Mandevilla (Diatribune y Daily Kos)
Título original: Bush Profiteers Collect Billions From NCLB
Traducción: Ernesto Carmona
El arquitecto de No Dejemos a los Niños Atrás (No Child Left Behind, NCLB), Sandy Kress, el más encumbrado consejero de educación de Bush, ha logrado voltear un programa que constantemente ha probado ser desastroso en el ámbito de la educación, pero de un enorme éxito para el mercantilismo corporativo.
Después de aprobar NCLB a través de la Cámara de Representantes de EEUU en 2001 sin audiencias públicas, el cabildero Kress consiguió que los legisladores vaciaran las espitas de los fondos federales para desviar miles de millones de dólares hacia los inversionistas privados mejor conectados con la administración Bush.
Un estatuto que alguna vez prometió la igualdad de acceso a la educación pública a millones de niños estadounidenses ahora promete "servicios educativos suplementarios" y mil millones de dólares en beneficios de clientes corporativos con procesos tributarios dudosos. NCLB fue creada como la "estaca de prueba" de un sistema que el sector privado podría utilizar para extraer con sifón los fondos federales de educación. Luego apareció Business Roundtable, que revisó la Ley de Educación y Educación Secundaria de Lyndon Johnson (ESEA, en inglés). El resultado ha sido beneficioso para las corporaciones por haberles otorgado ganancias inesperadas. Lo que alguna vez fue una industria casera se ha convertido en un gigante corporativo. "Están comenzando a gastarse millones de dólares y nadie sabe qué está sucediendo", dijo Jack Jennings, director del Centro de Políticas de Educación.
El maridaje entre los grandes negocios y la educación beneficia no sólo los intereses de Business Roundtable, un consorcio con más de 300 gerentes, incontables pero leales de la familia Bush, entre otros, el cabildero Sandy Kress Kress, principal arquitecto de NCLB; Harold McGraw III, editor de libros de texto; Bill Bennett, ex Secretaria de Educación de Reagan; y Neil Bush, el hermano más joven del presidente, han cobrado millones por los resultados exitosos de Roundtable en la puesta en práctica acertada de la "educación basada en resultados". NCLB transformó en un frenesí de ganancias corporativas todo nuestro sistema escolar público, alterando la asignación de estándares estadales, las pruebas y las sanciones de la escuela.
Kress, ex presidente del Consejo Escolar de Dallas, comenzó a desempeñarse cerca de George W. Bush en el programa "Educación K-12" tan temprano como en 1999. Trabajando con éxito y por años con el entonces Gobernador de Texas, obtuvo de los demócratas la decisión de otorgar apoyo político bipartidista alentándolos con la promesa compasiva de la propaganda de marketing " no dejar a ningún niño atrás" y la adopción de altos estándares del estado para medir el funcionamiento adecuado de la escuela. Firmado como ley a principios de 2002, NCLB amplió dramáticamente el papel federal en la educación pública, asignando la prueba anual a los niños de los grados 3 a 8, proveyendo tutoría particular para los niños de escuelas persistentes en sus fallas y fijando por mandato un período de doce años para cerrar boquetes crónicos en el logro del estudiante. Entonces, haciendo una legislación a la medida, Kress dejó de ser criado público para trocarse en cabildero corporativo, guiando a sus clientes al esponsal con los fondos federales. Antes de 2005 había obtenido más de 4 millones de dólares por contratos como lobbysta.
Mientras Business Roundtable mantenía alta la vara de las pruebas y administró un "adecuado progreso anual" de las escuelas responsables a nivel nacional, por su parte NCLB proporcionó beneficios a la industria de prueba por una cantidad entre 1,9 y 5,3 mil millones de dólares al año. NCLB exigió que los estados fueran capaces de producir "informes interpretativos, descriptivos y de diagnóstico", que son proporcionados a cierto precio a los miembros de la industria. Entre éstos se encuentran los cuatro o cinco jugadores top del mercado del libro de textos, incluyendo a los tres grandes –McGraw-Hill, Houghton-Mifflin y Harcourt General–, quienes dominan el mercado de pruebas desde el advenimiento de NCLB. Identificados por analistas de Wall Street en la estela de la elección 2000 como "acción de Bush", los tres representan a dueños como Harold McGraw III, que tiene lazos de muchos años con la administración Bush y los esfuerzos del cabildero Sandy Kress.
Otros clientes de Kress incluyen a Ignite! Learning –una compañía dirigida por Neil Bush, el hermano del presidente Bush– y K12 Inc., una empresa con fines de lucro propiedad de Bill Bennett, ex Secretaria de Educación del Presidente Reagan, reconvertida a sí misma para competir por los dólares de NCLB.
Bajo NCLB, los distritos escolares reciben el financiamiento federal inclusive aquellos fondos requeridos por la ley para reservar a un lado el 20% del total de esos fondos, a fin de anticiparse a que eventualmente sus escuelas no pudieran alcanzar su fórmula anual de progreso (Annual Yearly Progress). Cuando esa "falta" es certificada por las pruebas de rendimiento, entonces el distrito escolar es requerido para utilizar esa reserva de fondos federales en pagar proveedores SES (Servicios de Educación Suplementarios). Ignite! ha colocado productos en cuarenta distritos escolares de EEUU y K12 ofrece un menú de servicios "como opción frente a las escuelas tradicionales de ladrillo y cemento", que incluye "academias virtuales" basadas en computadores, que han calificado para más de 4 millones de dólares en concesiones federales. Con NCLB, los servicios educativos suplementarios, cuyos resultados se están cuestionando crecientemente, cosechan anualmente 2 mil millones de dólares.
Nacionalmente, existen más de 1.800 proveedores aprobados de servicios educativos suplementarios, pero pocos están en vías de regulación. Por el contrario, Michael Petrilli, ex miembro del departamento de Educación, propuso: "Nosotros deseamos tan poca regulación como sea posible para que el mercado pueda ser tan vibrante como sea posible". A tal efecto, Kress está cabildeando actualmente a nombre de otra coalición bipartidista para ganar la reautorización de NCLB por otros seis años.
Título original: Bush Profiteers Collect Billions From NCLB
Traducción: Ernesto Carmona
El arquitecto de No Dejemos a los Niños Atrás (No Child Left Behind, NCLB), Sandy Kress, el más encumbrado consejero de educación de Bush, ha logrado voltear un programa que constantemente ha probado ser desastroso en el ámbito de la educación, pero de un enorme éxito para el mercantilismo corporativo.
Después de aprobar NCLB a través de la Cámara de Representantes de EEUU en 2001 sin audiencias públicas, el cabildero Kress consiguió que los legisladores vaciaran las espitas de los fondos federales para desviar miles de millones de dólares hacia los inversionistas privados mejor conectados con la administración Bush.
Un estatuto que alguna vez prometió la igualdad de acceso a la educación pública a millones de niños estadounidenses ahora promete "servicios educativos suplementarios" y mil millones de dólares en beneficios de clientes corporativos con procesos tributarios dudosos. NCLB fue creada como la "estaca de prueba" de un sistema que el sector privado podría utilizar para extraer con sifón los fondos federales de educación. Luego apareció Business Roundtable, que revisó la Ley de Educación y Educación Secundaria de Lyndon Johnson (ESEA, en inglés). El resultado ha sido beneficioso para las corporaciones por haberles otorgado ganancias inesperadas. Lo que alguna vez fue una industria casera se ha convertido en un gigante corporativo. "Están comenzando a gastarse millones de dólares y nadie sabe qué está sucediendo", dijo Jack Jennings, director del Centro de Políticas de Educación.
El maridaje entre los grandes negocios y la educación beneficia no sólo los intereses de Business Roundtable, un consorcio con más de 300 gerentes, incontables pero leales de la familia Bush, entre otros, el cabildero Sandy Kress Kress, principal arquitecto de NCLB; Harold McGraw III, editor de libros de texto; Bill Bennett, ex Secretaria de Educación de Reagan; y Neil Bush, el hermano más joven del presidente, han cobrado millones por los resultados exitosos de Roundtable en la puesta en práctica acertada de la "educación basada en resultados". NCLB transformó en un frenesí de ganancias corporativas todo nuestro sistema escolar público, alterando la asignación de estándares estadales, las pruebas y las sanciones de la escuela.
Kress, ex presidente del Consejo Escolar de Dallas, comenzó a desempeñarse cerca de George W. Bush en el programa "Educación K-12" tan temprano como en 1999. Trabajando con éxito y por años con el entonces Gobernador de Texas, obtuvo de los demócratas la decisión de otorgar apoyo político bipartidista alentándolos con la promesa compasiva de la propaganda de marketing " no dejar a ningún niño atrás" y la adopción de altos estándares del estado para medir el funcionamiento adecuado de la escuela. Firmado como ley a principios de 2002, NCLB amplió dramáticamente el papel federal en la educación pública, asignando la prueba anual a los niños de los grados 3 a 8, proveyendo tutoría particular para los niños de escuelas persistentes en sus fallas y fijando por mandato un período de doce años para cerrar boquetes crónicos en el logro del estudiante. Entonces, haciendo una legislación a la medida, Kress dejó de ser criado público para trocarse en cabildero corporativo, guiando a sus clientes al esponsal con los fondos federales. Antes de 2005 había obtenido más de 4 millones de dólares por contratos como lobbysta.
Mientras Business Roundtable mantenía alta la vara de las pruebas y administró un "adecuado progreso anual" de las escuelas responsables a nivel nacional, por su parte NCLB proporcionó beneficios a la industria de prueba por una cantidad entre 1,9 y 5,3 mil millones de dólares al año. NCLB exigió que los estados fueran capaces de producir "informes interpretativos, descriptivos y de diagnóstico", que son proporcionados a cierto precio a los miembros de la industria. Entre éstos se encuentran los cuatro o cinco jugadores top del mercado del libro de textos, incluyendo a los tres grandes –McGraw-Hill, Houghton-Mifflin y Harcourt General–, quienes dominan el mercado de pruebas desde el advenimiento de NCLB. Identificados por analistas de Wall Street en la estela de la elección 2000 como "acción de Bush", los tres representan a dueños como Harold McGraw III, que tiene lazos de muchos años con la administración Bush y los esfuerzos del cabildero Sandy Kress.
Otros clientes de Kress incluyen a Ignite! Learning –una compañía dirigida por Neil Bush, el hermano del presidente Bush– y K12 Inc., una empresa con fines de lucro propiedad de Bill Bennett, ex Secretaria de Educación del Presidente Reagan, reconvertida a sí misma para competir por los dólares de NCLB.
Bajo NCLB, los distritos escolares reciben el financiamiento federal inclusive aquellos fondos requeridos por la ley para reservar a un lado el 20% del total de esos fondos, a fin de anticiparse a que eventualmente sus escuelas no pudieran alcanzar su fórmula anual de progreso (Annual Yearly Progress). Cuando esa "falta" es certificada por las pruebas de rendimiento, entonces el distrito escolar es requerido para utilizar esa reserva de fondos federales en pagar proveedores SES (Servicios de Educación Suplementarios). Ignite! ha colocado productos en cuarenta distritos escolares de EEUU y K12 ofrece un menú de servicios "como opción frente a las escuelas tradicionales de ladrillo y cemento", que incluye "academias virtuales" basadas en computadores, que han calificado para más de 4 millones de dólares en concesiones federales. Con NCLB, los servicios educativos suplementarios, cuyos resultados se están cuestionando crecientemente, cosechan anualmente 2 mil millones de dólares.
Nacionalmente, existen más de 1.800 proveedores aprobados de servicios educativos suplementarios, pero pocos están en vías de regulación. Por el contrario, Michael Petrilli, ex miembro del departamento de Educación, propuso: "Nosotros deseamos tan poca regulación como sea posible para que el mercado pueda ser tan vibrante como sea posible". A tal efecto, Kress está cabildeando actualmente a nombre de otra coalición bipartidista para ganar la reautorización de NCLB por otros seis años.
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