Conclusiones del Foro Social Mundial

Miguel Concha

Al terminar los trabajos del octavo Foro Social Mundial (FSM), al que tuve la oportunidad de asistir acompañando a la Comisión de Justicia y Paz de los dominicos y dominicas de Brasil, miembros del Comité Organizador Internacional informaron que 133 mil personas provenientes de 142 países participaron en las 2 mil 310 actividades autogestionadas que se realizaron en Belem do Pará, del 28 al 31 de enero pasado. En éstas se inscribieron 489 instituciones, organizaciones, colectivos o movimientos de África, 119 de América Central, 155 de México y América del Norte, 334 de Asia, 4 mil 193 de América del Sur y 491 de Europa. Por primera vez Oceanía estuvo representada con 27 de estas entidades.

Significativamente, en el enorme campamento dedicado a los derechos humanos se reunieron durante estos días 10 mil personas, lo que se considera un récord, y en él estuvieron representadas centenas de redes y organizaciones. Un promedio de 250 personas asistieron a cada una de las numerosas actividades que allí se realizaron, en las que sobre todo se discutió sobre las violaciones a los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales, llevadas a cabo por los gobiernos y las empresas con sus grandes proyectos hidroeléctricos, mineros y agropecuarios, sobre la criminalización de los movimientos sociales, y sobre las persecuciones y amenazas que padecen defensoras y defensores de derechos humanos.

Se informó igualmente que se llevaron a cabo 200 reuniones más, en las que participaron aproximadamente mil artistas, que representaron la diversidad cultural de los pueblos del mundo. Y que la prensa colaboró con 4 mil 500 profesionales de la comunicación: 2 mil acreditados y otros 2 mil que informaron sobre las actividades, conectándose por medio de Internet. Este conjunto comprendió periodistas independientes y representantes de 800 medios acreditados de comunicación de 30 países, entre ellos La Jornada, de México, que por cierto en el encuentro promovido por la revista Margen Izquierda, de la Editorial Boitempo, sobre el futuro del foro, fue repetidamente reconocida por el sociólogo Emir Sader, ante un auditorio atestado de gente, como un periódico crítico excepcional en el mundo.

Teniendo en cuenta la Carta de Principios, que establece que el FSM no tiene carácter deliberativo, y que aunque funcione como instancia articuladora no tiene la pretensión de ser un espacio de representatividad de la sociedad civil mundial, al final de la tarde del pasado domingo se leyeron los documentos elaborados en 22 asambleas temáticas, en los que se sintetizaron los principales puntos que se discutieron durante los cuatro días del foro. Teniendo como ejes los derechos humanos, la justicia ambiental, los derechos colectivos de los pueblos, y acciones para preservar la región panamazónica, en ellos se establecen compromisos para seguir enfrentando integralmente las consecuencias de muerte del sistema capitalista, que en la óptica de los movimientos sociales del mundo ha generado una economía, una política y una civilización totalmente desconectadas de las necesidades más elementales de los pueblos y de los derechos de la naturaleza.

Como siempre ha sucedido en todos estos foros, en esa asamblea general se acordaron también una serie de acciones internacionales de los movimientos sociales, que incluyen para este año movilizaciones para defender el derecho humano al agua y su administración no comercial y sustentable durante el foro promovido por las multinacionales en Estambul, Turquía, a partir de la tercera semana de marzo; su presencia en el encuentro de los principales países industrializados y emergentes en Londres, los primeros días de abril, para presionar al mundo por una alternativa a la actual crisis inédita del sistema capitalista, y el 4 de abril en Estrasburgo, ante el Parlamento Europeo, y después, el 28 de julio en Italia, para seguir promoviendo un mundo sin armas y sin guerras. Para el 12 de octubre está prevista una movilización global de las organizaciones indígenas contra la mercantilización de la vida, los transgénicos y la defensa de sus derechos a la tierra y a sus territorios, y en diciembre de este año en Copenhague, escenario de la reunión de la ONU sobre el cambio climático, un encuentro global para promover las conclusiones del foro sobre este urgente tema.

En torno a los ejes de la criminalización de la protesta social, la violencia de género, la discriminación y los derechos económicos, sociales y ambientales, la declaración del foro sobre derechos humanos establece también propuestas concretas de solidaridad entre las organizaciones y los movimientos sociales, campañas globales y mecanismos de vigilancia, control y comunicación para detener el avance en las violaciones a los derechos humanos por parte de agentes particulares y de gobiernos, así como acciones de solidaridad con el pueblo palestino y la autodeterminación de las naciones y los pueblos originarios.

Al final del foro casi todos los comentarios de los participantes coincidieron en que éste va en la dirección correcta, cada vez más fortalecido por la crisis actual del sistema capitalista, pero que es necesario atraer a más entidades de Asia, África, el este de Europa y otras regiones del mundo. Quedó, sin embargo, sin resolver la polémica, también cada vez más intensa, de si el foro puede asumir tomas de posición más concretas en torno de temas urgentes, así sea por medio de las Asambleas de los Movimientos Sociales.

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