2008: un Año de Incertidumbre

Celso C. Hernández Rojas. *

Las expectativas económicas con que se inicio 2008 eran poco optimistas, un crecimiento de tan sólo el 3%, inflación del 4%, y en general un ambiente de incertidumbre por ver cómo evolucionaba la crisis en estados Unidos. Ahora conociendo los resultados del primer trimestre del año, la incertidumbre sobre el futuro inmediato es mayor, el Banco de México, ha salido a anunciar que el crecimiento del PIB, estará entre 2.4 y 2.7%, es decir casi medio punto porcentual menos que a principios de año, y la tasa de inflación en 5%, un punto más que la meta anterior. La evolución de la crisis, ha pasado de ser un problema financiero ocasionado por las hipotecas, para transformarse en un problema de producción de alimentos y un alza imparable de los precios de los energéticos, que si bien amenazan con desatar una espiral inflacionaria, por lo pronto se han visto frenados al desatar el presupuesto en este año electoral para Estados Unidos.

Las medidas de política económica que ha venido tomando el Gobierno Federal en México, son erráticas, no son congruentes en su discurso, sus intenciones y las acciones que de ellas se toman. Un ejemplo de ello, es el anuncio del programa “Vivir mejor”, que entre otras medidas va a otorgar ayuda alimenticia a familias en las zonas rurales marginadas en un número menor a las 200 mil familias y por un monto menor de 500 pesos al mes, lo que a todas luces es insuficiente para tener un real repercusión en la lucha contra la pobreza. Esta sería la acción concreta, es ínfimo el presupuesto y la repercusión que esta medida puede tener, la propia presidencia ha señalado que el programa, “no es asistencialista, ni populista”, en el anuncio se crea también una coordinación de todos los programas sociales del gobierno federal, como sabemos programas como el Seguro Popular, tiene recursos en la Secretaría de Salud, el Programa Oportunidades en SEDESOL, y otros como fertilizantes en la SAGARPA, se trata pues de que estos programas tengan una coordinación única, pero entiéndase bien, no se centralizan recursos, esos siguen en las Secretarias, tampoco el gasto operativo se va tocar, vamos ni siquiera la ejecución de los programas, no solamente que ahora el ejecutivo podrá aplicar, en el momento y en el lugar que él decida la aplicación de tales programas, como lo han señalado los especialistas esta medida, para el ejecutivo que se hace cargo de la presidencia ilegitima, es ni más ni menos que un instrumento de su aritmética electoral.

Si no nos convencemos de esta “forma personal de gobernar”, como dice en algunas obras don Daniel Cossío Villegas, basta ver como se dirige a sus subordinados, los secretarios del gabinete, en este caso a Josefina Vázquez Mota de la SEP, que públicamente le pide, que aunque sea de a poco a poco, le presente en un mes un plan para mejorar la calidad educativa. Esta no es una idea disparatada o fortuita, no, la presidencia entiende que las decisiones deben de pasar por sus manos, el señalamiento en torno a la política social del gobierno federal, es que esta se tiene que aplicar en el momento y lugar que este la necesite, y como lo dice el discurso, eso no es asistencialismo, ni populismo nosotros diríamos es simple aritmética electoral.

En este sentido pragmático y errático, las medidas parecen que surgen en forma espontanea y se van acumulando en forma caótica, sólo en la medida en que podemos analizarlas en su conjunto como un todo, levantando la vista para ver el bosque, es que se ordenan y cobran coherencia. La declaración del coordinador del PRI en la Cámara de Senadores, Manlio Fabio Beltrones, unos días antes de que el ejecutivo mandará su iniciativa de reforma energética, es ilustrativa, dijo, que en el gobierno de Calderón, “no hay proyecto nacional con el cual identificarse”, y agregaríamos que la política se desenvuelve entre ocurrencias y actos de los medios de comunicación, hay a diario tantos muertos y actos del crimen organizado, que el gobierno federal no acierta a darle certeza a los propios acontecimientos, los medios han hecho una cotidianeidad de la violencia.

Como se recordara, el gobierno federal planteo que la iniciativa de reforma energética, la iba a suscribir el PAN, pero después decidieron que no iba a ser así, y por cierto un simple mensajero entrego en la oficialía departes de la Cámara de senadores la propuesta de reforma energética, y ya después, la secretaria de energía y el Director de Pemex hicieron la presentación ante los medios, aclarándose que la presidencia es la que suscribe la reforma Cuando uno revisa la propuesta, se encuentra que no hay reforma constitucional, son leyes secundarias y reglamentos los que se reforman, y encontramos que tampoco se cambia el régimen fiscal de Pemex, lo que sí es muy claro es como se centraliza en el ejecutivo la toma de decisiones de la paraestatal, y las medidas que van a ser lesivas son por que las licitaciones, que debieran ser concursos abiertos, ahora pueden ser por invitación, y otorgar contratos en forma discrecional.

La conclusión salta inmediatamente, la reforma energética presentada es insuficiente, y lo único que resuelve es que las decisiones de la paraestatal dependan del ejecutivo. En ese camino estamos asistiendo a algo que ni en los mejores días del PRIato se daba, y es que la decisión presidencial sea institucionalizada.

Con el correr de los acontecimientos, el proyecto del Estado es contrapuesto con las organizaciones populares y sociales, y será cada vez más difícil de contenerlas, si se atiza el desorden económico, producto de este largo periodo de estancamiento económico, y de esta nueva forma en que se presenta de manera contradictoria la crisis, aumento de precios del petróleo, y aumento de los alimentos.

Por ello, este año es de incertidumbre frente a tanto caos, pero sólo de esta manera, estando alertas y reordenando la realidad, por sus múltiples determinaciones, y tomándola como un todo, es que podemos mejor orientarnos, para no sólo asistir a los acontecimientos sino para comprenderlos.

*Miembro del Taller de Economía Social y Políticas Públicas de la Facultad de Economía de la UNAM.

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