Samuel R. García / uzkediam@gmail.com
Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que toque el tema de la organización ciudadana en este espacio. En la experiencia personal, en mi universidad, hemos intentado coordinar nuestros esfuerzos para mejorar las condiciones de los estudiantes de licenciaturas de la UACM. Se han tenido ciertos avances, pero cambios de fondo aún no, es esto lo que debe perseguir todo tipo de organización: cambios de raíz y no cambios cosméticos.
Debo decir con honestidad que nos hemos encontrado con muchos obstáculos para poder avanzar con mayor eficacia y obtener resultados inmediatos, el trabajo extraclase en la universidad no ha sido sencillo. A pesar de que la labor de información y concientización se ha desarrollado sin problema alguno; además de que las autoridades no ven, ni escuchan, lamentablemente a muchos de nuestros compañeros no les interesa hacer algo para que las cosas mejoren en nuestra casa de estudios. El primer paso desde luego ha sido informar, hacerlo con objetividad, pero el siguiente paso es convencer a la gente de que participe y no sea un simple espectador.
Algo similar ocurre a nivel nacional, la gran parte de la ciudadanía entiende y sabe que muchas cosas están mal dentro del Estado mexicano (lo perciben más como “el gobierno”, “el gobierno está mal”, pero la crisis real no es del gobierno sino del Estado), pero pocos se pronuncian para actuar y resolver dicha crisis. La gran mayoría de líderes políticos de la supuesta oposición (incluyendo a AMLO) insisten en que la vía electoral es el camino, que la única manera de que se pueda hacer algo por México es por medio del voto. ¿Realmente vale, sirve de algo y se respeta nuestro voto? No. Y desde ese punto está mal la postura de la llamada izquierda partidista, pues muchos mexicanos estamos informados de todos los atracos que comete el mal gobierno, sabemos que nos saquean día y noche, nos irritamos y mentamos madres por doquier, pero no estamos convencidos de dar nosotros el golpe definitivo que derive en cambios profundos en nuestro país. La oposición ha dado legitimidad a los gobiernos neoliberales y son un estorbo para la lucha social genuina, mientras se hacen mítines y protestas públicas el hambre de millones de mexicanos no es atendida, por citar un ejemplo.
Y es obvio, ¿quién se quiere aventar el paquete de enfrentar de “tú a tú” al Estado mexicano? No es una tarea sencilla. En nuestra universidad hemos detectado, no una, sino varias redes de corrupción, donde hay personas prepotentes que por tener cierto cargo y funciones determinadas hacen y deshacen con libertad. La mala operación en la universidad tiene como propósito extraer todo lo que se pueda del presupuesto (increíblemente la UACM es la única universidad en el mundo que gasta más en personal administrativo que en docencia y en programas de investigación), para beneficiar a ciertos grupos de personas, desde académicos hasta administrativos y a misma gente fuera de la universidad.
Pero lo anterior no es ninguna novedad, ¿qué institución pública o privada no está contaminada y viciada con lo que sucede al interior del gobierno mexicano? Corrupción, abuso de poder, desvío de recursos, malversación de fondos, etc. Y es por eso que he denominado a mi universidad “El México chiquito”, es la misma cosa que se da a nivel nacional pero sucede a tamaño escala. Y retomando la interrogante del párrafo anterior, pero adecuándola a mi experiencia en la universidad: ¿quién será el valiente para enfrentar de “tú a tú” a los corruptos de la UACM? No hay otra respuesta: los estudiantes.
Por esas razones y muchas más, es que un grupo de compañeros y su servidor hemos asumido el papel de generar cambios en nuestra universidad. Una escuela existe para educar, para impartir conocimiento, no para beneficiarle el bolsillo a unos cuantos vulgares ambiciosos, ni para mantener a los estudiantes en las peores condiciones y por el otro lado, ni para que algunos académicos y administrativos gocen del presupuesto anual, derrochándolo a su capricho y antojo. Los estudiantes tenemos por bandera exigir que las necesidades básicas y elementales sean cubiertas en el presente y se garantice que así será de manera permanente para el disfrute de futuras generaciones de universitarios.
Nos hemos planteado una meta: cambiar las cosas en un pequeño círculo como lo es la UACM, para tener entonces esperanza y experiencia para poder hacer algo a nivel nacional. No digo que dependa únicamente de mí, o del grupo de estudiantes reformistas en la UACM, no, pero es un ejemplo de miles que hay en el país, porque nuestra universidad no es la única con ese tipo de problemas, ejemplos sobran. Pero sí han sido contados los esfuerzos de jóvenes honestos para renovar las cosas en el medio que les rodea, nosotros estamos cansados de tanto abuso y tanto atropello, pero quejarnos no es nuestra costumbre, actuar contra los malos vicios sí es nuestra costumbre.
Considero que para los creyentes de la transición de un año viejo a otro nuevo, éste que ha comenzado, el año 2009, debe de ser el año de la organización ciudadana. Debemos aprender a actuar sin depender de los buenos o repetitivos discursos de uno o más líderes carismáticos, la lucha social es la que cada ciudadano hace para revolucionar su medio, no se debe confundir con el fanatismo, la devoción o simpatía con algún personaje o movimiento. Mucho tiempo se ha desaprovechado y lo mismo recursos se han derrochado, cuando en realidad las condiciones de vida de los mexicanos, lejos de mejorar, empeoran y así seguirá siendo si no hay quien le ponga freno a la clase gandalla de empresarios, políticos y criminales que han secuestrado a nuestra bella nación.
Los invito a que hagan un esfuerzo para identificar cuáles son las cosas que no ha provisto el gobierno local en sus comunidades, incluso también en sus lugares de trabajo y de estudio. Debemos saber qué cosas ha hecho mal el gobierno y exigir que las haga bien y de no hacerlas bien, luchar hasta que salgan esos malos funcionarios y colocar en su lugar a gente honesta y responsable. No necesariamente tenemos que abandonar la posibilidad del voto, habrán condiciones en donde sí se pueda vigilar el voto y postular a candidatos ciudadanos, pero tampoco nos confiemos del todo, esa vía no debe ser la única para que busquemos los cambios. Hay que informar y convencer a más gente de que no debemos esperar a que algo catastrófico suceda en 2010, en nuestras manos está hacer de México una nación de mexicanos.
Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que toque el tema de la organización ciudadana en este espacio. En la experiencia personal, en mi universidad, hemos intentado coordinar nuestros esfuerzos para mejorar las condiciones de los estudiantes de licenciaturas de la UACM. Se han tenido ciertos avances, pero cambios de fondo aún no, es esto lo que debe perseguir todo tipo de organización: cambios de raíz y no cambios cosméticos.
Debo decir con honestidad que nos hemos encontrado con muchos obstáculos para poder avanzar con mayor eficacia y obtener resultados inmediatos, el trabajo extraclase en la universidad no ha sido sencillo. A pesar de que la labor de información y concientización se ha desarrollado sin problema alguno; además de que las autoridades no ven, ni escuchan, lamentablemente a muchos de nuestros compañeros no les interesa hacer algo para que las cosas mejoren en nuestra casa de estudios. El primer paso desde luego ha sido informar, hacerlo con objetividad, pero el siguiente paso es convencer a la gente de que participe y no sea un simple espectador.
Algo similar ocurre a nivel nacional, la gran parte de la ciudadanía entiende y sabe que muchas cosas están mal dentro del Estado mexicano (lo perciben más como “el gobierno”, “el gobierno está mal”, pero la crisis real no es del gobierno sino del Estado), pero pocos se pronuncian para actuar y resolver dicha crisis. La gran mayoría de líderes políticos de la supuesta oposición (incluyendo a AMLO) insisten en que la vía electoral es el camino, que la única manera de que se pueda hacer algo por México es por medio del voto. ¿Realmente vale, sirve de algo y se respeta nuestro voto? No. Y desde ese punto está mal la postura de la llamada izquierda partidista, pues muchos mexicanos estamos informados de todos los atracos que comete el mal gobierno, sabemos que nos saquean día y noche, nos irritamos y mentamos madres por doquier, pero no estamos convencidos de dar nosotros el golpe definitivo que derive en cambios profundos en nuestro país. La oposición ha dado legitimidad a los gobiernos neoliberales y son un estorbo para la lucha social genuina, mientras se hacen mítines y protestas públicas el hambre de millones de mexicanos no es atendida, por citar un ejemplo.
Y es obvio, ¿quién se quiere aventar el paquete de enfrentar de “tú a tú” al Estado mexicano? No es una tarea sencilla. En nuestra universidad hemos detectado, no una, sino varias redes de corrupción, donde hay personas prepotentes que por tener cierto cargo y funciones determinadas hacen y deshacen con libertad. La mala operación en la universidad tiene como propósito extraer todo lo que se pueda del presupuesto (increíblemente la UACM es la única universidad en el mundo que gasta más en personal administrativo que en docencia y en programas de investigación), para beneficiar a ciertos grupos de personas, desde académicos hasta administrativos y a misma gente fuera de la universidad.
Pero lo anterior no es ninguna novedad, ¿qué institución pública o privada no está contaminada y viciada con lo que sucede al interior del gobierno mexicano? Corrupción, abuso de poder, desvío de recursos, malversación de fondos, etc. Y es por eso que he denominado a mi universidad “El México chiquito”, es la misma cosa que se da a nivel nacional pero sucede a tamaño escala. Y retomando la interrogante del párrafo anterior, pero adecuándola a mi experiencia en la universidad: ¿quién será el valiente para enfrentar de “tú a tú” a los corruptos de la UACM? No hay otra respuesta: los estudiantes.
Por esas razones y muchas más, es que un grupo de compañeros y su servidor hemos asumido el papel de generar cambios en nuestra universidad. Una escuela existe para educar, para impartir conocimiento, no para beneficiarle el bolsillo a unos cuantos vulgares ambiciosos, ni para mantener a los estudiantes en las peores condiciones y por el otro lado, ni para que algunos académicos y administrativos gocen del presupuesto anual, derrochándolo a su capricho y antojo. Los estudiantes tenemos por bandera exigir que las necesidades básicas y elementales sean cubiertas en el presente y se garantice que así será de manera permanente para el disfrute de futuras generaciones de universitarios.
Nos hemos planteado una meta: cambiar las cosas en un pequeño círculo como lo es la UACM, para tener entonces esperanza y experiencia para poder hacer algo a nivel nacional. No digo que dependa únicamente de mí, o del grupo de estudiantes reformistas en la UACM, no, pero es un ejemplo de miles que hay en el país, porque nuestra universidad no es la única con ese tipo de problemas, ejemplos sobran. Pero sí han sido contados los esfuerzos de jóvenes honestos para renovar las cosas en el medio que les rodea, nosotros estamos cansados de tanto abuso y tanto atropello, pero quejarnos no es nuestra costumbre, actuar contra los malos vicios sí es nuestra costumbre.
Considero que para los creyentes de la transición de un año viejo a otro nuevo, éste que ha comenzado, el año 2009, debe de ser el año de la organización ciudadana. Debemos aprender a actuar sin depender de los buenos o repetitivos discursos de uno o más líderes carismáticos, la lucha social es la que cada ciudadano hace para revolucionar su medio, no se debe confundir con el fanatismo, la devoción o simpatía con algún personaje o movimiento. Mucho tiempo se ha desaprovechado y lo mismo recursos se han derrochado, cuando en realidad las condiciones de vida de los mexicanos, lejos de mejorar, empeoran y así seguirá siendo si no hay quien le ponga freno a la clase gandalla de empresarios, políticos y criminales que han secuestrado a nuestra bella nación.
Los invito a que hagan un esfuerzo para identificar cuáles son las cosas que no ha provisto el gobierno local en sus comunidades, incluso también en sus lugares de trabajo y de estudio. Debemos saber qué cosas ha hecho mal el gobierno y exigir que las haga bien y de no hacerlas bien, luchar hasta que salgan esos malos funcionarios y colocar en su lugar a gente honesta y responsable. No necesariamente tenemos que abandonar la posibilidad del voto, habrán condiciones en donde sí se pueda vigilar el voto y postular a candidatos ciudadanos, pero tampoco nos confiemos del todo, esa vía no debe ser la única para que busquemos los cambios. Hay que informar y convencer a más gente de que no debemos esperar a que algo catastrófico suceda en 2010, en nuestras manos está hacer de México una nación de mexicanos.
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