Por Jesús Anaya Rosique
“Nací en tierras de la Camorra, en el lugar con más asesinados de Europa, donde la crueldad está ligada a los negocios y nada tiene valor si no genera poder…” Así escribe Roberto Saviano, autor de la narración que devela los secretos del “Sistema” (como sus afiliados llaman a la Camorra), una organización criminal poco conocida que silenciosamente ha superado a la Cosa Nostra siciliana en miembros y cifra de negocios. Se describe su poderío económico y financiero, la potencia militar de sus clanes, su metamorfosis en “consejo de administración”.
Escrita en primera persona, hecha en el lugar de las emboscadas, en los negocios y fábricas del “Sistema”, recupera testimonios y leyendas: crónica al servicio de la verdad, ha provocado que su autor viva permanentemente custodiado por la policía.
El epígrafe de Hannah Arendt da el tono: ”Comprender qué significa lo atroz, no negar su existencia, afrontar sin prejuicios la realidad.” Arranca con una estremecedora visión del puerto de Nápoles, la puerta principal al mundo occidental de las mercancías de toda clase made in China. Existe además una zona cercana a Nápoles, llamada “Las Vegas”, donde se confeccionan en silencio, con trabajo ”negro”, las mejores prendas de la moda italiana, y donde los empresarios textiles chinos aprenden el oficio.
Empresarios: así se definen los camorristas de Caserta, ejecutivos violentos, gerentes asesinos, constructores y terratenientes. Las alianzas con los clanes albaneses, ucranianos y nigerianos los emancipan de las actividades criminales de primer nivel. Dominio total en todos los ámbitos económicos legales e ilegales: cemento y obras públicas, tráfico de drogas y armas, usura, crimen organizado, transportes, residuos industriales y reciclado, monopolio del comercio y de los gravámenes sobre suministros: 30 mil millones de euros, una empresa polivalente que se extiende por toda Italia y alcanza el este de Europa. Las nuevas generaciones de boss no tienen una trayectoria típicamente criminal: parodian a los personajes de Hollywood, se gradúan en la universidad, estudian los mecanismos de inversión. Su flexibilidad responde a la necesidad empresarial de mover el capital, fundar y cerrar sociedades, invertir en inmuebles sin depender de la ubicación o la mediación política. A la vez han “modernizado” sus inversiones en el narcotráfico: pensionados, trabajadores y pequeños empresarios les dan dinero para comprar droga, lo que en poco tiempo reditúa el doble. Los beneficios del narcotráfico se reinvierten, a través de ”prestanombres”, en la compra de apartamentos, hoteles, colegios privados e incluso galerías de arte. “La lógica del empresariado criminal coincide con el neoliberalismo más radical”.
Y está la “guerra” atroz de los clanes en Secondigliano: ejecuciones sumarias, más de 500 muertos entre 2000 y 2005, reclutamiento masivo de pequeños asesinos. El Estado (también infiltrado a distintos niveles: entre 1991 y 2006 han sido disueltos 71 concejos municipales en la región) ha sido eficaz en su lucha antimafia (a pesar de sus ingentes bajas: fiscales, jueces y policías). Utilizando los testimonios de los boss “arrepentidos” y la paciente intercepción telefónica, logró un megaproceso (Espartaco): 21 sentenciados a cadena perpetua y 750 años de cárcel para 70 procesados, “un Nuremberg sin vencedores”, afirma Saviano, porque “todo arresto, todo macrojuicio, parece más bien una manera de reemplazar capos, antes que una acción destinada a destruir un sistema criminal”.
anaya.jess@gmail.com
*Roberto Saviano, Gomorra: un viaje al imperio económico y al sueño de poder de la Camorra, tr. del italiano por T. Clavel y F.J. Ramos, Debate, Barcelona-México 2007, $144, 328 pp. ISBN 978-970-780-921-5
“Nací en tierras de la Camorra, en el lugar con más asesinados de Europa, donde la crueldad está ligada a los negocios y nada tiene valor si no genera poder…” Así escribe Roberto Saviano, autor de la narración que devela los secretos del “Sistema” (como sus afiliados llaman a la Camorra), una organización criminal poco conocida que silenciosamente ha superado a la Cosa Nostra siciliana en miembros y cifra de negocios. Se describe su poderío económico y financiero, la potencia militar de sus clanes, su metamorfosis en “consejo de administración”.
Escrita en primera persona, hecha en el lugar de las emboscadas, en los negocios y fábricas del “Sistema”, recupera testimonios y leyendas: crónica al servicio de la verdad, ha provocado que su autor viva permanentemente custodiado por la policía.
El epígrafe de Hannah Arendt da el tono: ”Comprender qué significa lo atroz, no negar su existencia, afrontar sin prejuicios la realidad.” Arranca con una estremecedora visión del puerto de Nápoles, la puerta principal al mundo occidental de las mercancías de toda clase made in China. Existe además una zona cercana a Nápoles, llamada “Las Vegas”, donde se confeccionan en silencio, con trabajo ”negro”, las mejores prendas de la moda italiana, y donde los empresarios textiles chinos aprenden el oficio.
Empresarios: así se definen los camorristas de Caserta, ejecutivos violentos, gerentes asesinos, constructores y terratenientes. Las alianzas con los clanes albaneses, ucranianos y nigerianos los emancipan de las actividades criminales de primer nivel. Dominio total en todos los ámbitos económicos legales e ilegales: cemento y obras públicas, tráfico de drogas y armas, usura, crimen organizado, transportes, residuos industriales y reciclado, monopolio del comercio y de los gravámenes sobre suministros: 30 mil millones de euros, una empresa polivalente que se extiende por toda Italia y alcanza el este de Europa. Las nuevas generaciones de boss no tienen una trayectoria típicamente criminal: parodian a los personajes de Hollywood, se gradúan en la universidad, estudian los mecanismos de inversión. Su flexibilidad responde a la necesidad empresarial de mover el capital, fundar y cerrar sociedades, invertir en inmuebles sin depender de la ubicación o la mediación política. A la vez han “modernizado” sus inversiones en el narcotráfico: pensionados, trabajadores y pequeños empresarios les dan dinero para comprar droga, lo que en poco tiempo reditúa el doble. Los beneficios del narcotráfico se reinvierten, a través de ”prestanombres”, en la compra de apartamentos, hoteles, colegios privados e incluso galerías de arte. “La lógica del empresariado criminal coincide con el neoliberalismo más radical”.
Y está la “guerra” atroz de los clanes en Secondigliano: ejecuciones sumarias, más de 500 muertos entre 2000 y 2005, reclutamiento masivo de pequeños asesinos. El Estado (también infiltrado a distintos niveles: entre 1991 y 2006 han sido disueltos 71 concejos municipales en la región) ha sido eficaz en su lucha antimafia (a pesar de sus ingentes bajas: fiscales, jueces y policías). Utilizando los testimonios de los boss “arrepentidos” y la paciente intercepción telefónica, logró un megaproceso (Espartaco): 21 sentenciados a cadena perpetua y 750 años de cárcel para 70 procesados, “un Nuremberg sin vencedores”, afirma Saviano, porque “todo arresto, todo macrojuicio, parece más bien una manera de reemplazar capos, antes que una acción destinada a destruir un sistema criminal”.
anaya.jess@gmail.com
*Roberto Saviano, Gomorra: un viaje al imperio económico y al sueño de poder de la Camorra, tr. del italiano por T. Clavel y F.J. Ramos, Debate, Barcelona-México 2007, $144, 328 pp. ISBN 978-970-780-921-5
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