva intermediación financiera, que fue el elemento principal que ocasiono que el sistema se colapsara y lo que se necesita es que haya una mayor regulación del capital; el argumento de la fuerza de trabajo barata en un marco de mercados abiertos puede ser atractivo para algunos, sin embargo no resuelve la crisis.

La solución a los problemas debe de buscarse en el lugar adecuado, en ese sentido, y viendo las cosas desde un punto de vista más objetivo, lo que debemos señalar que se requiere, es, que las empresas no encarezcan sus costos financieros de operación contratando créditos en cada parte del proceso de producción y distribución, a fin de aminorar el precio final de las mercancías, pero este transito puede ser muy largo e implica la destrucción de capital, como estamos viendo ahora, no obstante es la solución que hasta ahora podemos apuntar.

Buscar soluciones en lugares equivocados lo que hace es perder un tiempo precioso mientras somos desplazados de los mercados, como ocurre ahora. Y sin un ánimo catastrofista lo que debieran de preguntarse estos personajes del gobierno, es el porqué hasta de los organismos internacionales, como el del Fondo Monetario Internacional (FMI) -a los cuales concurre siempre el Secretario de Hacienda Agustín Cartens -, pronostican para nuestro país para 2009, un crecimiento negativo de -0.3%, (el informe del FMI , se dio a conocer el 13 de febrero, no obstante que esta fechado al seis del mismo). Como recordaremos el año pasado la expectativa era de 1.7%, después tanto Banco de México como Hacienda , consideraron apenas en Enero que sería del 1% o incluso del 0.5%, pero ahora el FMI ha señalado que el deterioro de la economía se ha dado de forma muy rápida de octubre a la fecha, por ello, incluso, podría ser que este pronóstico a mitad del año fuese revisado, yéndose aún más a la baja. En todo caso se concluye que la recuperación se vería en el transcurso de 2010.

Y coincidentemente con el anuncio del FM I, el INEGI a ha dado a conocer las cifras sobre el empleo, tomadas del cuarto trimestre de 2008, en el que se muestra un desempleo abierto del 4.3% de la población económicamente activa ( PEA ), es decir poco más de un millón 900 mil personas.

Todo ello no resume la expresión total de la crisis, ya que nos enfrentamos con una disminución de la entrada de remesas, lo mismo que de los ingresos petroleros por la declinación de su producción, y aunque este fin de semana parece que repuntara el tipo de cambio, la inestabilidad ha obligado al Banco de México a salir a ofertar dólares baratos para mantenerlo, no ha cesado; lo mismo que la salida de capitales de corto plazo que se ubican por los 50 mil millones de dólares.

Por ello, al hacer una evaluación de la situación económica, lo menos que se percibe es que se están buscando soluciones donde no las hay, o en su caso aplicando las medidas que de forma incorrecta fueron sugeridas por dichos organismos internacionales, como la que se expresa en el informe citado del FM I, que recomienda la ampliación de la base fiscal , es decir el aumento de los que pagan impuesto , cosa poco probable en la situación de crisis y con la estructura y cultura fiscal que existen en nuestro país.

El FMI es muy claro cuando da a conocer sus informes, lo que señala respecto a México , es que se deberá seguir una política expansiva en la recaudación fiscal, fiel a este consejo Cartens y sus operadores en el Congreso plantearon un crecimiento del presupuesto, de 2.5 a 3.1 billones de pesos; a la pregunta de donde se iban a sacar estos 500,000 millones de pesos, plantearon una mayor recaudación con un crecimiento en el IETU (Impuesto Empresarial a Tasa Única) y una mejor recaudación fiscal.

Ante el consejo del FMI, hoy solo vemos que cuando se dice que esta situación de crisis permitirá expandir la recaudación fiscal, es que lo que menos se piensa, racionalmente, es pagar impuesto cuando el aparato productivo se encuentra paralizado o incluso en franco retroceso; por ello más le valdría a este gobierno ilegitimo revaluar sus medidas y sus diagnósticos.

Partiendo de la premisa de que existen salidas diferentes para el tratamiento de la crisis, lo primero que se tiene que establecer es el tipo de medidas que se pueden y deben permitir, porque de lo contrario solo se pierde el tiempo, como en un principio cuando se negó la afectación del país, o con la posición de que la crisis es culpa y sucede en el exterior, se debe tener claro que eso ya no importa, que lo que se necesita es saber que hacer porque en eso hay diferencias, por ejemplo en 2004, se tenía un programa de choque y se actuaba en consecuencia, aquí lo que se ha hecho son medidas antíciclicas, que pueden ser buenas, pero son tan pequeñas que resultan intrascendentes ya que al aplicarse solamente se ve que ya no se tiene una clara proporción de lo que se debe hacer.

Obviamente no queda clara la forma en como se esta atacando el problema económico en el país, si dijéramos que son medidas postkeynesianas estaríamos señalando que se esta tratando de administrar la crisis sobre los mismos fundamentos neoliberales y esto lejos de llevarnos a la esperanza de remontar la crisis pareciera que nos hunde más, el pronostico de recuperación en 2010, esta bien para la economía global, y norteamericana, pero para México puede resultar no cierta en la medida en que no se cambien los fundamentos del sistema y se siga, por ejemplo, prohijando las grandes ganancias de los banqueros, sector que por lo demás se debe regular, sino se quiere que esta administración de la crisis termine condicionando las posibilidades de desarrollo del país.

Por lo demás, no se pretende que en lo inmediato surjan medidas mágicas, así como tampoco ver un plan de choque; casi siempre hemos vivido la aplicación de paquetes de medidas económicas antipopulares, que afectan directamente a las condiciones de vida de los trabajadores, pero cuando menos, sí, que las decisiones de política económica no sean tan heterodoxas que pareciera, como han señalado algunos autores, la existencia de un estado fallido, porque no tienen la capacidad de tomar medidas en una dirección definidla.

Lo que sí nos queda claro es, que un gobierno fruto del fraude electoral y respaldado por los empresarios y banqueros, no puede establecer un plan económico ligado a los intereses populares, esperar algo así sería vano, pero cuando menos sí, que sea definido en sus mediadas, es decir que sea consecuente, ¿sería mucho pedir?

* Taller de Economía Social y Políticas Públicas de la UNAM.

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