miércoles, junio 13, 2012

Megagolpe a Los Zetas en EU

Ginger Thompson

Ciudad de México.- Los recién llegados rara vez son parte del círculo de ganadores en la carrera de caballos All American Futurity, considerada el Derby de Kentucky de los cuarto de milla.

No obstante, en septiembre del 2010, un sonriente grupo de hombres que ondeaban banderas mexicanas y piñatas en miniatura llegó a Ruidoso, Nuevo México, para llevarse el premio de un millón de dólares con un potro que tenía pocas probabilidades de ganar llamado Mr. Piloto.

El dueño de Mr. Piloto, José Treviño Morales, de 45 años, quien se describe a sí mismo como un constructor que creció en la pobreza en México, encabezaba el festejo en la pista. Al otro lado de la frontera, Ramiro Villarreal, un afable socio que había ayudado a adquirir el potro ganador, celebraba en un bar con amigos.

En cuanto al hombre que había hecho posible ese día, Miguel Ángel Treviño Morales, se encontraba prófugo de la justicia, al ser uno de los narcotraficantes más buscados del mundo.

Miguel Ángel Treviño, uno de los hermanos menores de José Treviño, es el segundo al mando en el grupo delictivo de los Zetas. Delgado y con un semblante severo, se ha convertido en el principal encargado de hacer cumplir las reglas de la organización, famoso por desmembrar a sus víctimas cuando aún están vivas.

La carrera fue una de las muchas victorias de los hermanos Treviño, quienes lograron establecer una exitosa operación de cría de caballos en Estados Unidos, llamada Tremor Enterprises, que les permitió lavar millones de dólares en dinero del narco, de acuerdo a funcionarios federales de impartición de justicia. La operación permitió que una de las redes criminales más peligrosas de México asegurara su presencia en Estados Unidos, aseguraron los funcionarios.

Utilizando el efectivo proporcionado por Miguel Ángel Treviño, la residencia legal de José Treviño en Estados Unidos y el talento de Villarreal para detectar un buen caballo, Tremor compró un extenso rancho en Oklahoma y alrededor de 300 sementales y yeguas. Los hermanos Treviño pudieron haber mantenido oculta su operación, en vista de la conexión delictiva, pero aparentemente su pasión por los caballos y por ganar demostró ser demasiado tentadora. En un breve periodo de tres años, Tremor ganó tres de las carreras más importantes en la industria, con premios que sumaron un total de casi 2.5 millones de dólares.

El negocio tenía un desempeño "tan extraordinario que es difícil de creer", dijo Morris Panner, un ex fiscal a cargo de casos por narcóticos. "Tal vez usaron algún tipo de de lógica perversa que les indicaba que podían ocultarse a plena vista, precisamente porque la gente no lo creería o cuestionaría".

El martes por la mañana, el Departamento de Justicia de Estados Unidos emprendió acción contra Tremor, al enviar varios helicópteros y cientos de agentes a los establos de la compañía en Ruidoso, así como a su rancho en Oklahoma. José Treviño y varios asociados fueron detenidos y ese mismo día se presentaron cargos en su contra, indicaron las autoridades.

También se presentaron cargos contra Miguel Ángel Treviño y otro de sus hermanos, Omar. Ambos están prófugos en México. Omar Treviño es un miembro de alto nivel en la organización de los Zetas, y una declaración jurada del FBI presentada en un Tribunal de Distrito de Estados Unidos lo describe como partícipe en la operación de lavado de dinero.

Dicha declaración señala que los Zetas canalizaban aproximadamente un millón de dólares al mes para la compra de caballos cuarto de milla en Estados Unidos. Las autoridades recibieron información sobre las actividades de Tremor en enero del 2010, cuando los Zetas pagaron más de un millón de dólares en un solo día para comprar dos yeguas de cría, señalaba la declaración.

The New York Times tuvo conocimiento de las actividades de Tremor en diciembre del 2011, al realizar reportes sobre los Zetas. The Times se enteró de la investigación del Gobierno estadounidense el mes pasado y estuvo de acuerdo en no publicar este artículo hasta el martes, en la mañana de los arrestos.

Las actividades de los hermanos a ambos lados de la frontera muestran un marcado contraste. Una semana de mayo inició con la noticia de que las autoridades señalaban a Miguel Ángel Treviño como culpable de la masacre de 49 personas cuyos cuerpos fueron encontrados, sin cabezas, manos o pies, en bolsas de basura junto a una carretera en Nuevo León. Dicha semana concluyó con José Treviño presentando cuatro caballos de Tremor en una prestigiosa carrera en la pista Los Alamitos Race Course, cerca de Los Ángeles.

Para ese entonces, la historia de Villarreal había llegado a su trágico fin. Poco después de la victoria en Ruidoso, en el 2010, fue detenido por la DEA, y accedió con renuencia a trabajar como informante. Cinco meses después, sus restos incinerados fueron encontrados en un automóvil que se había incendiado en una carretera a las afueras de Nuevo Laredo.

Los rumores por los triunfos y adquisiciones de Tremor iniciaron hace tres años, cuando José Treviño gastó aproximadamente 3 millones de dólares en caballos cuarto de milla, entre ellos uno llamado Number One Cartel (Cártel Número Uno).

Desde entonces, ha trabajado con criadores, entrenadores y agentes comerciales considerados pilares en el negocio. Tremor Enterprises no siempre incluía su nombre en los caballos de su propiedad o las carreras en las que competían, presuntamente para evitar llamar la atención de recaudadores de impuestos y autoridades de impartición de justicia, de acuerdo a agentes federales.

Sin embargo, personas al interior de dicha industria financieramente atribulada no necesitan ver registros por escrito para saber quién hace negocios con quién. Y algunas de esas personas admitieron que el tema de la identidad de José Treviño, y de dónde salía su dinero, era tratado igual que muchos tabúes: la gente no hacía muchas preguntas, ya fuera por falta de interés o porque no quería saber.

"Todos saben quién es José Treviño", dijo un entrenador. "Pero todo lo que les importaba era si sus cheques eran aprobados".

Un grupo del crimen organizado en ascenso

Conformado por miembros desertores del Ejército mexicano y la policía, el grupo de los Zetas era una fuerza de protección para el poderoso Cártel del Golfo antes de independizarse en el 2010. Su ascenso desató una serie de masacres y asesinatos de funcionarios de elección popular, jefes de policía, periodistas y otros, lo que hizo que el crimen organizado dejara de ser un problema para la impartición de justicia y se convirtiera en la amenaza de seguridad nacional más importante para la frágil democracia de México.

Miguel Ángel Treviño, conocido como "Zeta 40", o sólo "El 40", nunca estuvo en el Ejército. Sin embargo, se volvió útil para los Zetas gracias a su experiencia en el traslado de contrabando por la frontera.

Autoridades de impartición de justicia señalaron que los Zetas han podido extender rápidamente su alcance más allá de las fronteras de México con Estados Unidos y Guatemala. Y aunque otros grupos del narco en México prefieren mantenerse, y a su dinero, cerca de su territorio, los Zetas han establecido puestos de avanzada en lugares tan lejanos como Sudamérica y África Occidental.

"Los Zetas son particularmente ágiles para extender sus tentáculos a través de fronteras", dijo Michael S. Vigil, un ex funcionario de alto nivel de la DEA. Vigil añadió que las extensas capacidades de inteligencia y operación del grupo delictivo le permiten controlar con tanta rapidez territorios nuevos que es difícil para las agencias del orden público seguirles el ritmo.

Su principal bastión es Nuevo Laredo, uno de los cruces fronterizos con más actividad en Norteamérica y ciudad natal de Treviño.

Treviño creció en una familia grande con seis hermanos, entre ellos José, y seis hermanas, indicaron autoridades estadounidenses. Al igual que la mayoría de los residentes de esa ciudad, la familia Treviño veía a la frontera como una especie de línea imaginaria.

Oficiales con conocimiento sobre la familia contaron que los hermanos aprendieron los trucos de moverse con facilidad entre México y Estados Unidos, al usar visas temporales y tarjetas de cruce fronterizo para iniciar familias, comprar propiedades y hacer negocios en ambos países.

Registros de los tribunales trazan la naturaleza de los inicios delictivos de los hermanos, que comenzaron hace al menos dos décadas. En 1995, un hermano mayor, Juan Francisco Treviño, recibió sentencia por cargos de conspiración para introducir cientos de kilos de mariguana de contrabando a Estados Unidos.

En su testimonio, Juan Francisco se describió a sí mismo como un empresario trabajador que había intentado sacar adelante una pequeña compañía constructora, Treviño Masonry, pero luego ingresó al negocio de los transportes por carretera.

Los fiscales argumentaron que dichos negocios eran fachadas para las actividades delictivas de los Treviño, al citar varias licencias comerciales vencidas, documentos de identificación falsos y transferencias bancarias electrónicas sospechosas.

El acusado recibió una sentencia de 22 años y actualmente cumple su condena. José y Miguel Ángel Treviño estuvieron implicados en el caso, pero no hubo procesos en su contra debido a la falta de evidencias, dijeron las autoridades involucradas en la investigación.

No está claro si los dos hermanos tomaron caminos separados en ese momento o si continuaron colaborando. El ascenso de Miguel Ángel Treviño entre las filas de los Zetas es conocido. Jere Miles, experto en los Zetas en el Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos, dijo que en el mundo criminal de México, Treviño tenía la fama de una figura de culto tras haber salido ileso de varios enfrentamientos con las autoridades, no hacer tratos con nadie y no parecer tener miedo de morir. Los cuerpos desmembrados, abandonados por docenas, se han convertido en su tarjeta de presentación.

También administra el dinero de la organización, de acuerdo a George Grayson, profesor en el College of William and Mary, quien ha escrito un libro sobre los Zetas.

El rastro de información pública sobre José Treviño inicia en el 2009, cuando comenzó a comprar caballos de carreras caros.

"Todo indica que se veía como cualquier otra persona interesada en caballos cuarto de milla", dijo una persona en la industria que conoce a Treviño. "Pero tenía una enorme cantidad de dinero, sin una buena explicación sobre su origen. Y tenía un apellido que hacía que mucha gente se hiciera preguntas".

Un nuevo competidor en la pista

Por más que Tremor fuera una operación de lavado de dinero, el negocio de cría de caballos de cuarto de milla de los Treviño les permitía mezclar los negocios con el placer.

Los caballos tienen mucho tiempo de ser considerados un símbolo de estatus en América Latina, y los narcotraficantes se han contado entre los coleccionistas más ávidos de la región.

Los funcionarios de la impartición de justicia señalan que las carreras de caballos eran uno de los pasatiempos favoritos de Miguel Ángel Treviño, y aún estando prófugo, se las ha ingeniado para mantener el control de varios ranchos e hipódromos en México y Guatemala, donde organiza carreras conocidas como parejeras.

Sin embargo, las carreras hípicas mexicanas, al igual que otras tantas actividades en el País, se han visto golpeadas por la violencia de la guerra contra el narco.

Muchos criadores mexicanos han trasladado sus operaciones a Estados Unidos, donde pueden adquirir caballos de mejor pedigrí y competir por premios más cuantiosos, sin temer por sus vidas.

"Una gran parte del crecimiento en las carreras de caballos cuarto de milla en Estados Unidos se debe a estas personas", aseveró un experto de la industria, en referencia a la afluencia de criadores y compradores de México.

"Gastan mucho dinero, y eso ha hecho una enorme diferencia".

La industria de los caballos cuarto de milla, centrada en el suroeste estadounidense, presenta carreras que son más cortas y rápidas que las carreras de caballos pura sangre.

Para incorporarse a la acción en los hipódromos estadounidenses, Miguel Ángel Treviño necesitaba a alguien en quien pudiera confiar para escoger a un caballo ganador. Para ello, recurrió a Villarreal.

El tímido hijo de un contador y una maestra, conocido por su complexión y apetito insaciable como "El Gordo", Villarreal era un inusitado hombre de caballos.

Villarreal comenzó a asistir a subastas desde que era niño, y desarrolló la asombrosa habilidad de detectar caballos que podrían no provenir del mejor linaje, pero cuyas zancadas o actitud dejaban entrever una velocidad excepcional.

Los padres de Villarreal dijeron que él empezó a comprar caballos siendo adolescente, en gran medida con dinero prestado por familiares y amigos. No obstante, nunca parecía tener el dinero suficiente para conseguir el tipo de caballos que pudieran competir por premios importantes.

Así como tampoco este hombre notoriamente afeminado llegó a desarrollar las habilidades sociales necesarias para encajar en el mundo varonil de los criadores y entrenadores.

De cierta forma, comentó una de sus amistades, Villarreal dejó de intentarlo. Durante un tiempo, bautizó a sus caballos con nombres de modelos de pasarela (como Campbell, por Naomi, y Elle, por Macpherson) ya que se sentía cautivado por la moda femenina.

Villarreal recibió su gran oportunidad en el 2006, cuando a duras penas reunió 10 mil 500 dólares para comprar un potro en una subasta en Los Alamitos, señalan registros. Se llevó el equino a México, lo bautizó como "El Sicario" y lo inscribió a un circuito de parejeras, donde empezó a vencer a competidores más jóvenes y mejor clasificados.

"Ese caballo atrajo la atención de 'El 40'", indicó uno de los amigos de Villarreal. "Le dijo a Ramiro, 'quiero que compres caballos por mí'".

Villarreal no lo pensó dos veces, narró el amigo. "Ésta era su oportunidad de cumplir su sueño".

El padre de Villarreal, también llamado Ramiro, lo vio de una manera distinta.

"Si alguien te pide que hagas algo", expresó, "¿vas a decirle que no?".

En cuestión de poco tiempo, el nombre de Villarreal hijo comenzó a aparecer en las listas de los principales compradores en subastas en California, Texas, Nuevo México y Oklahoma.

Su primer campeón fue Tempting Dash, que ganó más de 600 mil dólares en el 2009, impuso un récord de pista durante el evento Texas Classic Futurity y le dio a Tremor su primera victoria en una carrera con bolsa millonaria.

Independientemente de su éxito, Villarreal siempre se mostró respetuoso con su jefe, a quien llamaba "Papi". Cuando Miguel Ángel Treviño quiso ver a Tempting Dash con sus propios ojos, Villarreal llevó al caballo, junto con docenas de ejemplares más, a México.

El regreso era más complicado. Para evitar inspecciones, cuarentenas y otros procedimientos requeridos para ingresar animales de ganado a Estados Unidos, Villarreal hizo que los entrenadores cruzaran los caballos a hurtadillas por la frontera, al arrearlos justo después del alba a través del Río Bravo.

"Mi hijo solía decirme que su mayor bendición era también su maldición", aseveró el padre de Villarreal. "Me comentaba, 'mi problema es que soy bueno en lo que hago, así que mucha gente me pide que les ayude. Algunas de esas personas son buenas, y otras son malas".

'Un gran momento'

A pesar de lo mucho que Miguel Ángel Treviño se apoyaba en Villarreal, necesitaba de su hermano José para que fungiera como el rostro de su floreciente negocio de cría de caballos en Estados Unidos.

José Treviño, un hombre de apariencia pulcra, padre de tres hijos y con un pequeño logotipo de Tremor tatuado en una mano, casi siempre asistía a las carreras acompañado de su familia.

A menudo, le adjudicaba su éxito a una mezcla de intervención divina y mera suerte.

"Después de cada triunfo, siempre dice que ha sido bendecido con el don de escoger a los caballos adecuados y ponerlos a competir en las carreras adecuadas", declaró una persona que lo conocía.

"Siempre es humilde. Es el tipo de hombre que está consciente de lo que no sabe, que parece estar ansioso por aprender y a quien no le da pena pedir consejos".

Al principio, José Treviño se mostraba renuente a los reflectores, al evitar a los reporteros fingiendo que no hablaba bien inglés. Pero entre más carreras ganaba, más a gusto parecía sentirse frente a las cámaras y micrófonos.

Algunos de sus conocidos precisaron que él nunca buscaba a los medios, pero tampoco se rehusaba a hablar cuando lo contactaban, lo cual sucedía a menudo.

"Fue asombroso", externó José Treviño, radiante frente a los reporteros en noviembre del 2009, luego de que Tempting Dash ganó el Texas Classic Futurity. "Esperábamos que corriera a lo grande, pero no esperábamos algo como esto, que rompiera el récord de la pista de esta forma".

El año siguiente, cuando el potro llamado Mr. Piloto ganó el All American Futurity, en Ruidoso, los reporteros lo llamaron "la victoria más sorpresiva en la historia de ese evento", y se maravillaron por la manera en que Treviño, con un caballo "tan verde", pudo superar a oponentes que ostentaban mejores tiempos de calificación y jinetes de clase mundial.

Entonces, el año pasado, un caballo llamado Separate Fire arrasó en el Ed Burke Futurity, en Los Alamitos, California, lo que le valió a José Treviño su tercer triunfo en una carrera con bolsa de 1 millón de dólares, imponiendo una marca.

"Somos personas con los pies puestos sobre la tierra", declaró humildemente a la publicación Track Magazine, tras una carrera en julio del 2011.

"Éste es un gran momento que vamos a disfrutar durante mucho tiempo. Pero creo que tienes que tomar las cosas según vengan y no dejar que te cambien la vida".

No obstante, su vida sí cambió. La racha ganadora de Tremor le permitió contratar a los jinetes, entrenadores y asociados de ventas más respetados en la industria.

El año pasado, algunos de sus conocidos revelaron que José Treviño mudó a su familia, de una modesta vivienda suburbana, en Mesquite, Texas, donde dijo haber trabajado en la industria de la construcción, a un extenso rancho en las afueras de Lexington, Oklahoma.

El rancho de 28 hectáreas, Zule Farms, fue nombrado en honor a su esposa, Zulema, una ex secretaria quien decía llevar la contabilidad de Tremor.

Una persona familiarizada con la propiedad indicó que Treviño había convertido un granero repleto de estiércol dentro del rancho en unas instalaciones para la cría de caballos, con laboratorios vanguardistas y establos especiales donde se les implantaban embriones a las yeguas.

Por toda la industria de caballos cuarto de milla, la gente comenzó a murmurar sobre el origen de su dinero.

"No hay manera de que todo el dinero que está invirtiendo en ese rancho viniera de ser empresario de la construcción. Simplemente no es lógico", expresó una persona familiarizada con Zule Farms.

Autoridades federales dijeron que José y Zulema Treviño ganaban menos de 70 mil dólares al año en el 2008, y menos de 60 mil en el 2009.

Aún así, compraba varios caballos con valor de cientos de miles de dólares a la vez, de acuerdo a la declaración jurada. Los registros muestran que por lo menos en un par de ocasiones, hizo que otras personas firmaran las compras importantes de la compañía. Un trato fue firmado por un adolescente que no parecía tener edad suficiente para conducir. El otro fue manejado por Tyler Graham, descendiente de una destacada familia de criadores de cuarto de milla y quien asombró a una casa de subastas abarrotada en Oklahoma al aceptar pagar la suma récord de 875 mil dólares por una yegua de cría llamada Dashin Follies.

En el momento de la venta, Graham dijo que compraba la yegua a nombre de un cliente que sólo se identificaría como "un residente de México". Poco después, muestran los registros, entregó el caballo a Tremor. Graham no ha sido acusado de ningún crimen.

Un experto en la industria que asistió a la subasta expresó que la venta provocó rumores. Sin embargo, agregó que los tratos imprecisos no son raros en una industria donde los pagos se realizan en efectivo y los registros son marcadamente, incluso deliberadamente, poco confiables.

"Si alguien llega a una subasta con cientos de miles de dólares y se rehúsa a dar su nombre, nadie va a rechazarlo", externó el experto de la industria. "Lo que le dirán es, 'registraremos el caballo con cualquier nombre que usted quiera'".

Una muerte misteriosa

Al tiempo que aumentaba la importancia de José Treviño en la comunidad de caballos cuarto de milla, también ocurrió lo mismo con el sitio de Miguel Ángel Treviño en el tráfico de drogas. Para fines del 2010, había ayudado a encabezar una brutal expansión en México, tan profunda que los Zetas se convirtieron no sólo en una prioridad para las fuerzas de seguridad del país, sino también en un enemigo que inspiró a otras organizaciones de narcotraficantes a unir fuerzas y luchar contra ellos.

El control de Miguel Ángel Treviño sobre los almacenes de drogas y los comandos armados en toda la frontera también obligaron a las autoridades de Estados Unidos a ofrecer una recompensa de 5 millones de dólares por información que llevara a su captura.

Al mismo tiempo, Villarreal caía de la gracia de Tremor. Se mostraba abiertamente molesto porque los Zetas lo habían obligado transferirle la propiedad de uno de sus mejores caballos de carreras a Tremor, de acuerdo a la declaración, que señalaba que el cártel utilizaba la "amenaza de muerte" para forzar a sus asociados a entregarles caballos o ayudarlos a mover dinero.

Villarreal también estaba endeudado porque los hermanos Treviño apenas si le pagaban lo suficiente para cubrir costos de viaje, dijeron amigos. Villarreal comenzó a inflar sus gastos, lo que hizo que Miguel Ángel Treviño sospechara que estaba tomando dinero de Tremor, añadieron amistades de Villarreal.

En septiembre del 2010, Villarreal iba camino a una subasta de caballos en Oklahoma cuando fue detenido por agentes de la DEA durante una escala en un aeropuerto de Houston. Un portavoz de la dependencia se negó a hacer comentarios sobre la relación de ésta con Villarreal.

Sin embargo, varios oficiales de impartición de justicia familiarizados con el caso declararon que los agentes lo detuvieron durante casi seis horas, al cuestionarlo sobre sus lazos con Miguel Ángel Treviño. Antes de liberarlo, los agentes confiscaron el teléfono y la computadora de Villarreal y le ordenaron reunirse con ellos unos cuantos días después.

Cuando Villarreal regresó, los agentes le dijeron que, o podía trabajar para ellos como informante o enfrentar un proceso legal, de acuerdo con los oficiales. La DEA quería que Villarreal ayudara a investigar el paradero de Miguel Ángel Treviño para luego atraerlo hacia Estados Unidos.

Villarreal alegó que era demasiado nervioso para llevar a cabo la treta, y agregó que Miguel Ángel Treviño nunca confiaría lo suficiente en él como para seguirlo a través de la frontera.

Sin embargo, la DEA insistió y un amedrentado Villarreal cedió, añadieron los oficiales.

Por lo menos una vez, Villarreal le avisó a sus supervisores de la DEA cuando Miguel Ángel Treviño fue a un hipódromo en Nuevo Laredo.

"Las autoridades mexicanas tomaron fotos de 'El 40', pero no trataron de arrestarlo", externó uno de los amigos de Villarreal. "Le dijeron a Ramiro que temían que demasiadas personas pudieran resultar muertas. Ramiro les dijo que si esperaban más, lo iban a matar a él".

En algún momento a fines de ese año, Miguel Ángel Treviño llamó a Villarreal a una junta. Los amigos de Villarreal narraron el siguiente incidente como él se los había descrito a ellos.

Se estableció un punto para recogerlo en Laredo, donde a Villarreal le vendaron los ojos y luego fue llevado en automóvil al desierto mexicano por miembros del grupo delictivo.

Los minutos se hacían eternos al tiempo que Villarreal esperaba la llegada de Miguel Ángel Treviño. Vio dos tambos llenos de un líquido que supuso que era ácido, uno de los métodos preferidos del traficante para deshacerse de los cadáveres.

"¿Dónde está Papi?", le preguntó a los hombres.

"No te preocupes", le contestaron. "Ya viene".

Miguel Ángel Treviño llegó casi una hora después en un auto con más lugartenientes y un hombre desconocido, quien también llevaba una venda sobre los ojos.

El traficante abrazó a Villarreal y preguntó, "¿No me estás traicionando, verdad, Gordo?".

"No, por supuesto que no, Papi", contestó Villarreal.

Al decir que volvería "en un minuto", Miguel Ángel Treviño caminó hacia el hombre desconocido, le quitó la venda de los ojos, le disparó en la cabeza y le ordenó a sus hombres que arrojaran el cuerpo en uno de los tambos de ácido.

Villarreal se desmayó. Le dijo a sus amigos que no sabía cuánto tiempo estuvo inconsciente, pero cuando despertó, Miguel Ángel Treviño le daba palmadas en el rostro y se estaba riendo.

"¿Qué pasa, Gordo?", dijo en broma. "¿No puedes aguantar verme matar a alguien? La próxima vez voy a hacer que lo hagas tú".

"No Papi", dijo Villarreal. "No quiero que haya una próxima vez".

El narcotraficante volvió a abordar su vehículo y se fue. Villarreal fue trasladado de regreso a Laredo e inmediatamente se puso en contacto con la DEA, suplicándoles a los agentes que lo liberaran de su acuerdo.

"Cuando me reuní con él era un completo desastre; sudaba copiosamente, tenía gangrena en una pierna, y apenas podía caminar", externó un ex oficial de impartición de justicia. "Estaba entre la espada y la pared: o permanecía en Estados Unidos y se arriesgaba a ir a prisión, o volvía a México y se arriesgaba a que lo mataran".

Al final, Villarreal, de 38 años, continuó pasándole información a la DEA y, en marzo, Miguel Ángel Treviño lo llamó para otra reunión.

El 10 de marzo del 2011, el auto de Villarreal fue encontrado incinerado cerca de Nuevo Laredo. Quedó tan poco de él que las autoridades tomaron muestras de ADN de las cenizas para identificar sus restos.

Un oficial federal dijo que algunos agentes creían que su muerte fue un accidente, pero admitió que no se llevó a cabo ninguna investigación.

El padre de Villarreal dijo que tenía pocas esperanzas de saber algún día la verdad. Al preguntársele quién creía que estaba tras la muerte de Villarreal, el robusto hombre calvo vio a su esposa, a quien le rodaban las lágrimas por las mejillas, e hizo eco de un estribillo escuchado en tantas víctimas del crimen en México. "Si hacemos preguntas, nosotros podemos ser los próximos en morir, así que para nosotros, este es un capítulo cerrado".

Los rumores de un "asesinato de la mafia" se propagaron por toda la industria de caballos cuarto de milla. En marzo, agentes de impartición de justicia incluso realizaron una redada en los establos de Tremor en el hipódromo de Los Alamitos. Sin embargo, nada de esto pareció desacelerar los negocios de Tremor.

El fin de semana pasado, en Los Alamitos, un potro de Tremor llamado Mr. Ease Cartel logró el segundo tiempo de calificación más rápido para una carrera de un millón de dólares programada para el 24 de junio. Cuando la hija de José Treviño contrajo matrimonio hace poco, los invitados incluyeron a figuras conocidas de la industria, y la revista Track cubrió el "gran evento" en su sitio de internet.

"Si él hubiera sido algún maleante, o la persona estereotípica que uno esperaría que estuviera en un cártel de la droga, entonces quizás las personas no lo habrían aceptado ni hubieran hecho negocios con él", comentó un ex entrenador acerca de José Treviño. "Pero es un hombre realmente amable, así que ninguno de nosotros quería creer que podía tener algo que ver con las matanzas que están ocurriendo en México".

Traducción: Grupo Reforma.

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