“Razonar escalofríos”

Por Jesús Anaya Rosique

Citando lo que dice Nabokov acerca del juicio estético, Juan Villoro considera que “el ensayo asume en forma intrépida el reto de razonar escalofríos”. Los 19 ensayos literarios de este libro son como viajes pendulares que reúnen “las cambiantes corazonadas de quien lee por gusto… y comparte sus descubrimientos…; tienen sentido por la emoción cómplice que cristaliza cuando alguien comenta lo que ve”, porque ensayar es “leer en compañía”.

Villoro (DF, 1956) es un reconocido narrador (El testigo ganó el Premio Herralde de novela 2004; su libro de cuentos Los culpables, el premio Artaud 2008), al igual que un extraordinario ensayista (Efectos personales, 2000; Safari accidental, 2005; Dios es redondo, 2006). Afirma aquí que “ha procurado que la información (el contexto, las biografías, los vínculos literarios) arroje luz sobre las obras comentadas”. El ensayo literario, puntualiza, sirve por igual “al que ignora casi todo de los temas tratados y al que conoce más que el autor”.

Dice su editor: “el narrador convierte sus lecturas en relatos de la inteligencia”. Una excepcional galería de personajes y situaciones habita estas páginas: del funambulesco Casanova a la fecunda patología de Malcolm Lowry; de un seminario de Harold Bloom en Yale sobre “la originalidad en Shakespeare” (y la magistral traducción del monólogo hamletiano que hizo Tomás Segovia y da título a este libro), a una lectura original del Quijote, donde Cervantes resulta el padre de la road novel (un clásico, según Calvino, “es un libro que no ha terminado de decir lo que tiene que decir”); de Goethe y Las afinidades electivas a Rousseau, que ata destino y obra; de Lichtenberg, Robinson Crusoe y el Nuevo Mundo a Hemingway (Fiesta, Por quién doblan las campanas y El viejo y el mar) y su amigo Scott Fitzgerald; o las múltiples vidas de Yeats, la errancia soberbia de D.H. Lawrence y la deslumbrante amistad entre Borges y Bioy Casares; sin faltar Chéjov, Onetti, Klaus Mann, Saer…

Oigamos lo que dice el autor sobre “El diario como forma narrativa”: ”el catálogo es infinito: retratar una época (André Gide), registrar una vida paralela (John Cheever), soportar padecimientos (Catherine Mansfield), mantener una cantera para obras futuras (Sergio Pitol)”. El diario de un escritor “es el género más próximo a la ilusión de sinceridad”. Y en “Itinerarios extraterritoriales”, una crónica de viajes poscoloniales en una especie de parque temático de los tópicos “latinoamericanos”, donde Villoro reseña los “salvajes” de Roger Bartra, la narrativa fronteriza de Luis Humberto Crosthwaite y Elvis Presley en Tijuana (inmolado por la Migra), la obra de teatro que el venezolano Ibsen Martínez dedica a las peripecias sudamericanas de Humboldt, y la contemplación del transfigurado paisajista alemán Rugendas que inventa César Aira.

Concluye Villoro: “Ensayar es una forma de ejercer la traducción, de volver próximo lo ajeno…” Este libro lo logra con creces.

anaya.jess@gmail.com

*Juan Villoro, De eso se trata. Ensayos literarios, Anagrama, Barcelona 2008, $180, 368 pp. ISBN 978-968-867-387-4

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