Apro / J. Jesús Esquivel
"En este día, nos unimos para proclamar el fin de las quejas mezquinas, de promesas falsas, de las recriminaciones y los dogmas caducos que por mucho tiempo estrangularon nuestras políticas", afirmó Barack Hussein Obama, luego de juramentar como el 44 presidente de Estados Unidos y primero de raza negra en la historia de este país.
En el histórico acto, celebrado en las escalinatas del edificio del Congreso federal, y ante unos 2 millones de personas o más -según cálculos oficiales"al asumir la presidencia de Estados Unidos Obama consumó el derrumbe de la barrera racial que inició el pasado 4 de noviembre con su triunfo en las elecciones presidenciales.
"Ha llegado el tiempo de reafirmar nuestro espíritu perdurable, de elegir una mejor historia, de avanzar llevando con nosotros al regalo precioso; esta noble idea que ha pasado de generación en generación: que Dios nos hizo iguales, libres y que todos merecemos una oportunidad para buscar la felicidad completa", enfatizó Obama en su primer discurso como presidente de Estados Unidos, durante el cual prometió al mundo entero una nueva etapa de relaciones diplomáticas y acabar con las medidas unilaterales impuestas por el ahora expresidente George W. Bush.
"A todas las demás personas --subrayó Obama-- y a los gobiernos que están observándonos el día de hoy; desde la capital más grande hasta la aldea pequeña donde nació mi padre (en Kenia); les digo que Estados Unidos es un amigo de todas las naciones y de todos los hombres, mujeres y niños que buscan un futuro de paz y dignidad", añadió el nuevo presidente de Estados Unidos".
Obama ofreció "rehacer" Estados Unidos y llamó a un pacto nacional para recuperar al país de la crisis económica que atraviesa.
En su mensaje presidencial, habló abiertamente de la trágica situación económica, política, social, moral e internacional que recibe de manos de su antecesor republicano, e hizo énfasis en que su mandato será de unidad y sin caer en las "tentaciones de la arrogancia", las acciones unilaterales e ilegales por el hecho de ejercer sin justificación el poderío bélico estadunidense para intimidar o castigar a países enemigos, o a los que no comulgan con los ideales y credos de la Casa Blanca.
"Recordemos al fascismo y al comunismo que generaciones recientes enfrentaron no sólo con misiles y tanques, sino con alianzas firmes y convicciones perdurables; ellos entendieron que el poder como única arma no podía protegernos, ni nos permitía hacer lo que nos placiera, por el contrario, ellos sabían que el poder crece si se le utiliza de manera prudente, que nuestra justicia emana de las causas justas, de la fuerza de nuestro ejemplo y de las cualidades mesuradas de la humildad y las restricciones", enfatizó el presidente de Estados Unidos, de 47 años de edad.
Obama insistió en que su gobierno perseguirá el camino de diplomacia y del entendimiento dentro del contexto internacional; que trabajará con los viejos amigos y exenemigos para liberar al planeta de una amenaza nuclear, para preservar a la tierra frente a las amenazas del declive ecológico.
No obstante al uso de un lenguaje de unidad y apertura, Obama también lanzó una advertencia a la comunidad internacional, especialmente a los grupos terroristas que tienen en Estados Unidos a un enemigo en común. "No vamos a pedir una disculpa por nuestro modo de vida ni flaquearemos en su defensa; y a todos aquellos que buscan consolidar sus propósitos al inducir el terror y llevar a cabo la masacre de inocentes, nosotros les decimos que nuestro espíritu es fuerte y que no se rinde; y que no nos eliminarán y que los derrotaremos", sentenció Obama.
En relación con la recesión económica, la crisis financiera e hipotecaria, el aumento desmesurado en la tasa de desempleo, la falta de servicios médicos y del sistema educativo, el presidente Obama encomió a su nación a trabajar con él; a consolidar el sueño que inició con su elección y a eliminar los vestigios de un pasado reciente (la presidencia de Bush) que deja dividido a todo un pueblo que, al mismo tiempo, perdió respeto y autoridad ante las demás naciones.
"La pregunta que todos nos hacemos el día de hoy no es para saber si nuestro gobierno es demasiado grande o pequeño, sino para determinar si funciona, si ayuda a nuestras familias a conseguir empleos decentes y bien remunerados; un cuidado que ellos puedan sufragar y una jubilación digna; bueno, la respuesta a esta interrogantes es sí; y además tenemos la determinación de seguir adelante", remató Obama.
Obama pronunció su discurso desde el podium instalado en las escalinatas del Capitolio acompañado por su esposa Michelle, sus hijas Malia, de 10 años de edad; Sasha, de 7; de los expresidentes George W. Bush, Bill Clinton, Bush H.W. Bush y Jimmy Carter, así como de todos los integrantes del Poder Legislativo y Judicial, y de los millones de estadunidenses que, pese a las inclemencias del estado del tiempo --6 grados bajo cero--, se arremolinaron entre el monumento a Abraham Lincoln y el Congreso federal para ser testigos del momento histórico: La toma de poder del primer presidente negro de Estados Unidos.
"En este día, nos unimos para proclamar el fin de las quejas mezquinas, de promesas falsas, de las recriminaciones y los dogmas caducos que por mucho tiempo estrangularon nuestras políticas", afirmó Barack Hussein Obama, luego de juramentar como el 44 presidente de Estados Unidos y primero de raza negra en la historia de este país.
En el histórico acto, celebrado en las escalinatas del edificio del Congreso federal, y ante unos 2 millones de personas o más -según cálculos oficiales"al asumir la presidencia de Estados Unidos Obama consumó el derrumbe de la barrera racial que inició el pasado 4 de noviembre con su triunfo en las elecciones presidenciales.
"Ha llegado el tiempo de reafirmar nuestro espíritu perdurable, de elegir una mejor historia, de avanzar llevando con nosotros al regalo precioso; esta noble idea que ha pasado de generación en generación: que Dios nos hizo iguales, libres y que todos merecemos una oportunidad para buscar la felicidad completa", enfatizó Obama en su primer discurso como presidente de Estados Unidos, durante el cual prometió al mundo entero una nueva etapa de relaciones diplomáticas y acabar con las medidas unilaterales impuestas por el ahora expresidente George W. Bush.
"A todas las demás personas --subrayó Obama-- y a los gobiernos que están observándonos el día de hoy; desde la capital más grande hasta la aldea pequeña donde nació mi padre (en Kenia); les digo que Estados Unidos es un amigo de todas las naciones y de todos los hombres, mujeres y niños que buscan un futuro de paz y dignidad", añadió el nuevo presidente de Estados Unidos".
Obama ofreció "rehacer" Estados Unidos y llamó a un pacto nacional para recuperar al país de la crisis económica que atraviesa.
En su mensaje presidencial, habló abiertamente de la trágica situación económica, política, social, moral e internacional que recibe de manos de su antecesor republicano, e hizo énfasis en que su mandato será de unidad y sin caer en las "tentaciones de la arrogancia", las acciones unilaterales e ilegales por el hecho de ejercer sin justificación el poderío bélico estadunidense para intimidar o castigar a países enemigos, o a los que no comulgan con los ideales y credos de la Casa Blanca.
"Recordemos al fascismo y al comunismo que generaciones recientes enfrentaron no sólo con misiles y tanques, sino con alianzas firmes y convicciones perdurables; ellos entendieron que el poder como única arma no podía protegernos, ni nos permitía hacer lo que nos placiera, por el contrario, ellos sabían que el poder crece si se le utiliza de manera prudente, que nuestra justicia emana de las causas justas, de la fuerza de nuestro ejemplo y de las cualidades mesuradas de la humildad y las restricciones", enfatizó el presidente de Estados Unidos, de 47 años de edad.
Obama insistió en que su gobierno perseguirá el camino de diplomacia y del entendimiento dentro del contexto internacional; que trabajará con los viejos amigos y exenemigos para liberar al planeta de una amenaza nuclear, para preservar a la tierra frente a las amenazas del declive ecológico.
No obstante al uso de un lenguaje de unidad y apertura, Obama también lanzó una advertencia a la comunidad internacional, especialmente a los grupos terroristas que tienen en Estados Unidos a un enemigo en común. "No vamos a pedir una disculpa por nuestro modo de vida ni flaquearemos en su defensa; y a todos aquellos que buscan consolidar sus propósitos al inducir el terror y llevar a cabo la masacre de inocentes, nosotros les decimos que nuestro espíritu es fuerte y que no se rinde; y que no nos eliminarán y que los derrotaremos", sentenció Obama.
En relación con la recesión económica, la crisis financiera e hipotecaria, el aumento desmesurado en la tasa de desempleo, la falta de servicios médicos y del sistema educativo, el presidente Obama encomió a su nación a trabajar con él; a consolidar el sueño que inició con su elección y a eliminar los vestigios de un pasado reciente (la presidencia de Bush) que deja dividido a todo un pueblo que, al mismo tiempo, perdió respeto y autoridad ante las demás naciones.
"La pregunta que todos nos hacemos el día de hoy no es para saber si nuestro gobierno es demasiado grande o pequeño, sino para determinar si funciona, si ayuda a nuestras familias a conseguir empleos decentes y bien remunerados; un cuidado que ellos puedan sufragar y una jubilación digna; bueno, la respuesta a esta interrogantes es sí; y además tenemos la determinación de seguir adelante", remató Obama.
Obama pronunció su discurso desde el podium instalado en las escalinatas del Capitolio acompañado por su esposa Michelle, sus hijas Malia, de 10 años de edad; Sasha, de 7; de los expresidentes George W. Bush, Bill Clinton, Bush H.W. Bush y Jimmy Carter, así como de todos los integrantes del Poder Legislativo y Judicial, y de los millones de estadunidenses que, pese a las inclemencias del estado del tiempo --6 grados bajo cero--, se arremolinaron entre el monumento a Abraham Lincoln y el Congreso federal para ser testigos del momento histórico: La toma de poder del primer presidente negro de Estados Unidos.
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