Celso C. Hernández Rojas
Cuando la perspectiva inmediata no es buena, poco se puede decir; sin embargo, como ahora parece demasiado mala , nada menos que el gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz – la Jornada , sábado 10 de enero de 2009, p. 16-, ha salido a corregir al Secretario de Hacienda, Agustín Cartens – la Jornada , 9 de enero de 2009, p. 22-, ya que aún piensa en un crecimiento del 1% del PIB, mientras que el Banco de México lo sitúa, para este 2009, en el 0%. Esto en el mejor de los casos, ya que, como multitud de analistas privados le han venido señalando al gobierno-, puede llegar a ser negativo, y frente a ello hay muy poco que comentar, como no sea cuestionar los desatinos gubernamentales que en materia económica se han venido ejecutando.
La desgracia del Secretario de Hacienda, es que ahora que ya no es funcionario del Banco Mundial, y ya que carece de talento para dirigir la política económica del país, tenga que ir constantemente a Washington a que literalmente le dicten lo que tiene que hacer y decir; y más aún, contando con el agravante de sumisión a los dictados del Banco Mundial, se aferra a los funcionarios de la administración de George Bush, esto cuando la transición a la era de Barack Obama esta concluyéndose, es por ello que incluso se perciben cada vez más desfasadas las políticas económicas del gobierno.
Sus momentos más controvertidos, al respecto, han sido dos: el anuncio del congelamiento de precios de los artículos de primera necesidad, ante la primera ola de incremento de precios y cuando habiéndose desbordado ya los precios de arroz, frijol, aceite, etc., sale junto con las cadenas comerciales; Wall mart, Soriana, Comercial Mexicana, etc., a señalar que ya no habría incremento de precios. Y no pasemos por alto su actual plan anticrisis al que incluso la iglesia, en voz de la arquidiosis, ha señalado lo insuficiente de las medidas, y diversos analistas -por ejemplo en materia de energía-, señalan que los precios y tarifas son excesivamente altos, que van mucho más allá de los precios del mercado internacional, por ejemplo: en gasolinas, en el gas –que, hasta donde entendemos, se comprometió a bajar un 20% los precios del domestico-, en energía eléctrica donde en todo el Norte y Sureste del país han habido incesantes protestas por las altas tarifas que se les aplica, y en el Diesel donde en el caso de las flotas pesqueras de todo el país se mantiene un paro. Entonces por que solamente congela los precios y no los baja como debiera de ser.
El programa anticrisis, apuesta a la infraestructura pero los recursos son ínfimos, y su repercusión brota en la misma medida, de tal suerte que desde ahora se prevé, como un hecho, el incremento del desempleo en tasas cada vez más altas, incluso sin que se calcule el regreso de connacionales de los EUA, donde, como se señala, la inmensa mayoría se quedará allá a resistir, antes que venir, certeramente, a padecer aquí.
Como lo ha dicho el FMI-Banco Mundial, la crisis por su extensión y profundidad, muy difícilmente será de corto plazo, más bien habrá recuperación por allá de 2011, en el mejor de los casos, y se regularizará la situación en la medida en que disminuya la intermediación financiera, así que detengámonos un momento.
Desde el año pasado se ha venido diciendo que existe una analogía entre el rescate bancario del 94´ en México, con el que se anuncio se iba a operar en Estados Unidos, en ambos casos se apoyaba a los grandes consorcios bancarios para enfrentar su situación de falta de liquidez o problemas derivados de la crisis bancaria, generalmente por cartera vencida, en ambos casos el dinero que se otorgaba tenía un destino común que era convertirse en deuda pública, es decir, terminaría siendo pagado algún día por los contribuyentes.
Las diferencias comenzaban a saltar en las condiciones en que se otorgarían los prestamos o financiamientos, en el caso de México, los empresarios y Bancos fueron rescatados sin ninguna condición, solamente se recabaron los documentos de las deudas y se remataron en algunos casos, en otros se reestructuraron las deudas se sanearon las empresas y se vendieron, las diferencias de valor en libros fueron lo que se sumaron a las perdidas netas y de esta manera funcionó el FOBAPROA, hoy IPAB, que aun administra la deuda.
En el caso de los norteamericanos, no decidieron hacer esto en forma tan libre, para comenzar señalaron que no se podía dar ningún tipo de crédito si no se acreditaban los problemas, y una vez hecho lo conducente se permitía al gobierno nombrar auditores que estuvieran al tanto de los operaciones de las empresas reestructuradas, adicionalmente pedía la garantía de acciones de las empresas o bancos, no sólo los documentos de las deudas, y en consonancia con ello, prácticamente pedían la creación de sociedades mixtas que operaran dichos bancos y empresas, a todo ello no podían negarse los empresarios, no tenían condiciones para ello.
Todo se reduce a que en el fondo se intenta imponer una mayor regulación en los mercados de capital, de manera tal que las empresas reduzcan la intermediación financiera, para que haya una economía real, sustentada en producción concreta y con menos intangibles o intermediación que hace difícil distinguir lo real de lo meramente especulativo.
Habría en el caso de nuestro país, México, cuatro rasgos que se señalan como consecuencias inmediatas de este proceso de crisis: 1) La caída de las exportaciones y de las ventas del mercado interior con perdida de empleos. Habrá que recordar que la tasa del desempleo abierto en noviembre de 2008 se sitúo en el 4.47%, es decir en un solo mes se esfumaron 164 mil empleos – la Jornada , 20 de diciembre de 2008, p. 18-. 2) La contracción de la demanda de exportaciones al mercado interno, aunada a la perdida de empleos repercute en pérdida de poder adquisitivo de los salarios. Es muy claro que para 2008 este escenario se vivió dado que la inflación cierra en el año a 6.57% mientras que los salarios tuvieron un incremento del 4.5%, el escenario en 2009 es parecido, de ahí los reclamos hacia que en el llamado plan anticrisis no se concediera un incremento salarial. 3) Menor crecimiento del crédito empresarial, ya desde antes se ha visto la retracción del crédito bancario, que ni siquiera está a la altura de sus propias declaraciones o compromisos gubernamentales, es una realidad que el financiamiento en la economía mexicana no pasa por la Bolsa Mexicana de Valores sino por otro tipo de circuitos. 4) En ese mismo sentido es un hecho ineludible la devaluación del peso, en cierta medida ésta se ha consolidado al alrededor del 25% de su valor a agosto del 2008, pero ahora de lo que estamos hablando es que en el mercado de capitales éstos han seguido saliendo del país, por más que las tasas de interés estén por encima del 8%, mientras que la tasa de la FED en Estados Unidos sea menor del 1%, este diferencial parece que ya no es suficiente para atraer a la inversión extranjera directa.
Es necesario un nuevo modelo de desarrollo económico para nuestro país, con sentido social, pero además con un criterio de construcción desde abajo, o de lo contrario seguiremos en un modelo neoliberal, que ni sus impulsores norteamericanos reconocen como viable.
Cuando la perspectiva inmediata no es buena, poco se puede decir; sin embargo, como ahora parece demasiado mala , nada menos que el gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz – la Jornada , sábado 10 de enero de 2009, p. 16-, ha salido a corregir al Secretario de Hacienda, Agustín Cartens – la Jornada , 9 de enero de 2009, p. 22-, ya que aún piensa en un crecimiento del 1% del PIB, mientras que el Banco de México lo sitúa, para este 2009, en el 0%. Esto en el mejor de los casos, ya que, como multitud de analistas privados le han venido señalando al gobierno-, puede llegar a ser negativo, y frente a ello hay muy poco que comentar, como no sea cuestionar los desatinos gubernamentales que en materia económica se han venido ejecutando.
La desgracia del Secretario de Hacienda, es que ahora que ya no es funcionario del Banco Mundial, y ya que carece de talento para dirigir la política económica del país, tenga que ir constantemente a Washington a que literalmente le dicten lo que tiene que hacer y decir; y más aún, contando con el agravante de sumisión a los dictados del Banco Mundial, se aferra a los funcionarios de la administración de George Bush, esto cuando la transición a la era de Barack Obama esta concluyéndose, es por ello que incluso se perciben cada vez más desfasadas las políticas económicas del gobierno.
Sus momentos más controvertidos, al respecto, han sido dos: el anuncio del congelamiento de precios de los artículos de primera necesidad, ante la primera ola de incremento de precios y cuando habiéndose desbordado ya los precios de arroz, frijol, aceite, etc., sale junto con las cadenas comerciales; Wall mart, Soriana, Comercial Mexicana, etc., a señalar que ya no habría incremento de precios. Y no pasemos por alto su actual plan anticrisis al que incluso la iglesia, en voz de la arquidiosis, ha señalado lo insuficiente de las medidas, y diversos analistas -por ejemplo en materia de energía-, señalan que los precios y tarifas son excesivamente altos, que van mucho más allá de los precios del mercado internacional, por ejemplo: en gasolinas, en el gas –que, hasta donde entendemos, se comprometió a bajar un 20% los precios del domestico-, en energía eléctrica donde en todo el Norte y Sureste del país han habido incesantes protestas por las altas tarifas que se les aplica, y en el Diesel donde en el caso de las flotas pesqueras de todo el país se mantiene un paro. Entonces por que solamente congela los precios y no los baja como debiera de ser.
El programa anticrisis, apuesta a la infraestructura pero los recursos son ínfimos, y su repercusión brota en la misma medida, de tal suerte que desde ahora se prevé, como un hecho, el incremento del desempleo en tasas cada vez más altas, incluso sin que se calcule el regreso de connacionales de los EUA, donde, como se señala, la inmensa mayoría se quedará allá a resistir, antes que venir, certeramente, a padecer aquí.
Como lo ha dicho el FMI-Banco Mundial, la crisis por su extensión y profundidad, muy difícilmente será de corto plazo, más bien habrá recuperación por allá de 2011, en el mejor de los casos, y se regularizará la situación en la medida en que disminuya la intermediación financiera, así que detengámonos un momento.
Desde el año pasado se ha venido diciendo que existe una analogía entre el rescate bancario del 94´ en México, con el que se anuncio se iba a operar en Estados Unidos, en ambos casos se apoyaba a los grandes consorcios bancarios para enfrentar su situación de falta de liquidez o problemas derivados de la crisis bancaria, generalmente por cartera vencida, en ambos casos el dinero que se otorgaba tenía un destino común que era convertirse en deuda pública, es decir, terminaría siendo pagado algún día por los contribuyentes.
Las diferencias comenzaban a saltar en las condiciones en que se otorgarían los prestamos o financiamientos, en el caso de México, los empresarios y Bancos fueron rescatados sin ninguna condición, solamente se recabaron los documentos de las deudas y se remataron en algunos casos, en otros se reestructuraron las deudas se sanearon las empresas y se vendieron, las diferencias de valor en libros fueron lo que se sumaron a las perdidas netas y de esta manera funcionó el FOBAPROA, hoy IPAB, que aun administra la deuda.
En el caso de los norteamericanos, no decidieron hacer esto en forma tan libre, para comenzar señalaron que no se podía dar ningún tipo de crédito si no se acreditaban los problemas, y una vez hecho lo conducente se permitía al gobierno nombrar auditores que estuvieran al tanto de los operaciones de las empresas reestructuradas, adicionalmente pedía la garantía de acciones de las empresas o bancos, no sólo los documentos de las deudas, y en consonancia con ello, prácticamente pedían la creación de sociedades mixtas que operaran dichos bancos y empresas, a todo ello no podían negarse los empresarios, no tenían condiciones para ello.
Todo se reduce a que en el fondo se intenta imponer una mayor regulación en los mercados de capital, de manera tal que las empresas reduzcan la intermediación financiera, para que haya una economía real, sustentada en producción concreta y con menos intangibles o intermediación que hace difícil distinguir lo real de lo meramente especulativo.
Habría en el caso de nuestro país, México, cuatro rasgos que se señalan como consecuencias inmediatas de este proceso de crisis: 1) La caída de las exportaciones y de las ventas del mercado interior con perdida de empleos. Habrá que recordar que la tasa del desempleo abierto en noviembre de 2008 se sitúo en el 4.47%, es decir en un solo mes se esfumaron 164 mil empleos – la Jornada , 20 de diciembre de 2008, p. 18-. 2) La contracción de la demanda de exportaciones al mercado interno, aunada a la perdida de empleos repercute en pérdida de poder adquisitivo de los salarios. Es muy claro que para 2008 este escenario se vivió dado que la inflación cierra en el año a 6.57% mientras que los salarios tuvieron un incremento del 4.5%, el escenario en 2009 es parecido, de ahí los reclamos hacia que en el llamado plan anticrisis no se concediera un incremento salarial. 3) Menor crecimiento del crédito empresarial, ya desde antes se ha visto la retracción del crédito bancario, que ni siquiera está a la altura de sus propias declaraciones o compromisos gubernamentales, es una realidad que el financiamiento en la economía mexicana no pasa por la Bolsa Mexicana de Valores sino por otro tipo de circuitos. 4) En ese mismo sentido es un hecho ineludible la devaluación del peso, en cierta medida ésta se ha consolidado al alrededor del 25% de su valor a agosto del 2008, pero ahora de lo que estamos hablando es que en el mercado de capitales éstos han seguido saliendo del país, por más que las tasas de interés estén por encima del 8%, mientras que la tasa de la FED en Estados Unidos sea menor del 1%, este diferencial parece que ya no es suficiente para atraer a la inversión extranjera directa.
Es necesario un nuevo modelo de desarrollo económico para nuestro país, con sentido social, pero además con un criterio de construcción desde abajo, o de lo contrario seguiremos en un modelo neoliberal, que ni sus impulsores norteamericanos reconocen como viable.
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