Teodoro Rentería Arróyave
Sara Palin, una trasnochada política del conservadurismo y la ultraderecha a ultranza de Estados Unidos, en quien se pensó para levantar la decaída campaña del candidato presidencial del Partido Republicano John MaCain, a resultas de una investigación de conducta ética por parte del congreso del estado de Alaska, de la que es gobernadora, sobre abuso de poder, ha precipitado la caída del senador por Arizona.
El programa independiente radial “Democracy Now!” -¡Democracia Ya!-, que se transmite a través de más de 500 emisoras de radio y televisión en Estados Unidos, América Latina y Europa, al través de su página Web, nos precisa que la investigación bipartita sobre la conducta ética descubrió que la candidata republicana a la vicepresidencia, la gobernadora Sara Palin, abusó del poder de su cargo al presionar a subordinados para que despidieran a su ex cuñado de su trabajo como policía estatal de Alaska, como es de comprenderse, de acuerdo a la tesitura mental de la gobernante, sólo por haber cometido el incalificable delito de divorciarse de su hermana.
Pero no sólo eso, la investigación también encontró a Palin culpable de permitir a su esposo que usara su oficina y sus recursos para reunirse con empleados estatales y así hallar una manera de despedir al ahora ex cuñado Michael Wooten. Toda una miserable confabulación familiar y de poder público para fastidiar al “pecador irredento del matrimonio”.
Para que no existan confusiones, no fue un legislador demócrata el que defendió las conclusiones de la investigación, fue la senadora republicana de Alaska Lyda Green, quien al respecto dijo: “Creo que siempre tenemos que ser muy, muy, muy cuidadosos cuando estamos en un cargo de poder de separarnos de nuestra vida personal, porque la tentación de llevarla a nuestro trabajo está siempre presente. Y tenemos que tener mucho cuidado de no hacerlo”.
Ante todo este panorama de quiebra electoral, la desesperación de los estrategas de McCain los ha llevado a implementar una campaña bajuna basada en ataques e insultos racistas contra el adversario demócrata. Barack Obama, ello ha provocado reacciones como la del líder de los derechos civiles y representante de Georgia John Lewis, el cual acusó al senador John McCain y a su compañera de fórmula Sarah Palin de “sembrar las semillas del odio y la división”.
Lewis dijo: “Lo que estoy viendo me recuerda demasiado a otro período destructivo de la historia estadounidense. George Wallace nunca arrojó una bomba, nunca disparó un arma, pero creó el clima y las condiciones que fomentaron ataques despiadados contra estadounidenses inocentes que simplemente trataban de ejercer sus derechos constitucionales”.
Durante las últimas semanas, el ambiente de muchos de los eventos de McCain y Palin ha sorprendido a los observadores. Las multitudes han gritado “terrorista”, “traidor” y “mentiroso” cuando se mencionó a Obama. En Florida, el Servicio Secreto está estudiando informes de que un miembro de la multitud habría gritado “¡Mátenlo!” durante un discurso de Palin la semana pasada. En una concentración que tuvo lugar en Minnesota el viernes, McCain tuvo que defender a Obama luego de recibir preguntas hostiles de sus seguidores.
En todas las encuestas va arriba el senador por Illinois, todos los debates los han ganado los candidatos demócratas, la duda ante toda esta canallada persiste: ¿Barack Obama sabrá imponerse sobre “los halcones”? que como se observa, harán hasta lo imposible para evitarle llegar a la Casa Blanca.
EN EL ÁTICO: Es de esperarse una reacción inmediata de las autoridades federales ante la denuncia pública del colega, Ángel Mario Díaz Vargas, director del Diario de Matamoros. En su columna “Palacio” da cuenta del escándalo que motivó el rendir honores y entonar el himno estadounidense en un plantel educativo de Reynosa durante un acto organizado por la Secretaría de Salud de Tamaulipas, sólo porque fue invitada al mismo la cónsul gringa. Los ediles de la oposición se retiraron del plantel ante la violación a la soberanía nacional; los priístas tuvieron que aguantar vara, sentaditos y sin aplaudir.
Sara Palin, una trasnochada política del conservadurismo y la ultraderecha a ultranza de Estados Unidos, en quien se pensó para levantar la decaída campaña del candidato presidencial del Partido Republicano John MaCain, a resultas de una investigación de conducta ética por parte del congreso del estado de Alaska, de la que es gobernadora, sobre abuso de poder, ha precipitado la caída del senador por Arizona.
El programa independiente radial “Democracy Now!” -¡Democracia Ya!-, que se transmite a través de más de 500 emisoras de radio y televisión en Estados Unidos, América Latina y Europa, al través de su página Web, nos precisa que la investigación bipartita sobre la conducta ética descubrió que la candidata republicana a la vicepresidencia, la gobernadora Sara Palin, abusó del poder de su cargo al presionar a subordinados para que despidieran a su ex cuñado de su trabajo como policía estatal de Alaska, como es de comprenderse, de acuerdo a la tesitura mental de la gobernante, sólo por haber cometido el incalificable delito de divorciarse de su hermana.
Pero no sólo eso, la investigación también encontró a Palin culpable de permitir a su esposo que usara su oficina y sus recursos para reunirse con empleados estatales y así hallar una manera de despedir al ahora ex cuñado Michael Wooten. Toda una miserable confabulación familiar y de poder público para fastidiar al “pecador irredento del matrimonio”.
Para que no existan confusiones, no fue un legislador demócrata el que defendió las conclusiones de la investigación, fue la senadora republicana de Alaska Lyda Green, quien al respecto dijo: “Creo que siempre tenemos que ser muy, muy, muy cuidadosos cuando estamos en un cargo de poder de separarnos de nuestra vida personal, porque la tentación de llevarla a nuestro trabajo está siempre presente. Y tenemos que tener mucho cuidado de no hacerlo”.
Ante todo este panorama de quiebra electoral, la desesperación de los estrategas de McCain los ha llevado a implementar una campaña bajuna basada en ataques e insultos racistas contra el adversario demócrata. Barack Obama, ello ha provocado reacciones como la del líder de los derechos civiles y representante de Georgia John Lewis, el cual acusó al senador John McCain y a su compañera de fórmula Sarah Palin de “sembrar las semillas del odio y la división”.
Lewis dijo: “Lo que estoy viendo me recuerda demasiado a otro período destructivo de la historia estadounidense. George Wallace nunca arrojó una bomba, nunca disparó un arma, pero creó el clima y las condiciones que fomentaron ataques despiadados contra estadounidenses inocentes que simplemente trataban de ejercer sus derechos constitucionales”.
Durante las últimas semanas, el ambiente de muchos de los eventos de McCain y Palin ha sorprendido a los observadores. Las multitudes han gritado “terrorista”, “traidor” y “mentiroso” cuando se mencionó a Obama. En Florida, el Servicio Secreto está estudiando informes de que un miembro de la multitud habría gritado “¡Mátenlo!” durante un discurso de Palin la semana pasada. En una concentración que tuvo lugar en Minnesota el viernes, McCain tuvo que defender a Obama luego de recibir preguntas hostiles de sus seguidores.
En todas las encuestas va arriba el senador por Illinois, todos los debates los han ganado los candidatos demócratas, la duda ante toda esta canallada persiste: ¿Barack Obama sabrá imponerse sobre “los halcones”? que como se observa, harán hasta lo imposible para evitarle llegar a la Casa Blanca.
EN EL ÁTICO: Es de esperarse una reacción inmediata de las autoridades federales ante la denuncia pública del colega, Ángel Mario Díaz Vargas, director del Diario de Matamoros. En su columna “Palacio” da cuenta del escándalo que motivó el rendir honores y entonar el himno estadounidense en un plantel educativo de Reynosa durante un acto organizado por la Secretaría de Salud de Tamaulipas, sólo porque fue invitada al mismo la cónsul gringa. Los ediles de la oposición se retiraron del plantel ante la violación a la soberanía nacional; los priístas tuvieron que aguantar vara, sentaditos y sin aplaudir.
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