Carlos Fernández-Vega
- Defender migajas en Davos
- México, último en América Latina
Tras sus declaraciones de ayer en la llamada “sesión-almuerzo individual”, queda claro que el inquilino de Los Pinos no viajó a Davos a “reducir o eliminar las distorsiones informativas” sobre lo que él llama “realidad” mexicana. No, lo hizo para ir a defender migajas y a ufanarse de una tasa de “crecimiento” económico que debería avergonzarlo, al igual que a la clase política y empresarial del país.
Lo dijo así: “en 2008, a pesar de la recesión global, México creció más de 1.5 por ciento. Como saben, en el pasado México ha experimentado severas crisis. Sin embargo, en la situación actual hay una gran diferencia, porque estamos mejor preparados que nunca antes para enfrentar la tormenta. Asimismo, estamos bien preparados porque hicimos la tarea: tenemos finanzas públicas sólidas, una de las más bajas tasas inflacionarias y riesgo-país en la región, un sistema bancario estable y reservas internacionales que equivalen a cuatro veces nuestra deuda extranjera total”.
Pues bien, aún en el caso de que la economía nacional hubiera “crecido” 1.5 por ciento en 2008, o “más”, por enésima ocasión México compartiría laureles con Haití, la nación más pobre del hemisferio occidental, la cual no tiene de dónde agarrarse y mucho menos está “mejor preparada que nunca para enfrentar la tormenta”. De hecho, Haití sobrevive en tormenta permanente. Ello sin considerar que el compromiso original del gobierno calderonista para el año que recién concluyó fue “crecer” a una tasa de 3.5 por ciento “sin reforma fiscal” (léase el nuevo impuesto a las gasolinas, aprobado en 2007) y 3.7 por ciento “con reforma fiscal” (ídem). Y los complacientes legisladores se la aprobaron y el carruaje de 3.7 por ciento se convirtió en calabaza de 1.5 por ciento, “o más”.
Lo anterior en un escenario optimista, porque casi a la par del discurso calderonista en Davos, la Cepal divulgó su más reciente estimación sobre el comportamiento económico en América Latina en 2009, incluido el efecto de la crisis. A estas alturas ya no es para sorprender a nadie, pero en este contexto México ocupa el escalón número 24, de 24 posibles.
Apenas cuatro semanas atrás la estimación del organismo regional indicaba un “crecimiento” de 0.5 por ciento para la economía mexicana al cierre del presente año. Inmediatamente arriba aparecían las economías salvadoreña y costarricense, con uno por ciento, las cuales, sin lugar a dudas, no están “mejor preparadas que nunca para enfrentar la tormenta”. Y escalones aún más arriba se localizaban las economías haitiana y dominicana, con 1.5 por ciento. La Cepal estableció el promedio latinoamericano en 1.9 por ciento, es decir, México “crecería 3.8 veces menos que el promedio citado”.
Pero al finalizar enero, el organismo reclasificó a la economía mexicana para llevarla a un decrecimiento de 0.5 a 0.7 por ciento. De hecho sólo la nuestra, junto con la argentina (uno por ciento negativo), reportaría recesión en 2009. En la más reciente estimación de la Cepal, el promedio latinoamericano se reduce a 0.7 por ciento positivo. Para el caso peruano –el de mayor crecimiento en América Latina en 2009– la diferencia entre las estimaciones de diciembre y las de enero es de medio punto porcentual: no crecería 5, sino 4.5 por ciento; la proyección para Venezuela se redujo a la mitad, pero se mantiene positiva; al igual que los demás países citados. En el caso mexicano, la caída es de un punto porcentual, y esto apenas empieza, o como subraya el organismo, “la región continúa volando, pero como un planeador; los motores del crecimiento se han apagado y la recesión se aproxima”.
Por lo demás, si el grupo The Doors llegara a enterarse, tendría todo el derecho de retorcerse, pues a Felipe Calderón no se le ocurrió mejor idea que intitular su “sesión-almuerzo individual” como riders on the storm (Mexico Overcoming the Crisis), durante la cual dijo aquello de “más de 1.5 por ciento” (¿1.51 por ciento, por ejemplo?) y presumió otra barrabasada (se respeta la sintaxis original): “quisiera comenzar recordando mi participación en Davos hace dos años, en este mismo foro, haber yo tomado la Presidencia bajo situaciones muy complejas; había yo dicho que estábamos comprometidos a transformar a México para convertirse en un país ganador, a convertir a México en un sitio privilegiado para la inversión en el mundo... Hoy, dos años después, me enorgullece informarles que hemos logrado avances significativos en esta tarea…” Cómodamente instalado en su cápsula foxiana, el viajero michoacano ni siquiera se sonrojó al pronunciar esta última frase.
Y si de análisis se trata, ayer en el foro México ante la crisis: ¿qué hacer para crecer?, prácticamente todos los ponentes subrayaron que el laso “bueno” de todo esto es que “cada crisis es una oportunidad”. Sin embargo, en los últimos 30 años México reporta tantas crisis que si, en efecto, cada una de ellas hubiera sido una oportunidad, hoy el país sería el primer mundo del primer mundo, y ya ven.
En tal encuentro se escuchó el monótono y desgastado discurso de las cúpulas empresariales y “obreras”. Salvaron el día el rector de la UNAM, José Narro, y la profesora e investigadora del ITAM, Denise Dresser (“mucha riqueza, pocos beneficiarios, crecimiento estancado, país aletargado, intereses atrincherados, reformas diluidas, poca competencia, baja competitividad, poder concentrado, democracia puesta en jaque; un gobierno que en lugar de domesticar a las criaturas que ha creado, ahora vive aterrorizado por ellas; México no crece, por la forma en la cual se usa y se ejerce y se comparte el poder”). El puma mayor advirtió que la actual crisis “es resultado de una mala administración de riesgos provocada por avaricia, la especulación y la falta de prudencia; hay que aceptar que es producto de un planteamiento agotado, de un sistema que no responde a las necesidades de las mayorías. Por ello, la recuperación basada sólo en la expansión del gasto público es insuficiente; la recuperación debe enmarcarse en una perspectiva más amplia, ya que la crisis no es únicamente económica, sino de valores que afectan a todos los mexicanos: se requiere un acuerdo social amplio, no sólo un arreglo financiero… no puede dejarse de lado que México es un país con una acentuada desigualdad, en el que los datos oficiales advierten que uno por ciento de hogares mexicanos concentra 9.2 por ciento del ingreso total nacional, en tanto que en el otro extremo, el uno por ciento de hogares más pobres sólo obtiene 0.07 por ciento, es decir, 130 veces menos”.
Las rebanadas del pastel
Con un tema de interés nacional, el Club de Periodistas de México invita a su 37 Foro “Afore, ¿de ahorro a engorro?; alternativas jurídicas”. Participan el querido colega Roberto González Amador, Manuel Fuentes Muñiz y Eduardo Miranda Esquivel. Moderan Celeste Sáenz de Mier y José Manuel Orozco. La cita es a las 18 horas en Filomeno Mata 8, Centro Histórico.
- Defender migajas en Davos
- México, último en América Latina
Tras sus declaraciones de ayer en la llamada “sesión-almuerzo individual”, queda claro que el inquilino de Los Pinos no viajó a Davos a “reducir o eliminar las distorsiones informativas” sobre lo que él llama “realidad” mexicana. No, lo hizo para ir a defender migajas y a ufanarse de una tasa de “crecimiento” económico que debería avergonzarlo, al igual que a la clase política y empresarial del país.
Lo dijo así: “en 2008, a pesar de la recesión global, México creció más de 1.5 por ciento. Como saben, en el pasado México ha experimentado severas crisis. Sin embargo, en la situación actual hay una gran diferencia, porque estamos mejor preparados que nunca antes para enfrentar la tormenta. Asimismo, estamos bien preparados porque hicimos la tarea: tenemos finanzas públicas sólidas, una de las más bajas tasas inflacionarias y riesgo-país en la región, un sistema bancario estable y reservas internacionales que equivalen a cuatro veces nuestra deuda extranjera total”.
Pues bien, aún en el caso de que la economía nacional hubiera “crecido” 1.5 por ciento en 2008, o “más”, por enésima ocasión México compartiría laureles con Haití, la nación más pobre del hemisferio occidental, la cual no tiene de dónde agarrarse y mucho menos está “mejor preparada que nunca para enfrentar la tormenta”. De hecho, Haití sobrevive en tormenta permanente. Ello sin considerar que el compromiso original del gobierno calderonista para el año que recién concluyó fue “crecer” a una tasa de 3.5 por ciento “sin reforma fiscal” (léase el nuevo impuesto a las gasolinas, aprobado en 2007) y 3.7 por ciento “con reforma fiscal” (ídem). Y los complacientes legisladores se la aprobaron y el carruaje de 3.7 por ciento se convirtió en calabaza de 1.5 por ciento, “o más”.
Lo anterior en un escenario optimista, porque casi a la par del discurso calderonista en Davos, la Cepal divulgó su más reciente estimación sobre el comportamiento económico en América Latina en 2009, incluido el efecto de la crisis. A estas alturas ya no es para sorprender a nadie, pero en este contexto México ocupa el escalón número 24, de 24 posibles.
Apenas cuatro semanas atrás la estimación del organismo regional indicaba un “crecimiento” de 0.5 por ciento para la economía mexicana al cierre del presente año. Inmediatamente arriba aparecían las economías salvadoreña y costarricense, con uno por ciento, las cuales, sin lugar a dudas, no están “mejor preparadas que nunca para enfrentar la tormenta”. Y escalones aún más arriba se localizaban las economías haitiana y dominicana, con 1.5 por ciento. La Cepal estableció el promedio latinoamericano en 1.9 por ciento, es decir, México “crecería 3.8 veces menos que el promedio citado”.
Pero al finalizar enero, el organismo reclasificó a la economía mexicana para llevarla a un decrecimiento de 0.5 a 0.7 por ciento. De hecho sólo la nuestra, junto con la argentina (uno por ciento negativo), reportaría recesión en 2009. En la más reciente estimación de la Cepal, el promedio latinoamericano se reduce a 0.7 por ciento positivo. Para el caso peruano –el de mayor crecimiento en América Latina en 2009– la diferencia entre las estimaciones de diciembre y las de enero es de medio punto porcentual: no crecería 5, sino 4.5 por ciento; la proyección para Venezuela se redujo a la mitad, pero se mantiene positiva; al igual que los demás países citados. En el caso mexicano, la caída es de un punto porcentual, y esto apenas empieza, o como subraya el organismo, “la región continúa volando, pero como un planeador; los motores del crecimiento se han apagado y la recesión se aproxima”.
Por lo demás, si el grupo The Doors llegara a enterarse, tendría todo el derecho de retorcerse, pues a Felipe Calderón no se le ocurrió mejor idea que intitular su “sesión-almuerzo individual” como riders on the storm (Mexico Overcoming the Crisis), durante la cual dijo aquello de “más de 1.5 por ciento” (¿1.51 por ciento, por ejemplo?) y presumió otra barrabasada (se respeta la sintaxis original): “quisiera comenzar recordando mi participación en Davos hace dos años, en este mismo foro, haber yo tomado la Presidencia bajo situaciones muy complejas; había yo dicho que estábamos comprometidos a transformar a México para convertirse en un país ganador, a convertir a México en un sitio privilegiado para la inversión en el mundo... Hoy, dos años después, me enorgullece informarles que hemos logrado avances significativos en esta tarea…” Cómodamente instalado en su cápsula foxiana, el viajero michoacano ni siquiera se sonrojó al pronunciar esta última frase.
Y si de análisis se trata, ayer en el foro México ante la crisis: ¿qué hacer para crecer?, prácticamente todos los ponentes subrayaron que el laso “bueno” de todo esto es que “cada crisis es una oportunidad”. Sin embargo, en los últimos 30 años México reporta tantas crisis que si, en efecto, cada una de ellas hubiera sido una oportunidad, hoy el país sería el primer mundo del primer mundo, y ya ven.
En tal encuentro se escuchó el monótono y desgastado discurso de las cúpulas empresariales y “obreras”. Salvaron el día el rector de la UNAM, José Narro, y la profesora e investigadora del ITAM, Denise Dresser (“mucha riqueza, pocos beneficiarios, crecimiento estancado, país aletargado, intereses atrincherados, reformas diluidas, poca competencia, baja competitividad, poder concentrado, democracia puesta en jaque; un gobierno que en lugar de domesticar a las criaturas que ha creado, ahora vive aterrorizado por ellas; México no crece, por la forma en la cual se usa y se ejerce y se comparte el poder”). El puma mayor advirtió que la actual crisis “es resultado de una mala administración de riesgos provocada por avaricia, la especulación y la falta de prudencia; hay que aceptar que es producto de un planteamiento agotado, de un sistema que no responde a las necesidades de las mayorías. Por ello, la recuperación basada sólo en la expansión del gasto público es insuficiente; la recuperación debe enmarcarse en una perspectiva más amplia, ya que la crisis no es únicamente económica, sino de valores que afectan a todos los mexicanos: se requiere un acuerdo social amplio, no sólo un arreglo financiero… no puede dejarse de lado que México es un país con una acentuada desigualdad, en el que los datos oficiales advierten que uno por ciento de hogares mexicanos concentra 9.2 por ciento del ingreso total nacional, en tanto que en el otro extremo, el uno por ciento de hogares más pobres sólo obtiene 0.07 por ciento, es decir, 130 veces menos”.
Las rebanadas del pastel
Con un tema de interés nacional, el Club de Periodistas de México invita a su 37 Foro “Afore, ¿de ahorro a engorro?; alternativas jurídicas”. Participan el querido colega Roberto González Amador, Manuel Fuentes Muñiz y Eduardo Miranda Esquivel. Moderan Celeste Sáenz de Mier y José Manuel Orozco. La cita es a las 18 horas en Filomeno Mata 8, Centro Histórico.
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