Baja el precio del combustible, pero en México se paga muy caro

Carlos Fernández-Vega

Pieza central en la aparatosa presentación en sociedad del ANFEFE-PVM, el anunciado “congelamiento” de precios de las gasolinas que se expenden en el país bien pudo concretarse dos meses atrás, cuando menos, con el fin de atemperar el de por sí rudo efecto inflacionario que en la cadena productiva nacional generaron 35 alzas al hilo en dichos precios, antes de la suntuosa “buena nueva” en Palacio Nacional.

Cuando en la presentación del ANFEFE-PVM (Acuerdo Nacional a Favor de la Economía Familiar y el Empleo-Para Vivir Mejor), el inquilino de Los Pinos hablaba del “sacrificio” que para las finanzas públicas significaba el citado “congelamiento”, los precios de las gasolinas Premium y Magna comercializadas en México se encontraban 33 y 24 por ciento por arriba de los imperantes en el mercado estadunidense, es decir, el subsidio al consumidor mexicano de tiempo atrás desapareció.

Ese generoso diferencial de precios internos con respecto a los del vecino del norte permitió al inquilino de Los Pinos vestir su presentación en Palacio Nacional, hablar de “sacrificios” y anunciar “la decisión de mi gobierno” sobre el susodicho “congelamiento”, en el entendido que en el mundo de la farándula sin drama no hay programa.

Desde principios de noviembre pasado, la Cámara de Diputados, por medio de sus centros de estudio, documentó que desde ese mes desapareció el diferencial de precios de los combustibles expendidos en México y Estados Unidos, de tal suerte que el subsidio a los consumidores nacionales devino en una creciente ganancia a la hora de comercializar el producto. Evidentemente, la Secretaría de Hacienda fingió demencia y mantuvo su política de alzas semanales, hasta acumular 35 cañonazos que certeramente explotaron en los bolsillos de los consumidores.

Así, desde noviembre pasado el gobierno federal debió cancelar dicha política de alzas, y así hubiera contribuido a atemperar el efecto inflacionario que tal práctica provocó en la cadena productiva nacional. Entonces, un anuncio real dentro de un programa contracícilico real hubiera incluido reducciones en los precios de los combustibles y no un “congelamiento” más mediático que efectivo, pues el margen de maniobra es de 33 por ciento en el caso de la Premium y 24 por ciento en la Magna.

Como explica la Cámara de Diputados, “para el ejercicio fiscal 2008 el gobierno federal incluyó el factor externo en la determinación del precio de las gasolinas y el diesel, argumentado que los precios internos se tenían que incrementar hasta ajustarlos con los externos para eliminar el subsidio de carácter regresivo. Sin embargo, la caída de los precios internacionales del petróleo han ajustado a la baja el precio de las gasolinas y el diesel en Estados Unidos, abaratando las importaciones que realiza nuestro país de estos petrolíferos, situación que se tendría que traducir en una reducción del precio interno de las gasolinas y el diesel”, no un mero “congelamiento”.

Los investigadores de San Lázaro apuntan: en Estados Unidos los precios de las gasolinas y el diesel descendieron de agosto a diciembre de 2008, coincidiendo con la caída de los precios internacionales del petróleo. En contrapartida, en México continuaron incrementándose. “Bajo este escenario, la política de precios de las gasolinas y diesel instrumentados en México se tendría que revisar, puesto que el argumento para encarecer estos petrolíferos fue el diferencial de precios existentes entre México y Estados Unidos, para eliminar el subsidio que favorecía a los consumidores”.

Con el descenso de los precios internacionales del crudo, los relativos a gasolinas y diesel en Estados Unidos se han abaratado y en México continúan encareciéndose. “Podemos afirmar que a partir de noviembre de 2008 la gasolina Premium y Magna es más barata en Estados Unidos que en México; el subsidio a los consumidores nacionales ha desaparecido, y con éste, los argumentos para incrementar los precios internamente. La política de precios instrumentada internamente implicaría reducir el precio de la gasolina Premium y Magna hasta igualarlos con los registrados en Estados Unidos”.

Con base en la información proporcionada por Petróleos Mexicanos y el Departamento de Energía de Estados Unidos, la gasolina Premium tuvo un precio promedio de 11.49 pesos por litro en julio de 2008 y se redujo a 7.20 pesos por litro en diciembre de 2008. Para ese mismo periodo, en México pasó de 9.04 a 9.57 pesos por litro. Adicionalmente, en noviembre y diciembre de 2008, la gasolina Premium estuvo 1.46 y 2.37 pesos por litro más cara en México que en Estados Unidos.

En el caso de la gasolina Magna, en Estados Unidos su precio promedio fue de 10.85 pesos por litro en julio de 2008 y se redujo a 6.18 pesos en diciembre de 2008. En México pasó de 7.24 a 7.64 pesos por litro. Entre noviembre y diciembre de 2008, la gasolina Magna estuvo 0.54 y 1.46 pesos por litro más cara en México que en Estados Unidos. Los incrementos en el diesel “aún se justifican”, puesto que en diciembre de 2008 en Estados Unidos se vendió a 8.73 pesos litro y en México a 7.18 pesos. El subsidio que persiste en México es de 1.55 pesos por litro”.

Las rebanadas del pastel

De la lectoría, sobre Bancomer y el asalto a la Ley Federal del Trabajo: “Leí con mucho interés el México SA del 12 de enero-09, respecto al despido de varios empleados de Bancomer con varios años de antigüedad a fin de evitar jubilaciones; por lo anterior y como jubilado de Bancomer desde hace 15 años, comento las injusticias que cometen los dueños ahora extranjeros del banco. Tengo conocimiento de varios compañeros que no aceptaron la liquidación y se han ido a juicio laboral, mismo que tarda en su resolución, generalmente a favor del empleado, hasta más de 5 años. Por la espera paciente y sin recibir de momento salarios, les ha redituado que al ganar el juicio obtengan sueldos caídos y en muchos casos alcancen la jubilación. Por otra parte, para eludir el pago del reparto de utilidades al personal durante varios años, en enero de 2007 hicieron la sustitución patronal creando la denominación BBVA-Bancomer Operadora, SA.de C.V. y con la obligación de aceptarlo por parte del personal en activo. También al personal de recién ingreso les otorgan menos prestaciones como la mitad vacaciones anuales, menos seguro de vida y el servicio médico en el Seguro Social. en vez de servicio médico particular que pagaba el banco, situación deprimente y de incertidumbre constante porque se comenta que a futuro lo pueden aplicar retroactivamente a todo el personal. Observamos que todos estos cambios desfavorables al empleado los han hecho fuera de la ley, ya que el Reglamento para Empleados Bancarios y de Organizaciones Auxiliares que está anexo a la Ley Federal del Trabajo o de la propia Ley Bancaria, que sepamos no se han modificado y donde se establecen las prestaciones económicas y sociales, así como las causas por despido”.

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