Los nuevos escándalos

Teodoro Rentería Arróyave

En nuestro país no terminamos de asimilar un escándalo, precisamente por la impunidad imperante, cuando ya estamos en otro; ahora la situación es más grave y preocupante porque estamos en dos de proporciones mayúsculas y todo por la deshonestidad e impudicia en la mayoría de los sectores sociales, empezando por los gobiernos federal, estatales y municipales.

De ninguna manera nuestra pretensión es la de generalizar, pero ello no quiere decir que nos inhibamos para decir claramente que por desgracia nuestro país está en los últimos lugares de las mediciones de honestidad. Nosotros los periodistas no hacemos esas investigaciones, son de organizaciones internacionales que cuando nos dan a conocer sus resultados, son como bofetadas en el rostro a toda la inmensa mayoría de los mexicanos, ajena a todos estos trastupijes.

Los nuevos escándalos son protagonizados por un grupito de empresarios corruptos, mejor dicho un grupúsculo, que sin miramientos a la nación que las ha dado todas sus ganancias, aprovecharon la coyuntura de la crisis económica para especular en forma miserable, y la líder del “más grande sindicato de América Latina”, la cual con los dineros de las cuotas de los trabajadores de la educación, blindo a cada uno de sus “soldaditos”, es decir a sus lidercillos adeptos, con una lujosa camioneta Ubre, como debe ser, tipo tanque militar.

Como consecuencia de la crisis económica, que en efecto nos exportó el desprestigiado por corrupto gobierno estadounidense de George W Bush, México sufre de pulmonía cuata, es decir, por el prohijado besito de lengüita entre los de la Casa Blanca y los ocupantes de Los Pinos, y desde luego, marginado el dicho de que sólo nos afectaría con un catarrito simple.

La profesora Elba Esther Gordillo, sino piensa en su futura separación del liderazgo del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación, SNTE, debería de irlo haciendo y cavilarlo, porque de otra manera la van a echar en forma degradante e inmisericorde.

La pulmonía económica cuata, que padece México, y que ahora confiesan tanto el secretario de Hacienda y Crédito Público, Agustín Cartens, y el gobernador del Banco de México, Guillermo Ortiz Martínez, los agarró desprotegidos, obvio, jamás se asomaron a las predicciones que “desde endenantes”, les advirtió el presidente “legítimo”, Andrés Manuel López Obrador.

El primer escándalo se desprende de la información de El Universal, el cual publicó que México ocupaba después de Estados Unidos el primer lugar en ventas, más bien compras de camionetas tipo militar Ubre; hasta aquí todo iba más o menos bien, pero resulta que el record de compras, correctamente usado el término, es de doña Elba Esther quien compró 56, es correcta la cifra, cincuenta seis camionetas, y fue su regalito a cada uno de su lidercillos de sección adeptos a su liderazgo. A qué grado es el escándalo, que algunos “dirigentes” han declarado que no saben que hacer con el carísimo armatoste, puesto que si llegan a sus lugares de poder, los van a señalar como corruptos.

Por lo que respecta al otro escándalo, el de los empresarios corruptos que se clavaron en pocos minutos más de 6, 500 millones de dólares, mismos que se pusieron en subasta para paliar los estragos que sufría nuestro peso frente al dólar, existe la denuncia genérica de los encargados de la hacienda pública y del banco central, pero ninguno de ellos tiene el valor de ofrecer nombres y mucho menos denunciarlos ante las autoridades.

El presidente José López Portillo, dijo en su oportunidad: “Ya nos saquearon, ya no nos volverán a saquear”, frase que causó preocupación en unos, irritabilidad en otros y en el resto hilaridad, que razón tuvieron los últimos puesto que la corrupción campea en prácticamente todos los órdenes de la vida nacional.

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