Sin bloqueos el gobierno continuará burlándose de las protestas

Pedro Echeverría V.

1. En México (lo he tratado de demostrar en varias artículos y desde hace muchos años) tenemos una clase dominante muy hábil, hasta cierto punto "inteligente" para no perder su poder de dominación. La derecha ha sido siempre muy tonta o "ignorante" en política porque lo único que aprendió de sus padres y profesores es a hacer negocios y dinero; pero el PRI (que mantuvo el gobierno nacional durante siete décadas y parece estar a punto de recuperarlo) como heredero de la revolución burguesa mexicana, con su ideología paternalista y de centro, supo siempre usar a las corrientes de derecha y de izquierda a su antojo. Mediante negociaciones supo darles lo que pidieran siempre que permanecieran bajo su control. Y lo grave es que esa táctica de control y mediatización continúa; pareciera que es la causa por la que los movimientos no rebasan los límites impuestos.

2. Desde siempre se ha hablado en México, durante cualquier movimiento político que está a la vista de todos, en que de manera permanente hay negociaciones a escondidas, muy en secreto, para evitar su aceleramiento. ¿No es esto una magnífica estrategia de la burguesía mexicana (no de las burguesías de otros países) para asegurar el control y su poder? Se han publicado conversaciones secretas entre gobiernos y oposiciones en el movimiento de 68, durante el cardenismo de 1988 y en otros movimientos, pláticas secretas difíciles de creer. ¿Cuántas pláticas clandestinas se dieron entre maderistas y porfiristas, carrancistas y huertistas para que la revolución mexicana no fuera dominada por el radical Zapata y se conservara como burguesa? Me parece que para unir fuerzas contra el enemigo son indispensables reuniones secretas, pero aún no entiendo por qué platicas clandestinas entre enemigos de clase.

3. Presencié durante este mes de octubre más de cinco movilizaciones encabezadas por López Obrador en el Monumento de la Revolución, en el Hemiciclo a Juárez y la que acordonó la Cámara de Senadores y la Torre del Caballito. Todas ellas muy combativas, aunque limitadas a las consignas contra la privatización del petróleo, contra el gobierno espurio de Calderón y en apoyo incondicional a AMLO. Aunque la defensa de los energéticos está en primer plano nacional, pareciera que no hay otras luchas en el país, tales como las de Morelos, Oaxaca, Guerrero, Atenco y la de los campesinos. Sin embargo, a pesar de esas limitaciones, López Obrador sigue siendo en México el personaje con mayor convocatoria porque su comportamiento político, hasta hoy, ha sido muy honesto. Todos debemos apoyarlo, pero también exigir apoyo de su movimiento.

4. Los días 2 y 24 de octubre nos manifestamos masivamente maestros y trabajadores en la ciudad de Cuernavaca en apoyo total a los compañeros profesores de Morelos que llevan casi 70 días de plantón en esa ciudad repudiando la llamada Alianza por la Calidad de la Educación (que no es otra cosa que la privatización de la educación) que la líder corrupta del SNTE, Esther Gordillo, y el gobierno derechista de Calderón buscan imponer en todo el país. Después nos trasladamos a la Ciudad de México para marchar junto a los estudiantes en el aniversario del asesinato de estudiantes en Tlatelolco el día 2, y para realizar una marcha de antorchas organizada por la sección Novena del SNTE, el pasado viernes, para exigir el reconocimiento de sus dirigentes electos por más del 80 por ciento de delegados.

5. Más de 15 actos masivos (en los que también los profesores nos plantamos en "chivatito" (entrada a Los Pinos) y el congreso legislativo de San Lázaro) en los que al parecer poco o casi nada se logró. Pareciera que estos mítines y manifestaciones sólo sirven para desahogar nuestro coraje para luego retirarnos a descansar mientras la clase gobernante espera (burlándose) las dos o tres horas de plantón tomando sus buenos tragos de whisky. ¿Pero, qué pasa cuando se bloquean puntos neurálgicos de la ciudad de México como carreteras, avenidas grandes, bancos, embajadas y glorietas? La burguesía, el gobierno y los medios de información se ponen a gritar como locos, pero si el bloqueo se prolonga dos o tres días se verán obligados a negociar. Al parecer ese es el único lenguaje que entiende el poder: paralizarle sus negocios y la gran ciudad.

6. Los actos masivos como mítines, manifestaciones, plantones, son indispensables para sensibilizar a la población acerca de las ideas por las que se luchan; sin embargo pueden llegar a fastidiar y cansar por repetitivos, sobre todo, por no lograr algo tangible. Otra cosa sería si mediante un bloqueo de tres días lográramos parar la aprobación de una ley, la libertad de los presos de Atenco, el desconocimiento del gobernador de Oaxaca o el regreso del ejército a sus cuarteles. ¿Cómo permitir que el petróleo sea entregado a extranjeros? ¿Cómo podremos aceptar que los campesinos de Atenco sean condenados por defender sus tierras? ¿Por qué cerrar los ojos frente un gobernador priísta que asesina a oaxaqueños o panista que reprime a morelenses? ¿Hasta cuándo permitiremos que el ejército siga invadiendo al país como si estuviera en Estado de sitio?

7. Es indudable que todos los actos políticos de protesta deban prepararse con todo detalle con el fin de que realmente sean efectivos y logren los objetivos que se buscan. Las protestas o mítines en las calles, fábricas, escuelas o en el campo tienen que realizarse con quienes asistan cuando éstos sean necesarios para llamar la atención inmediata ante un suceso, pero quizá deba decirse que hay un enorme desgaste de energías cuando se hacen actos programados a los que acuden las mismas personas y unos cuantos curiosos. La realidad es que éstos en vez de servir de presión a la clase en el poder suelen ser actos de los que se burlan los gobernantes. No puede dejarse la propaganda de protestas a los avisos por Internet o por teléfono; se requiere también el volanteos masivos y acuerdos con organizaciones de trabajadores.

8. Durante cientos de mítines hemos visto entrar comisiones de diálogo y los hemos visto salir sin solución alguna o, cuando más, con alguna promesa que nunca se cumple. Esto enseña que es equivocado pedir "que entre la comisión por una solución" cuando en realidad es la autoridad quien debe ofrecer y poner en práctica soluciones para tratar de aminorar o frenar la protesta. He visto comisiones de movilización que tienen que esperar que algún funcionario las reciba o que las traten con despotismo por la debilidad de las movilizaciones. Hay que preparar grandes movilizaciones, tomas y bloqueos para que sean los mismos funcionarios que desesperados acudan ante nosotros. Pero para ello se requiere una gran preparación de nuestros actos políticos de protesta, sobre todo lograr acuerdos unitarios con otras organizaciones en lucha. ¿Cuántos años más pasarán pidiendo a la burguesía que nos escuche?

pedroe@cablered.net.mx

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