El Gasto Público para Empresas y Constructoras
Enrique Kato*.
El gobierno federal, el miércoles con el gabinete en pleno: dirigentes sindicales, dirigentes del Congreso –senadores y diputados-, y gobernadores; presentó el tercer programa anticrisis denominado de apoyo a la economía familiar y al empleo.
El propio Secretario de Hacienda, en otro acto, rodeado de algunos secretarios del gabinete y de algunos gobernadores, afirmó, ante el cuerpo diplomático, que el estímulo a la demanda interna será de 120 mil millones de pesos, o el 1% del PIB. Dadas las expectativas actuales de un decremento de la actividad económica -en 2009-, el estímulo gubernamental mediante estas acciones anticrisis lograrían mantener los ingresos nacionales en 2009 en el mismo nivel que en 2008, lo que equivale a una tasa de crecimiento de 0%, siempre y cuando no se profundice la crisis económica estadounidense.
El primer plan anticrisis se presentó el tres de marzo de 2008 cuando la expectativa de la encuesta de Banco de México a especialistas pronosticaba una reducción del crecimiento nacional de medio punto porcentual. Esas primeras medidas anticrisis consistían en pequeñas reducciones: en el pago de impuestos, en las cuotas patronales al IMSS y en las tarifas eléctricas para la industria y el comercio. Al cabo de unos meses, la desaceleración económica y las expectativas a la baja, aunadas a las quiebras de bancos de inversión e hipotecarias en Estados Unidos, hicieron que en México se presentara un segundo programa anticrisis.
El segundo conjunto de medidas para la reactivación económica se exhiben el ocho de octubre de 2008 de donde destacan la construcción de una refinería -resultado de la lucha en defensa del petróleo- el apoyo a Pymes, mayores recursos públicos en infraestructura y un compromiso para agilizar el ejercicio del gasto público; salvo la refinería, las otras tres medidas se repitieron en este tercer plan anticrisis. Recordemos que el Fondo Nacional de Infraestructura se creó desde inicios de 2008 y el programa nacional de infraestructura se presentó desde julio de 2007 -hace un año y medio- y se sigue presentando en este enero como una medida de reactivación económica y de generación de empleo temporal, cuando los avances o inicio de obras en todo este período son casi nulos.
En octubre pasado todavía no se preveía que hubiera una caída de la economía mexicana durante 2009, pero esta expectativa negativa se confirmó en diciembre y presionó al gobierno federal a presentar un tercer programa anticrisis con 25 medidas, las que podrían dar aliento a los sectores productivos y sociales más marginados; las políticas públicas a estos sectores se ofrecen a cuenta gotas y se les llama apoyo a la economía familiar . Obviamente, de manera clara, apreciamos que se podría hacer mucho más desde el sector público, por ejemplo la universalización de la seguridad social -servicios médicos, vivienda, seguro de desempleo, prestaciones laborales, etc.- Así mismo, también podrían canalizarse más recursos si se fiscalizara el pago de impuestos de las grandes empresas en el país y si se cobraran los créditos fiscales vigentes de hace años.
Entre las medidas más sonadas se habla del congelamiento de la gasolina para 2009, no olvidemos que durante el año pasado se fijaron 33 aumentos y que para finales de año se asignaban de manera semanal. Sin embargo no ha terminado la segunda quincena del año y ya se dio un nuevo aumento. Las revisiones al alza de la gasolina, se decía, eran para equiparar el precio mexicano con los precios internacionales, ahora la gasolina en Estados Unidos se encuentra por debajo de la mexicana, obviamente el precio con respecto de otros países, por ejemplo Venezuela, no tiene ninguna relación con el que se paga en nuestro país. El precio se congeló y el gas podría reducirse. Paradójicamente, el congelamiento y la reducción parecen descripciones del poder adquisitivo de la clase trabajadora.
El manejo del precio de la gasolina, al igual que la medida para renovar electrodomésticos de las familias de bajos recursos, se hacen buscando ganancia política para el Partido Acción Nacional en las elecciones intermedias. Ambas medidas pudieron haberse tomado desde septiembre u octubre pasados, pero se anuncian tardíamente hasta el mes de enero para que las renovaciones de electrodomésticos se realicen hacia la mitad del año.
Las medidas anticrisis se han implantado con mucha mayor velocidad para las empresas. Por ejemplo, recodemos que Comercial Mexicana incrementó su deuda a inicios de octubre, en dos mil millones de dólares por la contratación de instrumentos financieros que le generaron pérdidas por la depreciación del peso mexicano. Unos días antes de terminar ese mes de octubre el gobierno mexicano, a través de Nacional Financiera, ya le había concedido un préstamo por tres mil millones de pesos para que continuara operando sus cerca de 220 unidades: Comercial Mexicana, Costco, Mega Comercial Mexicana, Sumesa, etc, donde laboran unos 35 mil trabajadores. El caso de Comercial Mexicana es uno entre varias empresas con préstamos millonarios del gobierno.
El sistema capitalista actual está dominado por un puñado de oligopolios que controlan la toma de decisiones fundamentales en la economía mundial. Algunos no sólo son financieros o constituidos por bancos o compañías de seguros, sino que son grupos que actúan en la producción industrial, en los servicios, en los transportes, etc. Su característica principal es su financiarización. Con ello conviene comprender que el centro de gravedad de la decisión económica ha sido transferido de la producción de plusvalía en los sectores productivos hacia la redistribución de beneficios ocasionados por los productos derivados de las inversiones financieras. Es una estrategia perseguida deliberadamente no por los bancos, sino por los grupos "financiarizados". Más aún, estos oligopolios no producen beneficios, sencillamente se apoderan de la renta que producen las inversiones financieras .
Este sistema es sumamente provechoso para los segmentos dominantes del capital. Luego, no estamos en presencia de una economía de mercado, como se suele decir, sino de un capitalismo de oligopolios financiarizados. Sin embargo, la huida hacia delante en las inversiones financieras no podía durar eternamente cuando la base productiva sólo crecía con una tasa débil, eso no resultaba sostenible, de ahí la llamada "burbuja financiera", que traduce la lógica del sistema de inversiones financieras. El volumen de las transacciones financieras es del orden de dos mil trillones de dólares cuando la base productiva, el PIB mundial, sólo es de unos 44 trillones de dólares, un gigantesco múltiplo; hace treinta años dicho volumen ni por asomo alcanzaba tal dimensión, esas transacciones se destinaban entonces, principalmente a la cobertura de las operaciones directamente exigidas por la producción y por el comercio nacional e internacional. “La dimensión financiera de ese sistema de los oligopolios finaciarizados era el talón de Aquiles del conjunto capitalista, la crisis debía, pues, estallar por una debacle financiera” Samir Amin, ¿Debacle financiera, crisis sistémica? Informe introductorio - Foro Mundial de las Alternativas - Caracas, Octubre de 2008.
Una salida razonable podría instrumentarse por un mayor control de los mercados de capital, pero como vemos, esta tendencia reduciría drásticamente las tasas de acumulación del propio capital, al parecer mayor racionalidad , mayor control se contrapone con las ganancias extraordinarias.
* Miembro del Taller de Economía Social y Políticas Públicas, de la Facultad de Economía de la UNAM y Profesor de la Universidad Autónoma de Querétaro.
Enrique Kato*.
El gobierno federal, el miércoles con el gabinete en pleno: dirigentes sindicales, dirigentes del Congreso –senadores y diputados-, y gobernadores; presentó el tercer programa anticrisis denominado de apoyo a la economía familiar y al empleo.
El propio Secretario de Hacienda, en otro acto, rodeado de algunos secretarios del gabinete y de algunos gobernadores, afirmó, ante el cuerpo diplomático, que el estímulo a la demanda interna será de 120 mil millones de pesos, o el 1% del PIB. Dadas las expectativas actuales de un decremento de la actividad económica -en 2009-, el estímulo gubernamental mediante estas acciones anticrisis lograrían mantener los ingresos nacionales en 2009 en el mismo nivel que en 2008, lo que equivale a una tasa de crecimiento de 0%, siempre y cuando no se profundice la crisis económica estadounidense.
El primer plan anticrisis se presentó el tres de marzo de 2008 cuando la expectativa de la encuesta de Banco de México a especialistas pronosticaba una reducción del crecimiento nacional de medio punto porcentual. Esas primeras medidas anticrisis consistían en pequeñas reducciones: en el pago de impuestos, en las cuotas patronales al IMSS y en las tarifas eléctricas para la industria y el comercio. Al cabo de unos meses, la desaceleración económica y las expectativas a la baja, aunadas a las quiebras de bancos de inversión e hipotecarias en Estados Unidos, hicieron que en México se presentara un segundo programa anticrisis.
El segundo conjunto de medidas para la reactivación económica se exhiben el ocho de octubre de 2008 de donde destacan la construcción de una refinería -resultado de la lucha en defensa del petróleo- el apoyo a Pymes, mayores recursos públicos en infraestructura y un compromiso para agilizar el ejercicio del gasto público; salvo la refinería, las otras tres medidas se repitieron en este tercer plan anticrisis. Recordemos que el Fondo Nacional de Infraestructura se creó desde inicios de 2008 y el programa nacional de infraestructura se presentó desde julio de 2007 -hace un año y medio- y se sigue presentando en este enero como una medida de reactivación económica y de generación de empleo temporal, cuando los avances o inicio de obras en todo este período son casi nulos.
En octubre pasado todavía no se preveía que hubiera una caída de la economía mexicana durante 2009, pero esta expectativa negativa se confirmó en diciembre y presionó al gobierno federal a presentar un tercer programa anticrisis con 25 medidas, las que podrían dar aliento a los sectores productivos y sociales más marginados; las políticas públicas a estos sectores se ofrecen a cuenta gotas y se les llama apoyo a la economía familiar . Obviamente, de manera clara, apreciamos que se podría hacer mucho más desde el sector público, por ejemplo la universalización de la seguridad social -servicios médicos, vivienda, seguro de desempleo, prestaciones laborales, etc.- Así mismo, también podrían canalizarse más recursos si se fiscalizara el pago de impuestos de las grandes empresas en el país y si se cobraran los créditos fiscales vigentes de hace años.
Entre las medidas más sonadas se habla del congelamiento de la gasolina para 2009, no olvidemos que durante el año pasado se fijaron 33 aumentos y que para finales de año se asignaban de manera semanal. Sin embargo no ha terminado la segunda quincena del año y ya se dio un nuevo aumento. Las revisiones al alza de la gasolina, se decía, eran para equiparar el precio mexicano con los precios internacionales, ahora la gasolina en Estados Unidos se encuentra por debajo de la mexicana, obviamente el precio con respecto de otros países, por ejemplo Venezuela, no tiene ninguna relación con el que se paga en nuestro país. El precio se congeló y el gas podría reducirse. Paradójicamente, el congelamiento y la reducción parecen descripciones del poder adquisitivo de la clase trabajadora.
El manejo del precio de la gasolina, al igual que la medida para renovar electrodomésticos de las familias de bajos recursos, se hacen buscando ganancia política para el Partido Acción Nacional en las elecciones intermedias. Ambas medidas pudieron haberse tomado desde septiembre u octubre pasados, pero se anuncian tardíamente hasta el mes de enero para que las renovaciones de electrodomésticos se realicen hacia la mitad del año.
Las medidas anticrisis se han implantado con mucha mayor velocidad para las empresas. Por ejemplo, recodemos que Comercial Mexicana incrementó su deuda a inicios de octubre, en dos mil millones de dólares por la contratación de instrumentos financieros que le generaron pérdidas por la depreciación del peso mexicano. Unos días antes de terminar ese mes de octubre el gobierno mexicano, a través de Nacional Financiera, ya le había concedido un préstamo por tres mil millones de pesos para que continuara operando sus cerca de 220 unidades: Comercial Mexicana, Costco, Mega Comercial Mexicana, Sumesa, etc, donde laboran unos 35 mil trabajadores. El caso de Comercial Mexicana es uno entre varias empresas con préstamos millonarios del gobierno.
El sistema capitalista actual está dominado por un puñado de oligopolios que controlan la toma de decisiones fundamentales en la economía mundial. Algunos no sólo son financieros o constituidos por bancos o compañías de seguros, sino que son grupos que actúan en la producción industrial, en los servicios, en los transportes, etc. Su característica principal es su financiarización. Con ello conviene comprender que el centro de gravedad de la decisión económica ha sido transferido de la producción de plusvalía en los sectores productivos hacia la redistribución de beneficios ocasionados por los productos derivados de las inversiones financieras. Es una estrategia perseguida deliberadamente no por los bancos, sino por los grupos "financiarizados". Más aún, estos oligopolios no producen beneficios, sencillamente se apoderan de la renta que producen las inversiones financieras .
Este sistema es sumamente provechoso para los segmentos dominantes del capital. Luego, no estamos en presencia de una economía de mercado, como se suele decir, sino de un capitalismo de oligopolios financiarizados. Sin embargo, la huida hacia delante en las inversiones financieras no podía durar eternamente cuando la base productiva sólo crecía con una tasa débil, eso no resultaba sostenible, de ahí la llamada "burbuja financiera", que traduce la lógica del sistema de inversiones financieras. El volumen de las transacciones financieras es del orden de dos mil trillones de dólares cuando la base productiva, el PIB mundial, sólo es de unos 44 trillones de dólares, un gigantesco múltiplo; hace treinta años dicho volumen ni por asomo alcanzaba tal dimensión, esas transacciones se destinaban entonces, principalmente a la cobertura de las operaciones directamente exigidas por la producción y por el comercio nacional e internacional. “La dimensión financiera de ese sistema de los oligopolios finaciarizados era el talón de Aquiles del conjunto capitalista, la crisis debía, pues, estallar por una debacle financiera” Samir Amin, ¿Debacle financiera, crisis sistémica? Informe introductorio - Foro Mundial de las Alternativas - Caracas, Octubre de 2008.
Una salida razonable podría instrumentarse por un mayor control de los mercados de capital, pero como vemos, esta tendencia reduciría drásticamente las tasas de acumulación del propio capital, al parecer mayor racionalidad , mayor control se contrapone con las ganancias extraordinarias.
* Miembro del Taller de Economía Social y Políticas Públicas, de la Facultad de Economía de la UNAM y Profesor de la Universidad Autónoma de Querétaro.
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