Eduardo Ibarra Aguirre
Para el titular de la Secretaría de la Defensa Nacional Felix Galván Galván , “es cuestión de altísimo riesgo para el Ejército” la solicitud de la Policía Federal Preventiva para mantener las vías de comunicación abiertas en el conflicto magisterial y popular de Morelos.
La claridad que tiene el divisionario e hizo publica el legislador José Alfonso Suárez del Real y Aguilera , pone de relieve que en el alto mando de la sociedad vestida de verde sí entienden las graves implicaciones que tiene el uso del Ejército como fuerza represiva para contener el creciente reclamo social, como se hizo el 8 y 9 de octubre en Ameyuca y Xoxocotla, Morelos, sin que se disponga de la valoración pertinente desde las organizaciones civiles defensoras de los derechos humanos, los partidos políticos y la academia sobre un hecho sin precedente desde el 2 de octubre de 1968, de acuerdo al general José Francisco Gallardo Rodríguez .
Incluso diarios como La Jornada , comprometido como ninguno con el movimiento social, todavía no da un despliegue informativo mayor y un diagnóstico del gravísimo hecho, saturado como está –igual que casi todos los medios de comunicación-- con la crisis hipotecaria venida a sistémica, como postula Marivilia Carrasco Bazúa ; el baño de sangre que padece la República y que ilustra Alán ( Francisco Javier Portillo Ruiz ) en la elogiada pero estremecedora portada de Forum de octubre; amén de la pérdida de la capacidad de asombro de la ciudadanía, agobiada como se encuentra con las crisis de seguridad, de empleo, energética, alimentaria y de gobernabilidad.
En la reunión que sostuvo con 17 diputados en las instalaciones de la Sedena , es decir: como en los mejores tiempos del priato que asumía a la cúpula castrense como un poder fáctico, el divisionario insistió en que la solicitud de la PFP se puede interpretar de manera muy distinta a una petición de apoyo y exhortó a los legisladores a jugar un papel de intermediación entre el vigoroso movimiento magisterial y de los padres de familia de Morelos en rechazo a la Alianza por la Calidad de la Educación , la impugnación en 20 estados de la República del cacicazgo de Elba Esther Gordillo Morales , la aliada favorita de Felipe de Jesús Calderón Hinojosa como antes lo fue de la grotesca pareja presidencial , en demérito de la calidad y el alcance de la decisiva tarea educativa del Estado. Para el reportero José Gil Olmos “Se trata, quizá, de una de las protestas más importantes en la historia del magisterio nacional, comparable a las que encabezó Othón Salazar (Ramírez) en 1956” .
El general secretario dice verdades a medias. Él no puede autorizar el despliegue de soldados para confrontar a inermes indígenas, con todo y bloqueos de carreteras, sin la venia del comandante supremo de las fuerzas armadas.
Un factor de poder como él, que no tiene que molestarse en acudir al Palacio Legislativo de San Lázaro, que no rinde cuentas a nadie, más que a Calderón Hinojosa, por supuesto que no tiene que atender presuntas solicitudes de Genaro García Luna , el policía mayor de México, y el incompetente Marco Antonio Adame Castillo , gobernador de Morelos.
Es claro que la de Galván Galván es sólo una fórmula para expresar su desacuerdo con el peligroso involucramiento del Ejército para aplicar las políticas del grupo gobernante para criminalizar el movimiento social, como con altanería e irresponsabilidad mayúsculas se anuncia extraoficialmente desde la Secretaría de Gobernación.
Resultan pertinentes, por ello, las definiciones castrenses, interpretadas y difundidas por el diputado Suárez, en semanas en que el movimiento social adquiere un gran dinamismo y las tentaciones autoritarias desde el poder civil y castrense están a la orden del día.
Para el titular de la Secretaría de la Defensa Nacional Felix Galván Galván , “es cuestión de altísimo riesgo para el Ejército” la solicitud de la Policía Federal Preventiva para mantener las vías de comunicación abiertas en el conflicto magisterial y popular de Morelos.
La claridad que tiene el divisionario e hizo publica el legislador José Alfonso Suárez del Real y Aguilera , pone de relieve que en el alto mando de la sociedad vestida de verde sí entienden las graves implicaciones que tiene el uso del Ejército como fuerza represiva para contener el creciente reclamo social, como se hizo el 8 y 9 de octubre en Ameyuca y Xoxocotla, Morelos, sin que se disponga de la valoración pertinente desde las organizaciones civiles defensoras de los derechos humanos, los partidos políticos y la academia sobre un hecho sin precedente desde el 2 de octubre de 1968, de acuerdo al general José Francisco Gallardo Rodríguez .
Incluso diarios como La Jornada , comprometido como ninguno con el movimiento social, todavía no da un despliegue informativo mayor y un diagnóstico del gravísimo hecho, saturado como está –igual que casi todos los medios de comunicación-- con la crisis hipotecaria venida a sistémica, como postula Marivilia Carrasco Bazúa ; el baño de sangre que padece la República y que ilustra Alán ( Francisco Javier Portillo Ruiz ) en la elogiada pero estremecedora portada de Forum de octubre; amén de la pérdida de la capacidad de asombro de la ciudadanía, agobiada como se encuentra con las crisis de seguridad, de empleo, energética, alimentaria y de gobernabilidad.
En la reunión que sostuvo con 17 diputados en las instalaciones de la Sedena , es decir: como en los mejores tiempos del priato que asumía a la cúpula castrense como un poder fáctico, el divisionario insistió en que la solicitud de la PFP se puede interpretar de manera muy distinta a una petición de apoyo y exhortó a los legisladores a jugar un papel de intermediación entre el vigoroso movimiento magisterial y de los padres de familia de Morelos en rechazo a la Alianza por la Calidad de la Educación , la impugnación en 20 estados de la República del cacicazgo de Elba Esther Gordillo Morales , la aliada favorita de Felipe de Jesús Calderón Hinojosa como antes lo fue de la grotesca pareja presidencial , en demérito de la calidad y el alcance de la decisiva tarea educativa del Estado. Para el reportero José Gil Olmos “Se trata, quizá, de una de las protestas más importantes en la historia del magisterio nacional, comparable a las que encabezó Othón Salazar (Ramírez) en 1956” .
El general secretario dice verdades a medias. Él no puede autorizar el despliegue de soldados para confrontar a inermes indígenas, con todo y bloqueos de carreteras, sin la venia del comandante supremo de las fuerzas armadas.
Un factor de poder como él, que no tiene que molestarse en acudir al Palacio Legislativo de San Lázaro, que no rinde cuentas a nadie, más que a Calderón Hinojosa, por supuesto que no tiene que atender presuntas solicitudes de Genaro García Luna , el policía mayor de México, y el incompetente Marco Antonio Adame Castillo , gobernador de Morelos.
Es claro que la de Galván Galván es sólo una fórmula para expresar su desacuerdo con el peligroso involucramiento del Ejército para aplicar las políticas del grupo gobernante para criminalizar el movimiento social, como con altanería e irresponsabilidad mayúsculas se anuncia extraoficialmente desde la Secretaría de Gobernación.
Resultan pertinentes, por ello, las definiciones castrenses, interpretadas y difundidas por el diputado Suárez, en semanas en que el movimiento social adquiere un gran dinamismo y las tentaciones autoritarias desde el poder civil y castrense están a la orden del día.
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