Discurso del Presidente Legítimo de México, Andrés Manuel López Obrador, en el acto de entrega de una carta a la empresa televisa, en avenida Chapultepec
Amigas y amigos:
Nuestro movimiento está orientado a transformar la vida pública de México y en todo este proceso es indispensable hacer valer el derecho a la información. Sin medios de comunicación libres, abiertos, plurales y comprometidos con la verdad, no se puede lograr una sociedad mejor ni se puede alcanzar una auténtica democracia.
En nuestro país, la mayoría de los medios de comunicación no sólo no cumplen con su responsabilidad social, sino que actúan como instrumentos de control y manipulación al servicio del régimen decadente que padecemos.
Por ejemplo, desde aquí, desde Televisa, los potentados de México ejercen su dominio sobre la sociedad. Aquí hay más poder que en Los Pinos o que en el Congreso de la Unión porque, en realidad, los dueños de este medio de comunicación forman parte de los hombres y mujeres más ricos e influyentes del país.
Como es lógico, esta élite defiende a toda costa la política económica neoliberal que les permite a las minorías mantener y acrecentar sus privilegios, sin importarles el destino del país, ni mucho menos el sufrimiento de la mayoría de nuestro pueblo.
Por eso, desde la campaña presidencial del 2006, cuando se tenía que elegir entre dos proyectos distintos y contrapuestos de nación, esta élite no dudó en utilizar a los medios de comunicación en contra nuestra para desatar la guerra sucia y avalar el fraude electoral.
Pero no venimos a reclamarles por eso. Venimos a señalarles que ellos son, en buena medida, responsables del desastre en que está sumido el país. No sólo por la manipulación que ejercen, sino principalmente por lo que callan o dejan de informar.
Como muchos sabemos, Televisa es la fábrica más grande de producción de mentiras de México. Pero esto no es lo peor, porque afortunadamente hay millones de ciudadanos concientes que ya no son susceptibles de manipulación.
Lo más grave es su estrategia de no informar sobre los asuntos que verdaderamente interesan y afectan a los mexicanos. Y no es exagerado decir que son los principales administradores de la ignorancia. Ellos se asumen como los grandes censores y deciden qué informar y qué no informar; a quién le abren sus espacios y a quién se los niegan. Y desde luego, hay temas que nunca abordan: guardan silencio sobre las causas de la pobreza, de la migración y de la violencia, a no ser sólo como nota roja; no hablan de la carestía, de la corrupción, de la impunidad, de la violación de los derechos humanos, del contubernio entre el poder económico y el poder político, de la devaluación del peso. Tampoco informan que México ocupa el último lugar en crecimiento económico en todo el continente americano, o que ante la crisis, de nuevo, el gobierno usurpador, en vez de proteger al pueblo, está rescatando con el presupuesto público –que es dinero de todos– a los financieros y a los grandes empresarios.
En esencia, es esta administración de la ignorancia, lo que consideramos el peor de los males. Esto es lo que impide que exista una opinión pública más fuerte, una voluntad colectiva dispuesta a ejercer sus derechos y servir de contrapeso ante los abusos e injusticias que se cometen desde el poder.
Por eso, ante la dictadura de la televisión y de los medios de comunicación en general –con honrosas excepciones– hemos decidido luchar por hacer realidad el derecho del pueblo a la información.
No más mentiras, no más manipulación, no más silencio ante los grandes y graves problemas nacionales.
Como es obvio, este asunto no lo estamos planteando en Los Pinos, ni en Gobernación, ni en el Congreso, ni en la Suprema Corte, sino aquí, donde consideramos que están los que verdaderamente mandan y deciden: me refiero a los dueños y miembros del Consejo de Administración de Televisa. Es decir, nos estamos dirigiendo con todo respeto a Emilio Azcárraga, María Asunción Aramburuzabala, Pedro Aspe Armella, Ana Patricia Botín, Jorge Cutillas, Claudio X. González, Roberto Hernández, Germán Larrea, Fernando Senderos, Carlos Fernández González y Lorenzo Zambrano, entre otros.
De ellos esperamos una respuesta, y aunque no somos ingenuos, no descartamos la posibilidad de asuman su responsabilidad social y entiendan que a nadie le conviene seguir manteniendo el actual régimen político de corrupción y privilegios, que como está suficientemente demostrado, no sólo propicia la desigualdad económica y social, sino que es el principal causante de la violencia y lo que impide la gobernabilidad democrática.
Amigas y amigos:
Venimos aquí, y posiblemente vamos a regresar las veces que sea necesario, hasta lograr que haya apertura informativa y se respete realmente la libertad de expresión.
¡Viva el derecho a la información!
¡Viva México!
¡Viva México!
¡Viva México!
Amigas y amigos:
Nuestro movimiento está orientado a transformar la vida pública de México y en todo este proceso es indispensable hacer valer el derecho a la información. Sin medios de comunicación libres, abiertos, plurales y comprometidos con la verdad, no se puede lograr una sociedad mejor ni se puede alcanzar una auténtica democracia.
En nuestro país, la mayoría de los medios de comunicación no sólo no cumplen con su responsabilidad social, sino que actúan como instrumentos de control y manipulación al servicio del régimen decadente que padecemos.
Por ejemplo, desde aquí, desde Televisa, los potentados de México ejercen su dominio sobre la sociedad. Aquí hay más poder que en Los Pinos o que en el Congreso de la Unión porque, en realidad, los dueños de este medio de comunicación forman parte de los hombres y mujeres más ricos e influyentes del país.
Como es lógico, esta élite defiende a toda costa la política económica neoliberal que les permite a las minorías mantener y acrecentar sus privilegios, sin importarles el destino del país, ni mucho menos el sufrimiento de la mayoría de nuestro pueblo.
Por eso, desde la campaña presidencial del 2006, cuando se tenía que elegir entre dos proyectos distintos y contrapuestos de nación, esta élite no dudó en utilizar a los medios de comunicación en contra nuestra para desatar la guerra sucia y avalar el fraude electoral.
Pero no venimos a reclamarles por eso. Venimos a señalarles que ellos son, en buena medida, responsables del desastre en que está sumido el país. No sólo por la manipulación que ejercen, sino principalmente por lo que callan o dejan de informar.
Como muchos sabemos, Televisa es la fábrica más grande de producción de mentiras de México. Pero esto no es lo peor, porque afortunadamente hay millones de ciudadanos concientes que ya no son susceptibles de manipulación.
Lo más grave es su estrategia de no informar sobre los asuntos que verdaderamente interesan y afectan a los mexicanos. Y no es exagerado decir que son los principales administradores de la ignorancia. Ellos se asumen como los grandes censores y deciden qué informar y qué no informar; a quién le abren sus espacios y a quién se los niegan. Y desde luego, hay temas que nunca abordan: guardan silencio sobre las causas de la pobreza, de la migración y de la violencia, a no ser sólo como nota roja; no hablan de la carestía, de la corrupción, de la impunidad, de la violación de los derechos humanos, del contubernio entre el poder económico y el poder político, de la devaluación del peso. Tampoco informan que México ocupa el último lugar en crecimiento económico en todo el continente americano, o que ante la crisis, de nuevo, el gobierno usurpador, en vez de proteger al pueblo, está rescatando con el presupuesto público –que es dinero de todos– a los financieros y a los grandes empresarios.
En esencia, es esta administración de la ignorancia, lo que consideramos el peor de los males. Esto es lo que impide que exista una opinión pública más fuerte, una voluntad colectiva dispuesta a ejercer sus derechos y servir de contrapeso ante los abusos e injusticias que se cometen desde el poder.
Por eso, ante la dictadura de la televisión y de los medios de comunicación en general –con honrosas excepciones– hemos decidido luchar por hacer realidad el derecho del pueblo a la información.
No más mentiras, no más manipulación, no más silencio ante los grandes y graves problemas nacionales.
Como es obvio, este asunto no lo estamos planteando en Los Pinos, ni en Gobernación, ni en el Congreso, ni en la Suprema Corte, sino aquí, donde consideramos que están los que verdaderamente mandan y deciden: me refiero a los dueños y miembros del Consejo de Administración de Televisa. Es decir, nos estamos dirigiendo con todo respeto a Emilio Azcárraga, María Asunción Aramburuzabala, Pedro Aspe Armella, Ana Patricia Botín, Jorge Cutillas, Claudio X. González, Roberto Hernández, Germán Larrea, Fernando Senderos, Carlos Fernández González y Lorenzo Zambrano, entre otros.
De ellos esperamos una respuesta, y aunque no somos ingenuos, no descartamos la posibilidad de asuman su responsabilidad social y entiendan que a nadie le conviene seguir manteniendo el actual régimen político de corrupción y privilegios, que como está suficientemente demostrado, no sólo propicia la desigualdad económica y social, sino que es el principal causante de la violencia y lo que impide la gobernabilidad democrática.
Amigas y amigos:
Venimos aquí, y posiblemente vamos a regresar las veces que sea necesario, hasta lograr que haya apertura informativa y se respete realmente la libertad de expresión.
¡Viva el derecho a la información!
¡Viva México!
¡Viva México!
¡Viva México!
Comentarios
PERO CON JESUS A CARGO ESTOY INDIGNADO CON ESE NUEVO PRESIDENTE
ME VOY DEL PRD.