Teodoro Rentería Arróyave
En esto de las crisis económicas, seguimos cometiendo los mismos errores de siempre, tal parece que los funcionarios, sean del color que sean, no aprenden de las experiencias que nos ha dejado el pasado inmediato y se empeñan en las mismas recetas caducas e inservibles.
Como copia no precisamente al carbón, porque además de obsoleta no refleja por ende el sentido de la idea, más bien como copia cibernética, siguen actuando los funcionarios para, según ellos, no causar pánico en la población.
Este absurdo de los políticos de no hablar con la verdad, ocurre lo mismo con los resultados de las catástrofes provocadas por los fenómenos naturales o por las recurrentes crisis económicas y financieras.
Salvo los errores gubernamentales, que es lógico tratan de ocultar, no existe explicación válida para no hablar con la verdad sobre perdidas de vidas, número de heridos y damnificados y daños materiales de un desastre provocado por la naturaleza.
Ocurre lo mismo con los conflictos financieros de exportación, como el ahora muy grave de Estados Unidos, al menos que los propios hombres del poder se sientan culpables de esa política que han impuesto de dependencia de la ahora muy dudosa primera potencia mundial.
Debemos de precisar: de ninguna manera estamos de acuerdo con el optimismo exacerbado, como ha ocurrido en esta ocasión, pero tampoco con el catastrofismo de los agoreros del futuro.
Sin embargo, es de señalarse el equívoco, desde el presidente Felipe Calderón Hinojosa hasta el últimos de sus hombres en la escala burocrática, obvio, pasando por el secretario de Hacienda, Agustín Cartens, demás miembros del llamado Gabinete Económico y la dirigencia del Partido Acción Nacional, principalmente su líder, Germán Martínez Cázarez, una y otra vez nos aseguraron, con la frase presidencial acuñada, que en esta ocasión “la pulmonía era de Estados Unidos y México apenas sufriría de un simple catarrito”.
Todo resultó una falacia. A tal grado es de preocupante la situación que los funcionarios ya iniciaron el cambio de discurso. Por lo que ahora nos hacen exhortos para prepararnos para los tiempos malos por venir.
El propio subsecretario de Hacienda, Alejandro Werner, reconoce que están complicados los mercados internacionales ante las fuertes caídas que registran las bolsas del mundo, incluida la mexicana y consideró que es resultado de la fragilidad financiera en países europeos, desde luego, agregaríamos nosotros, a partir de la crisis provocada por la deshonestidad de la banca estadounidense.
Además, alerta tardío a las familias mexicanas: “lo más importante a nivel familiar, dijo, es ser prudentes, ahorrar para cualquier contingencia que se vaya a presentar a futuro”, y el secretario de Desarrollo Social, Ernesto Cordero, de plano afirmó: que “la crisis en Estados Unidos causará mayor pobreza en México”.
De acuerdo, no nos colocamos en el plano de los agoreros del catastrofismo, pero es de exigirse a los gobernantes nos hablen con la verdad. México ha entrado en una crisis económica que se va agudizar, ¿de qué magnitud será?, es obligación del Gobierno federal, que lo explique desde ahora, que nos hable con la verdad, por cruda que ésta sea.
En esto de las crisis económicas, seguimos cometiendo los mismos errores de siempre, tal parece que los funcionarios, sean del color que sean, no aprenden de las experiencias que nos ha dejado el pasado inmediato y se empeñan en las mismas recetas caducas e inservibles.
Como copia no precisamente al carbón, porque además de obsoleta no refleja por ende el sentido de la idea, más bien como copia cibernética, siguen actuando los funcionarios para, según ellos, no causar pánico en la población.
Este absurdo de los políticos de no hablar con la verdad, ocurre lo mismo con los resultados de las catástrofes provocadas por los fenómenos naturales o por las recurrentes crisis económicas y financieras.
Salvo los errores gubernamentales, que es lógico tratan de ocultar, no existe explicación válida para no hablar con la verdad sobre perdidas de vidas, número de heridos y damnificados y daños materiales de un desastre provocado por la naturaleza.
Ocurre lo mismo con los conflictos financieros de exportación, como el ahora muy grave de Estados Unidos, al menos que los propios hombres del poder se sientan culpables de esa política que han impuesto de dependencia de la ahora muy dudosa primera potencia mundial.
Debemos de precisar: de ninguna manera estamos de acuerdo con el optimismo exacerbado, como ha ocurrido en esta ocasión, pero tampoco con el catastrofismo de los agoreros del futuro.
Sin embargo, es de señalarse el equívoco, desde el presidente Felipe Calderón Hinojosa hasta el últimos de sus hombres en la escala burocrática, obvio, pasando por el secretario de Hacienda, Agustín Cartens, demás miembros del llamado Gabinete Económico y la dirigencia del Partido Acción Nacional, principalmente su líder, Germán Martínez Cázarez, una y otra vez nos aseguraron, con la frase presidencial acuñada, que en esta ocasión “la pulmonía era de Estados Unidos y México apenas sufriría de un simple catarrito”.
Todo resultó una falacia. A tal grado es de preocupante la situación que los funcionarios ya iniciaron el cambio de discurso. Por lo que ahora nos hacen exhortos para prepararnos para los tiempos malos por venir.
El propio subsecretario de Hacienda, Alejandro Werner, reconoce que están complicados los mercados internacionales ante las fuertes caídas que registran las bolsas del mundo, incluida la mexicana y consideró que es resultado de la fragilidad financiera en países europeos, desde luego, agregaríamos nosotros, a partir de la crisis provocada por la deshonestidad de la banca estadounidense.
Además, alerta tardío a las familias mexicanas: “lo más importante a nivel familiar, dijo, es ser prudentes, ahorrar para cualquier contingencia que se vaya a presentar a futuro”, y el secretario de Desarrollo Social, Ernesto Cordero, de plano afirmó: que “la crisis en Estados Unidos causará mayor pobreza en México”.
De acuerdo, no nos colocamos en el plano de los agoreros del catastrofismo, pero es de exigirse a los gobernantes nos hablen con la verdad. México ha entrado en una crisis económica que se va agudizar, ¿de qué magnitud será?, es obligación del Gobierno federal, que lo explique desde ahora, que nos hable con la verdad, por cruda que ésta sea.
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