Cooperativas: Empleo y Alimento Seguro en Época de Crisis (I/II)

Alberto Guerrero Flores

Los malos gobernantes, patrones explotadores y las altas burocracias de los bancos e instituciones financieras internacionales responsables de las políticas económicas del mundo reconocieron a finales del año 2008 que el sistema capitalista había llegado a su etapa final, que difícilmente podrían seguir engañando a los pueblos de los distintos continentes con el cuento de que iban a acabar con la pobreza, la miseria, la falta de empleos, vivienda, mala educación, enfermedades curables, etc. Se les cayó el “teatrito” de que el “libre mercado” sacaría a la humanidad de todos sus problemas, en más de doscientos años de capitalismo sus gerentes y capataces disfrazados de burócratas-presidentes, primeros ministros, secretarios de Estado y hasta rémoras investidos de reyezuelos y príncipes defendieron y siguen defendiendo el ‘hueso', en forma de ‘chamorro', con el viejo truco de que el sistema capitalista sirve a todos, ricos y pobres.

Después del esclavismo y el feudalismo, se impuso “a todo vapor” el sistema capitalista en el mundo y se continuó la explotación de los trabajadores en los campos y las ciudades, hasta nuestros días, en Europa, Asia, Oceanía, América Latina, África, Oriente y Medio Oriente, la rapiña de los poderosos se incrementó, lo mismo el hambre y la explotación de los pueblos. Los trabajadores en su desesperación y el de sus familias buscaron como salir de la crisis y rescataron el método colectivo de organización para sobrevivir, el trabajo en común, formando lo que se conocen o conocieron como sociedades mutualistas, aún antes que los sindicatos, para autoayudarse y protegerse en caso de desempleo, cesantía, enfermedades, precios excesivos de los productos de primera necesidad, particularmente alimentos, fallecimientos, etc.

En 1844 obreros, algunos con formación socialista, de la comunidad de Rochdale, en Manchester Inglaterra, en donde el capitalismo y la mal llamada “economía de libre mercado” hacían estragos por la explotación de que eran objeto y los raquíticos salarios, los obreros, dijeron ¡basta!, algo así como “ya nos agarraron de sus puerquitos”, no más miseria y explotación; y después de haber vivido la experiencia de las sociedades mutualistas, dichos asalariados, decidieron dar un paso más: organizaron lo que histórica y jurídicamente se reconoce como la primer cooperativa del mundo, la Sociedad Cooperativa de los Justos Pioneros de Rochdale.

En asamblea general los miembros fundadores del proyecto social “Pioneros de Rochdale” acordaron una primer “coperacha” para financiar a la cooperativa, estableciendo una libra por “cabeza” para quien quisiera entrarle, empezaron cuarenta socios. Con la “coperacha” compraron directamente sin intermediarios monopolistas, acaparadores, ni ‘coyotes', los productos de consumo básico, la despensa pues: azúcar, manteca, sal, carne, frutas, legumbres, hortalizas, té, velas, café, galletas, etc; para vender y distribuir entre ellos mismos.

El ejemplo de la cooperativa de consumo cundió como pólvora en toda Europa, de allí se empezaron a formar otras cooperativas, también de producción –los trabajadores formaron sus propias empresas sociales sin patrones explotadores-, cooperativas de ahorro y crédito para facilitar préstamos a los propios socios a tasas de interés del uno o dos por ciento mensual o según lo que decidiera la asamblea general.

A México, migrantes europeos trajeron el método cooperativo y antes de finalizar el siglo diecinueve artesanos y trabajadores de los gremios agrupados en el “Circulo de Obrero de México” le entraron al asunto; ya estaban hartos del desempleo generado por el sistema capitalista y los productos ‘piratas' que en aquellos años se traían también de Europa generando competencia desleal: así, sastres, sombrereros, carpinteros y toda clase de desempleados se empezaron a organizar en cooperativas.

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