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Venezuela concluyó 2008 con 40 mil 55 millones de dólares de reservas, cinco mil 772 millones por encima de lo registrado a principios de ese año, según reporte del Banco Central de Venezuela (BCV).
El último informe del pasado año, el 30 de diciembre, indica que la cifra se reparte entre 39 mil 227 millones de dólares en las arcas del BCV y 828 millones en el Fondo de Estabilización Macroeconómica.
La misma fuente indicó el 2 de enero de 2008 que el país suramericano contaba con 33 mil 473 millones de dólares en el BCV y 810 en el Fondo de Estabilización Macroeconómica.
Este fondo fue creado en 1998 para evitar que las fluctuaciones del ingreso petrolero afecten el equilibrio fiscal, cambiario y monetario nacional y sustituyó al Fondo de Inversión para la Estabilización Macroeconómica.
El nivel actual casi triplica el de las reservas a fines de 1998, cuando ganó las elecciones el presidente Hugo Chávez, pues el 31 de diciembre se estimaron en 14 mil 849 millones de dólares.
La reserva venezolana se alimenta de la diferencia entre el precio de venta de la cesta petrolera venezolana y el establecido en el presupuesto de la nación, quinta exportadora mundial de crudos.
El presidente Chávez ha dicho que, aunque el país se prepara para enfrentar los embates de la crisis financiera mundial, que redujeron el nivel de los precios de petróleo, el país se encuentra en buenas condiciones para resistir cualquier impacto.
Además de la fortaleza económica, expresada en el crecimiento del producto interno bruto (PIB) durante 20 trimestres consecutivos, Chávez cuenta con las reservas internacionales de divisas y otros mecanismos financieros.
En los últimos 10 años, gracias a la aplicación de una política de alto contenido social, Venezuela ha dedicado gran parte de sus recursos a reducir el índice de desigualdad social, mediante una estrategia de mejor distribución de los ingresos.
Una de las vías aplicadas ha sido el financiamiento con los ingresos petroleros de una serie de programas sociales (misiones) destinados a garantizar salud y educación gratuita, entre otros servicios, a los sectores tradicionalmente marginados.
Venezuela concluyó 2008 con 40 mil 55 millones de dólares de reservas, cinco mil 772 millones por encima de lo registrado a principios de ese año, según reporte del Banco Central de Venezuela (BCV).
El último informe del pasado año, el 30 de diciembre, indica que la cifra se reparte entre 39 mil 227 millones de dólares en las arcas del BCV y 828 millones en el Fondo de Estabilización Macroeconómica.
La misma fuente indicó el 2 de enero de 2008 que el país suramericano contaba con 33 mil 473 millones de dólares en el BCV y 810 en el Fondo de Estabilización Macroeconómica.
Este fondo fue creado en 1998 para evitar que las fluctuaciones del ingreso petrolero afecten el equilibrio fiscal, cambiario y monetario nacional y sustituyó al Fondo de Inversión para la Estabilización Macroeconómica.
El nivel actual casi triplica el de las reservas a fines de 1998, cuando ganó las elecciones el presidente Hugo Chávez, pues el 31 de diciembre se estimaron en 14 mil 849 millones de dólares.
La reserva venezolana se alimenta de la diferencia entre el precio de venta de la cesta petrolera venezolana y el establecido en el presupuesto de la nación, quinta exportadora mundial de crudos.
El presidente Chávez ha dicho que, aunque el país se prepara para enfrentar los embates de la crisis financiera mundial, que redujeron el nivel de los precios de petróleo, el país se encuentra en buenas condiciones para resistir cualquier impacto.
Además de la fortaleza económica, expresada en el crecimiento del producto interno bruto (PIB) durante 20 trimestres consecutivos, Chávez cuenta con las reservas internacionales de divisas y otros mecanismos financieros.
En los últimos 10 años, gracias a la aplicación de una política de alto contenido social, Venezuela ha dedicado gran parte de sus recursos a reducir el índice de desigualdad social, mediante una estrategia de mejor distribución de los ingresos.
Una de las vías aplicadas ha sido el financiamiento con los ingresos petroleros de una serie de programas sociales (misiones) destinados a garantizar salud y educación gratuita, entre otros servicios, a los sectores tradicionalmente marginados.
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